Hay días en los que no tenemos todo ese tiempo pero nos lo inventamos. Aminoramos la marcha, preparamos la comida un poco más tarde y, aunque eso saque de sus estructuras a Abuela (ya lo conté en la presentación), nos hacemos un lugar para cumplir con nuestro plan.
Estos días andamos con mucho por hacer por una situación que gira en torno a Abuela. Requiere de nuestro cuidado, mimos y atención. Y como el tiempo apremia, el post de hoy será breve pero será.
Hace algunos días vimos en un programa de tv unos bellos aviones realizados con los cartoncitos de los rollos de papel higiénico. Ahí se nos ocurrió la idea de hacer los nuestros pero con un toque diferente.
Si desde antes que viniera Mirula al mundo me gustaba verle el lado bueno a la vida, con su llegada eso se potenció. No creo en eso de que la gente esté cada vez peor, que los chicos estén cada vez más bravos, que la gente esté cada vez más egoísta, etcétera. Porque sí, eso pasa. Soy positiva, no necia. Pero también veo que el amor y el pensamiento positivo están tomando terreno a pasos agigantados. Debe ser que me rodeo con gente que siente así y también busco generarlo. Lo que uno da, vuelve. Entonces procuro dar amor y mensajes lindos.
Hay un cambio importante en el mundo y muchos nos damos cuenta de que hay una sola respuesta: el amor. Parece simple, hasta cursi, pero es la única verdad.
Amor por la naturaleza, por la vida, por el arte, por el saber, por el sentir. Amor por mí mismo y amor hacia los otros.
Todo esto motivó que una mañana nuestros aviones sumaran mensajes lindos en la plaza del barrio. No sabemos si se los llevaron, si los rompieron, si los leyeron. Optamos por imaginar que se los llevaron, los leyeron y jugaron con ellos. En la plaza vimos sólo los hilos colgando al otro día.
Para nosotras la idea fue bella desde un principio: pintamos, cortamos, pegamos papeles, pensamos las frases y las escribimos.
Mirula caminaba feliz hacia la plaza mientras llevaba sus aviones con mensajes lindos. La plaza estaba casi vacía en esa mañana fría de sábado y aprovechamos la soledad para colgarlos del centro de los juegos y luego, jugar las dos en todos ellos.
Está bueno compartir lo bueno. Sumar un granito de arena, por pequeño que sea, a hacer del mundo un lugar más lindo. Sólo de nosotros depende.
El amor está en todos lados.
Y vayan con atención, tal vez en alguna plaza, en un día cualquiera, encuentren mensajes al azar que eran justo para ustedes.
Hasta la próxima :)
Sonreí. Nunca dejes de jugar. Abrazá a tus hijos. Sé feliz.