¿A que si hacéis un poco de memoria os véis con cinco, o seis años, nerviosos por tener que salir a la pizarra o leer en voz alta por orden de lista?
Y así, podría deciros miles de ejemplos, de anécdotas y recuerdos, que marcaron una época, la de la generación de muchos de nosotros.
Cuando hablo con mis amigos sobre los tiempos del colegio, siempre digo lo mismo '¡¡qué tiempos aquellos!!'
Me da igual repetirme, ¡es que fueron tan relajados y felices! Y por supuesto, recuerdo a la primera profesora de mi vida. Se llamaba Carmen, era muy alta, tenía el pelo corto y blanco, y siempre vestía una amplia sonrisa. Con ella pasé los primeros años de mi educación, de mi vida académica.
Y no sé si es por eso, o porque sencillamente le tenía mucho cariño, pero su huella con el paso de los años es inborrable. Todavía la veo en ocasiones. Está exactamente igual, pero ya no ve tan bien y le cuesta reconocerme cuando me la cruzo por la calle...
No sé cómo serán las cosas ahora. Si los niños de hoy en día sienten tanta admiración y gratitud hacia sus maestros, pero para mi, ella fue mucho más que una profesora. Porque cuando eres tan pequeño y sales de casa a recibir 'el mundo real', agradeces mucho que te traten tan bien y con tanta dedicación.Además, no sé si os pasa, pero las primeras lecciones, las frases que te decían, los consejos...¡no se olvidan nunca!
¿Creéis que se trata de algo vocacional? ¿Que los maestros de ahora han perdido esas ganas e ilusión, porque los niños no son 'como los de antes'?¿Me contáis vuestro recuerdo del primer maestro que tuvistéis? Porque bueno o malo, lo tenéis, ¡seguro!
Feliz fin de semana...
Foto. Migatitamica/wordpress.com
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