Uno de esos días en el trabajo la señora mística me llama a parte para preguntarme. Claro, aún era pronto para saber, pero ella volvió a tocarme la tripa y me dijo ESTAS EMBARAZADA. Ante esta afirmación yo me volví loca de alegría. Le dije a mis compañeras el que, pero ellas me dijeron “y tu la crees?” Pues si, no se. Yo era inocencia y credulidad en estado puro. Por aquel entonces me podías contar la historia mas descabellada que pasase por tu cabeza que yo me la creía.
Claro, cuando llegué a casa le conté todo al bueno de mi marido y el se contagió de mi emoción. Pero de una manera nunca vista, tanto que empezamos a apuntarnos a todos los sitios de bebes, las webs que regalaban baberitos o te enviaban muestras de papillas, etc. Incluso pidió un pack de cositas de bebe por internet.
Y bajó la menstruación.
Jamás me había sentido así de mal. Si, no llevaba nada y menos buscando, pero me lo había creído tanto que el golpe fue grande. Por supuesto que intentaba no mostrarle mi mal estar a mi marido, que digo yo que también se llevaría un chasquillo.
Me sentía fatal y a la señora mística le dije “oye, que me ha venido la regla” puso una cara larga y se quedó en silencio, pensando. Estuvo días sin hablarme y un dia me dice “tu te quedarás embarazada cuando cumplas los 40″
Vaya cambio de plan, de estarlo ya a tener que esperar 14 años para lograrlo. Anda ya! Pero lejos del anda ya yo lo que hice fue hundirme mas, todo por que, como he dicho antes, me lo creía todo. Pasada una semana pensé que ya estaba bien, que tenia que buscarme una distracción que hiciera que todo lo demás fuera mas llevadero y en la que me pudiera refugiar.
Y lo encontré.