Alguno de mis pocos lectores, lo de "pocos" es porque en también en esto de blogear soy un fracasado ;), se estará preguntando adonde quiero llegar con este rollo. Hoy quiero escribir algo sobre la frustración, y claro la frustración es una respuesta habitual al fracaso.
Mi próximo objetivo como padre gañán es intentar que mi hijo se sobreponga a los fracasos sin frustrarse. Todos celebramos los éxitos de los pequeños premiándolos con aplausos, ánimos y fanfarrias, pero no tendemos a tratar el fracaso de forma muy distinta. El fracaso se esconde, se niega, se castiga, la verdad es que tiene una prensa muy mala. Se ha creado un clima tan injusto con el error que hace que neguemos precisamente lo que más lecciones nos da en la vida. Creo que los niños se frustran porque quieren siempre nuestro aplauso, les hemos enseñado a necesitarlo, porque además no hemos preparado bien nuestra respuesta a cuando se equivocan o cuando las cosas no salen como quieren. Creamos el miedo al fracasso
Hay que enseñarles a mantener la calma, mostrarles porqué las cosas no han salido como ellos quieren y aprender para la próxima. Decirles "Tranquilo, no te enfades ya veras como si haces esto o aquello te saldrá mejor la próxima vez". Unos amigos le suelen decir a su hija "No pasa nada, unas veces se gana y otras se aprende". Cuando nos enfadamos, y los niños en esto no creo que sean distintos, no vemos soluciones que si mantuviésemos la calma serían obvias.
Se que soy un gañán y seguro que me equivoco, pero igual hay que empezar a premiar los intentos. Si lo intentas de verdad, y pones todo tu empeño en hacer algo siempre ganas algo, no importa las veces que lo hagas mal, aprendes y te superas. Quizá si le quitamos a los niños el miedo al fracaso y les enseñamos a manejarlo y a aprender de él les estemos haciendo el favor de sus vidas. Yo estaba harto de las rabietas cada ver que se caía la torre de bloques de construcción. En ese juego hay una enseñanza implícita que es vital "No pasa nada, si la torre de cae, hacemos otra con una base más fuerte" igual que no pasa nada cada vez que das un tropezón en la vida, te levantas e intentas hacerlo mejor o de otra forma. No te fijes en los que siempre les sale todo bien. Es mentira, sólo esconden sus errores. La mejor enseñanza que se le puede dar a un hijo es aprender a levantarse, porque de caerse no vamos a poder librarles siempre.