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Ese día, fue muy importante para mí, porque no solo vi de cerca con terror la situación de muchas familias en España, sino que vi el lado humano de dos profesionales de la salud que de forma desinteresada ayudan constantemente a sus pacientes.
Muchas veces, nos quejamos de nuestros problemas y circunstancias, y olvidamos que siempre habrá alguien que esté peor que nosotros. No todas las personas que atraviesas por una crisis económica, la sufren por haber vivido por encima de sus posibilidades, aunque es verdad que hay muchos casos, pero, ¿cuántas familias por ejemplo se han quedado sin un duro gracias a la estafa de las preferentes?, ¿cuántas tras un despido no han podido asumir sus hipotecas?, ¿cuántas pierden sus empleos debido a alguna incapacidad en algún miembro del grupo familiar?, ¿cuántas personas han buscado empleo desesperadamente durante meses sin conseguirlo?. A veces es muy fácil juzgar y culparles de su situación, hay de todo, hay quienes están así porque han pasado de todo, se han recostado al sistema, viven felices con las ayudas, o desangrando a sus ancianos padres, pero hay gente que no, existen personas que atraviesan una situación difícil y necesitan que se les tienda una mano para salir de ese atolladero.
Ese día tan triste, fui inspirada por dos mujeres tan valientes y generosas, que en ocasiones les dan dinero a los pacientes para que puedan acudir a las consultas. Yo solía asistir a las consultas recién parida, con mi bebé en brazos, llegaba en la comodidad de mi coche con mi bebé abrigadito y bien sujeto a su sillita, aunque después de dar a luz mi empresa decidió despedirme, mi esposo gracias a Dios conserva su empleo, y entre sacrificios y esfuerzos económicos y un emprendimiento, hemos podido seguir adelante, no somos ricos, pero a nuestro hijo ni a nosotros no nos falta la comida, medicina, ropa, una cama caliente ni un techo con servicios básicos donde resguardarnos.
Ese día pensé, que yo no tenía empleo, y estaba muy estresada por ello, pero le dí gracias a Dios por todo lo que me brindaba, y ví a mi bebé, cómodo y abrigadito, bien alimentado, sano, y sentí dolor por esa madre, y sentí pena por esa bebé. Ellas me explicaron, con la naturalidad de quien bebe de un vaso con agua, que solían ayudar a los pacientes, y que si algo sobraba se los llevaban a Cáritas. También supe ese día, que con otras pacientes que estaban en situación critica, habían colaborado con ellas dándoles los implementos para confeccionar delantales, e incluso en alguna ocasión les había tocado coser los delantales hasta la madrugada junto a las pacientes, ellas lo hacen con gusto, sin ánimo de lucro, su ayuda es desinteresada y solo saben dar y dar, sin pedir nada a cambio, son un par de ángeles, de héroes anónimos que luchan cada día por hacer de este mundo mejor, y su bandera es el don de la caridad.
Aun estando en el hospital, rápidamente llamé a una amiga Sandy que vive en la zona, que tiene una niña de cinco años, le expliqué la situación y me dijo que me fuese a su casa. Antes de tomar el coche, envié un e-mail a las madres de niños menores de cinco años, casi todas eran madres de bebés de máximo dos años, y les explique la situación de la peque, era una situación desesperada, había que ayudar y rápido.
Ese día, aprendí otra cosa, muchas veces el que mas ayuda no es el que mas tiene, mi amiga Sandy, revolvió todos los armarios y cuando llegué a su casa, había conseguido algunas cosas que eran de su nena, ella las había guardado de recuerdo, por si acaso otro bebé, o para alguna prima, pero prefirió donarlas. Mi amiga Sandy no trabaja desde que tuvo a su nenita. Al día siguiente, se presentó en mi casa, mi amiga Nahyra, que se había quedado en el paro el mismo día que yo, llegó con un cargamento de pañales, potitos, galletitas, y ropa de su niña que también tenia la misma edad que la peque de esta historia y cosas de su otro niño que ya tenia unos tres años. Otras amigas, como mi amiga Isa, me dijeron que buscarían y separarían algunas cositas de sus hijas, otras no respondieron nunca. Otra chica, con su marido en paro, y una situación bastante complicada a nivel económico, buscó ropita de su hija de diez años e igualmente lo entregamos a Cáritas, porque su niña es bajita y las niñas que apadrina uno de estos ángeles (3 hermanitas hijas de una paciente), parecen misses de lo altas que son.
Cuando recaudamos todo lo que pudimos, comidita, ropita, abrigos y mantas, se lo llevamos a una de ellas, se sorprendió de lo rápido que llegó la ayuda, habíamos tardado solo un día en hacer acopio de cositas de emergencia para la bebita, había muchas cosas de varón, porque yo cedí todo lo que #miniMoi tenia duplicado, no era mucho, pero al ser de la misma edad le quedaría todo, y bueno mejor ir de azul extremo que con frío, también le compramos algunas cositas nuevas, pero dimos prioridad a la comida.
España es sin duda uno de los países con la gente mas colaboradora del mundo. Cuando se pide ayuda por una causa justa nunca falta quien se ofrezca a echar una mano, si no, nadie se explicaría comocon el niel de paro que existe actualmente, esta sociedad sale adelante. La respuesta: la familia los amigos, las asociaciones de ayuda humanitaria. Es impresionante como la situación desesperada de una madre y su bebita, nos pueden regalar tantas lecciones.
Los ángeles anónimos, como me gusta llamarlas, les dieron la ropita y la comida a la señora. Cuando pregunté de nuevo por ella para saber si necesitaban algo mas, me indicaron que no había regresado por la consulta, es normal, muchas personas no pueden trasladarse a los hospitales porque no tienen dinero para pagar el pasaje ¿sucede en España?, si, lamentablemente sí. Afortunadamente también sucede que hay gente maravillosa dispuesta a ayudar y hacer de la situación de estas personas mas llevadera.
Ser caritativos no cuesta nada, porque eso que das por poco que sea, para otro significa un mundo. En España, hay cientos de proyectos, unos auto gestionados como el de los ángeles que acabo de mencionar, otros de asociaciones civiles como la "operación kilo", algunos de grandes organizaciones, como "Dona Sangre" (y salva vidas) de la Cruz Roja, otros mas internacionales como el que lleva mi amigo, Luis Casado Bermejo, "Sonrisas para Nepal", quien después de muchos viajes y conocer a este pueblo se ha sentido tocado por la tragedia del terremoto y ha querido ayudarles y cualquiera puede aportar su granito de arena.
Como veis, algunos proyectos humanitarios son de índole local, otros internacionales. Lo importante es saber y querer ayudar, no importa de que tamaño sea tu aporte, si es económico, material o aportando algún recurso como tu mano de obra, lo importante es ayudar, porque si todos nos ayudamos, haremos que esta sociedad sea mas justa y estaremos brindando oportunidades y sobre todo, "esperanza".