Revivir la maternidad es revivir también experiencias pasadas que te han dejado un gran sabor de boca y que hasta echabas de menos. Me pasa con la lactancia materna y me pasa también como el porteo, que aunque las he disfrutado por un tiempo mayor al esperado, no he podido evitar sentir morriña por cuando eran recién nacidos o bebés de meses y esas vivencias eran más intensas.
El porteo es, sin una de las experiencias más disfrutadas con mis hijos, de esas cosas que piensas "volvería a ser madre solo por portear de nuevo a un bebé". Y es que no hay nada en la vida comparable al placer de sentir el calor de tu bebé sobre tu pech, sentir que cuando está sobre ti está tranquilo y feliz, sentirlo respirar pausada mente y dormitar en el que para él es el lugar más cómodo, cálido y seguro del mundo.
Ahora mismo, mientras escribo estas lineas, tengo a mi bebé durmiendo plácidamente dentro del fular, bien pegadito a mi, y no puedo evitar bajar la cabeza y besarlo mientras voy tecleando. Me siento a gusto sintiéndolo tan cerca, me siento tranquila sabiendo que él está donde quiere. Hace un rato lloraba en la cuna, en el cochecito, en la hamaca, ha sido ponerlo en el fular y quedarse tranquilo.
Portear a mi bebé me transmite paz, mucha paz. No se cómo explicarlo. Al hacerlo pauso mi ritmo, me adapto a él, me mezo suavemente, hablo suave o incluso permanezco en silencio si estoy sola, todo para no alterar la tranquilidad de mi bebé. Veo su cara durmiendo sobre mi y esa pa que transmite me la traspasa. Podría pasar horas así, sintiendo que el mundo se para, que nada alrededor importa mientras mi bebé duerma tranquilo sobre mi.
La experiencia es un grado, para lo bueno, para lo malo, y para lo mejor. Hoy se más que cuando nació mi niña hace 4 años, y mucho más que cuando nació mi hijo mayor hace 7 años. En esto de portear no podía ser menos, y saber más, tener más formación y experiencia me motiva y me ayuda a disfrutar de esta experiencia aún más que con ellos.
Este mi bebé salió del hospital metidito en la bandolera, y desde entonces los portabebés ergonómicos han sido nuestro medio de transporte habitual, por placer y por necesidad. Para el placer no hay excusa ni motivo, es portear cuando quiero, en cualquier ocasión y momento porque sí. Por necesidad, porque hay momentos o actividades para las que el porteo es indiscutiblemente la mejor de las opciones.
Si emocionalmente el porteo puede ser una gran experiencia, a nivel práctico no puede ser menos. A estas alturas de mi vida, encaminando una tercera maternidad con dos hijos aún pequeños, con muchas responsabilidades, actividades y horarios que cumplir, el porteo es mi salvavidas, mis dos manos más, lo que me permite llegar y cumplir a todo sin morir en el intento.
Durante el embarazo llegué a plantearme no tener cochecito y que el porteo fuera el único medio de transporte de mi bebé, pero luego pensé que no soy yo la única que quiere disfrutar de él y que hay tantas ocasiones como necesidades, y es que a sus hermanos les encanta llevar a su bebé en el cochetito y no quería privarles de ello.
En el fondo me alegro de haber tomado esa decisión porque físicamente, por las secuelas de tres embarazosy tres partos vaginales mi suelo pélvico ha quedado hecho papilla y esto del porteo me lo tengo que tomar de manera relajada hasta que me vaya recuperando. Aún así porteo todo lo que puedo porque si no lo hago pienso que me estoy perdiendo una oportunidad maravillosa.
Mis portabebés más utilizados en este tiempo son la bandolera y el fular elástico, dependiendo del momento. Lo mejor de los portabebés ergonómicos es que hay uno para cada ocasión o necesidad, lo que le falta uno lo tiene otro y teniéndolos a mano puedes adaptar perfectamente el porteo a tus necesidades.
El fular lo utilizo sobre todo para llevar y recoger a los niños al cole ya que lo llevo preanudado y puedo meter y sacar a mi bebé rápidamente y con facilidad, teniendo en cuenta que debo subir y bajar del coche varias veces. Si voy a dar un paseo largo, para ir a la compra, si estoy en casa y mi bebé necesita mucho contacto como ahora mismo, es mi opción elegida.
La bandolera la llevo siempre encima, en el coche o en el cochecito del bebé, para cuando pueda hacerme falta. Las primeras semanas fue lo que más utilizamos porque aún hacía mucho calor y la bandolera es un portabebés fresquito, al llevar una sola capa de tela lo aligera aún más y es muy cómodo para ambos.
En estos dos meses el porteo me ha salvado muchas situaciones y he podido compatibilizar el cuidado de mi bebé con otras actividades, lo que me proporciona una libertad y seguridad que no tiene precio. Y es que da gusto poder seguir el ritmo a mis hijos o disfrutar de visitas culturales, actividades lúdicas donde el cochecito me obligaría a quedarme fuera, o lo que simplemente se traduce en hacer una vida relativamente normal.
Si algo ha cambiado en estos años es la aceptación del porteo como algo normal y beneficioso para el bebé. He pasado de ver que la gente se llevaba las manos a la cabeza al verme "con el bebé ahí colgado", "pero cómo puedes llevarlo ahí", "no te da miedo que se caiga" a que todo se resuma en "qué bien lo llevas, es que ahí es donde mejor va". Definitvamente el mensaje va calando, el porteo ya no es algo excepcional, cada vez somos más las mamás y papás que disfrutamos de esta experiencia y parece que en general vamos demostrando que definitivamente no es una moda pasajera, que es una manera cómoda segura y ante todo natural de llevar al bébé.
Para mi es normal ir con mi bebé en un portabebés y cuando voy por la calle no me siento especial en absoluto, ni me doy cuenta de si me miran o me comentan. Pero es cierto que donde voy la gente me mira y soy el centro de atención. Y no es porque sea "raro" sino porque da mucha ternura ver a un bebé arrebujadito dentro de una tela en el pecho de su mamá. Mucha gente me para, me pregunta, mira a mi bebé -sin tocar-ventajas de llevarlo tan cerquita de mi-, incluso hay quien me dice que cómo le hubiera gustado que estas cosas las hubiera cuando sus hijos eran pequeños,. eso me transmite que la visión del porteo ha cambiado para bien, y me alegra infinito que sea así.
Tengo muchas expectativas depositadas en esto de portear a mi bebé. Probar fulares, tejidos, fibras, nudos y otros portabebés que no he usado antes, aprovechar a tope todas las sensaciones que ofrece el porteo, sobre todo ahora que es tan pequeño, pero sobre todo que esta experiencia se prolongue en el tiempo lo máximo posible y que de nuevo sea algo que marque profundamente esta tercera maternidad.
Si tienes un bebé te aconsejo que te animes a portear. No tengas miedo, deja los prejuicios atrás, por lo menos inténtalo, porque si no lo haces no sabes lo que te puedes estar perdiendo. Y si ya no es tan bebé, también, porque nunca es tarde para probar esta maravillosa experiencia.