Desde hace muchos años, lo habitual es que las mujeres embarazadas tengan a sus hijos en un hospital. Esta costumbre ha normalizado los partos medicalizados y controlado por personas ajenas al proceso que se está llevando a cabo para traer a nuestro bebé al mundo.
Por supuesto, la presencia de personal médico o cualificado para el parto es vital y necesaria. Pero, si pensamos fríamente lo que supone un parto hospitalizado, nos daremos cuenta que la mujer en todo momento se encuentra limitada a estar tumbada y a seguir las instrucciones que se les está indicando, eso sí, enchufada a un sin fin de máquinas.
Está claro que el parto medicalizado puede ahorrarnos bastante dolor al dar a luz, pero, ¿hasta qué punto beneficia a la mujer? ¿Favorece o entorpecede el vínculo entre madre e hijo? Nuestra ginecóloga y obstreta, Alicia Fontanillo, nos da las claves respecto a las desventajas del parto medicalizado, en el siguiente vídeo.
¿Las conoces?
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