Que el porteo, es decir, la acción de llevar al bebé en brazos en un portabebés ergonómico, es cada vez más habitual, está a la orden del día. Ya no nos sorprende ver a madres y padres que llevan a su bebé en un "trapo" o "pañuelo". Pero que todavía para muchos es un concepto desconocido, o no comprendido en su totalidad, también es cierto. Sobre todo para quienes no son padres o no lo son de manera reciente.
El otro día me recomendaban vender en mi tienda de portabebés ergonómicos sillas de bebé para bicicletas. Agradecí la sugerencia, pues entiendo que la intención era ayudarme y el consejo provenía de alguien que creo que me tiene estima, pero le dije que no va en la linea de mi trabajo."¿Cómo que no? Es para transportar bebés."
Vale, he aquí la confusión más habitual. La que se produce en quien ve el porteo desde fuera como una mera manera de llevar al bebé (porque sí, realmente el cochecito o la sillita de paseo cumple esa función) y de algunos padres que solo entienden esa parte de todo lo que engloba el porteo. Creo que el hecho de que quien me plantea esta concepción sea un "no-padre", influye.
Pero portear no es transportar. Sí, el transporte del bebé es una de las funciones del portabebés -por algo se llama "porta-bebés"-, pero no es ni la única, ni la principal.
Recuerdo cuando una parejita que recién habían sido papás vinieron a visitarme a la tienda, tras probarse algunos portabebés ergonómicos y elegir un fular elástico, el papá me comentaba con efusividad "es que portear no es acarrear a tu bebé, es mucho más". Y sí, tiene mucha razón.
Portear es más que llevar al bebé en brazos
En el porteo, además de llevar al bebé con nosotros en una postura cómoda, segura y respetuosa con su postura fisológica, entraña una gran parte emocional. El contacto físico directo, la interacción mamá/papá-bebé, hacen del porteo una experiencia más allá del puro transporte. Es estar en todo momento con tu bebé, ofrecerle consuelo, refugio, calor, mantener el contacto visual, poder hablarle y besarle sin esfuerzo, enseñarles el mundo desde nuestra altura y nuestra perspectiva.
Para el bebé el mejor lugar, el más agradable, el más seguro, es el regazo de su madre. Es a quien conoce, pues 9 meses dentro de su barriga dan para mucho y el latido de su corazón, el sonido de su voz, es lo que más reconoce. El calor corporal de su madre le ayudará a regular su temperatura, sincronizarán su ritmo cardíaco y, junto al olor de la piel materna, se sentirá seguro. No es casualidad que los bebés se calmen en brazos de su madre en cuanto son cogidos por ésta. Podría recordaros los múltiples beneficios del porteo pero no quiero aburrir más de la cuenta.
Al papá no lo conoce tanto, pero es una estupenda ocasión para comenzar establecer ese vínculo tan especial del que tanto hablamos. Nada como estar cerca de su padre, piel con piel, sentir su calor, escuchar su corazón, oir de cerca su voz, conocer su olor corporal, para que poco a poco el bebé conozca cada vez mejor a ese ser tan especial que pronto comenzará a llamar papá.
El porteo es más que transportar. Es sentir, es disfrutar, es vivir, es querer. Cuando tienes a tu bebé recién nacido en brazos crees que siempre será así, una criaturita pequeña e indefensa. Pero el tiempo pasa muy rápido y, cuando te das cuenta,tu hij@ ya vuela sol@ y ese bebé que un día fue es tan solo un bello recuerdo. Los bebés son efímeros y el porteo te da la oportunidad de disfrutar plenamente de esa maravillosa etapa.
Es una sensación única besar a tu bebé todo lo que quieras, ir hablándole mientras caminas por la calle, enseñarle el mundo desde tu altura, tanto como verlo dormir plácidamente sobre tu pecho. Como madre -y como padre- no habrá mejor sensación que la de saber que eres el mejor colchón, la mejor almohada, el mejor sitio para descansar y dormir para tu bebé. Nadie mejor que tú para enseñarle, para estimularlo, para ser su referencia, para reconfortarlo.
Sí, se puede usar el porteo como mera manera de transportar a tu bebé, pero creo que hay poc@s mamás/papás que, una vez que lo prueban, se rindan ante un bebé durmiendo como un bendito sobre su pecho, a esa carita de placer al sentir la cercanía con el ser que le dio la vida. Poc@s hay que no puedan evitar besar la carita de su bebé hasta la saciedad. Lo confieso, yo besaba a mis niños hasta el infinito y más allá, y lo sigo haciendo cuando los llevo en brazos. Es un placer al que no pienso renunciar mientras pueda (y me dejen).
Por eso portear es más que transportar. Porque es contacto, es sentimiento. Es comunicación, es vínculo. Porque es una experiencia que deja huella.