Será que se hace mayor y sus logros y avances ya no destacan o no hacen tanta gracia como cuando era un bebé, o que parece que ya no interesa tanto lo que progrese. Como si ya no fuera tan merecedor de ser contado. Pues para mi lo sigue siendo, aunque no hable de sus novedades como lo hacía antes, sobre todo cuando era único y exclusivo, me sigue maravillando verlo crecer, madurar y hacerse personita. Es mi Príncipe Mayor.
Iván se ha convertido en todo un niño pero aún tiene cosas del bebé que fue. Es un niño muy alegre, muy cariñoso, muy extrovertido, muy generoso y tremendamente empático. Necesita sentirse querido, no le gusta estar solito y busca cariño como un gatito meloso, es zalamero y te conquista aunque no quieras. Cariñoso y mimoso hasta el empalagamiento, pegajoso como una lapa y a veces un poco bruto en sus muestras de afecto, no puede evitarlo. Es de los que me dice "te quiero" gritando como si le fuera la vida en ello y dándome un abrazo de los de arrancarme el cuello .
Es un gran hermano mayor, el mejor hermano mayor del mundo. El hermano mayor que me hubiera gustado tener. Es muy bruto y chincha a su hermana como buen hermano mayor, es inevitable, pero la quiere por encima de todas las cosas, la cuida y la protege frente a todo. No puedo evitar sentir un tremendo orgullo cuando veo su amor hacia ella, si alguna vez pensé que hacíamos mal perturbando nuestro mundo con él como único hijo, ahora me doy cuenta que no podíamos darle nada mejor que su hermana.
Es un niño que no teme mostrar sus sentimientos y expresarlos en palabras. El otro día le dijo algo a su hermana que hizo que se me parar el corazón, se me erizara todo el vello del cuerpo y que casi se me cayera una lagrimita.
"Antía, ¿Sabes qué pasó cuando naciste? Que mi corazón se llenó de alegría porque tú eres mi hermanita".
Ante cosas así una se queda sin palabras. Me enamora la espontaneidad de mi niño, que no tenga reparos en expresar sus sentimientos, que demuestre así el amor hacia su hermana. Y si yo temía que su hermana supusiera para él un obstáculo en nuestra relación, esto no hace sino demostrarme que es el mejor regalo que le hemos hecho.
Ahora está pasando unos días tristes y difíciles, su mejor amiga del cole se ha ido a su país unos meses porque su abuela está muy enferma. Eran uña y carne así que sale todos los días del cole con cierta melancolía porque no está allí su compañera del alma, tanto que dice que quire que nos toque la Primitiva para irse a visitar a A a Polonia. Y si por él fuera organizaríamos todas las tardes una merienda para sus compañeros, ya que tiene un empeño enorme en que vengan a jugar a casa y enseñarles sus trenes.
Pero es un bichillo, tiene lo suyo. Es un pelín desobediente, o como yo le digo, padece "sordera genial", sí, vaya, que solo oye lo que le sale de... de ahí, sí. De esto que a la quinta ya he perdido la paciencia porque veo que me ignora olímpicamente y no puede ser, por mucho que cuente hasta cincuenta y vea rinocerontes naranjas por doquier al final me sale la vena #malamadre.
Estamos en la etapa de las manos poseídas, las cabecitas locas y los cerebros que dan órdenes. ¿Alguna mamá o papá en la sala que sepa de qué hablo? Sí, me refiero a de "yo no he sido, han sido mis manos que lo han hecho", "yo no quería, ha sido mi cerebro que me lo ha mandado" y similares. De esto que hace algo que te saca de tus casillas pero luego te pone una excusa que te tienes que aguantar las ganas de reír por no perder autoridad. Porque además, cada vez que se porta mal, tiene una excusa de lo más lógica y convincente, siempre acompañada con una buena dosis de dramatismos que hace que me tiemble todo y me sienta de nuevo muy #malamadre.
Y ahora está muy feliz porque ha aprendido a leer, en dos semanas ha pasado de separar sílabas a leer de corrido, y ha sido él solito. En clase aún no están en ello y en casa no hemos tenido tiempo de pararnos con él como para enseñarle, pero este niño como siempre va un paso por delante nuestro y ahora nos lee o mismo el folleto de las ofertas que los rótulos del telediario. Fantástico, pero si antes era insaciable ahora aún más, no ha soltado un libro que quiere otro, y siempre bajo nuestra supervisión, porque le gusta que le digamos lo bien que lo hace o le corrijamos los fallos. Es humilde porque si no lo hace bien o falla lo reconoce, y además siente orgullo por el trabajo bien hecho y le gusta que reconozcamos el mérito.
Mi niño que tiene ya cinco años... Y pico. Y hace 6 años tal día como hoy era una pequeña lentejita que comenzaba a gestar su vida en mi interior. Ya no es mi bebé pero sigue siendo mi niño, mi adorable niño.