Exagerada, podrás decir. Y quizá un poco. Porque en 46 veranos que llevo a mis espaldas no sabría decir cuál ha sido mi mejor verano. Todos han tenido algo bueno, o muy bueno, que lo podrían alzar al título de mejor verano. Pero sin lugar a dudas creo que este, junto al que fuimos a Disney, ha sido el mejor verano de mi vida como madre. Y ¿por qué? Porque para la Princesa ha sido el mejor verano de su vida y así, tal cual, me lo ha dicho.
Y es que este año ha descubierto lo que es tener una pandilla, lo que es sentirse libre yendo de aquí para allá con su bici, lo que es hacer una caminata nocturna con linternas… Lo placentero que es ver atardecer en la montaña y en el mar; esperar un eclipse de luna; ir a dormir a casa de amigos, bañarse en el río y en el mar; disfrazarse, ir a la verbena o salir a caminar con mamá bien temprano. En definitiva, lo que es veranear en un pueblo.
Ya lo decían los de Aquarius, todo el mundo tendría que tener un pueblo y entonces, todos disfrutaríamos año tras año del mejor verano de nuestra vida.
¡¡FELIZ LUNES!!