“Que si los maestros no hacen nada”, “que si hoy en día el maestro tiene muchas vacaciones” ,”que si ganan mucho dinero” ,”que si su trabajo es tan increíblemente sencillo que lo podemos hacer todos” “que si… que si..” ¿Cuántas frases como éstas han tenido que escuchar los docentes a lo largo de su carrera? Estoy segura de que un montón de veces. En los últimos años, los profesionales de la educación han sido maltratados por algunos políticos y por algunos padres.
Han tenido que aguantar como los altos cargos del país, echaban por tierra todo su trabajo. Han tenido que oír que la filosofía, el arte y la música eran asignaturas que distraían a los alumnos de las materias importantes. Han tenido que comunicarse con familias, que lo único que hacían eran acusarles sin sentido de los malos comportamientos de sus hijos, o de sus malas calificaciones. Y en muchas ocasiones, han tenido las manos atadas y no han podido aplicar en las aulas todas las cosas que pensaban hacer con los alumnos por amenazas de despido.
Desde mi punto de vista, no sé de dónde viene tanto odio, rencor y faltas de respeto hacia los maestros. Entiendo que años atrás la enseñanza era autoritaria, poco flexible, y no comprendía ni a los estudiantes ni a las familias. Y, entiendo que algunos docentes utilizaran el miedo y las amenazas para que los alumnos prestaran atención a las clases. Pero poco a poco, las cosas han ido cambiando. Soy consciente de que hay maestros que no lo son por vocación, sé que no sienten pasión por lo que hacen y que no disfrutan de su día a día.
Sé que hay docentes que no luchan por mejorar la educación, sé que todavía hay profesores que siempre optan por la metodología tradicional para no esforzarse. Pero, afortunadamente también hay profesionales que dan lo mejor de sí mismos a los alumnos. Maestros que se implican, que motivan, que ilusionan y que emociona. Que se interesan por los estudiantes. Que de verdad se preocupan por su bienestar y quieren lo mejor para ellos.
No os voy a engañar: ser maestro es duro. Ellos tienen la responsabilidad de formar a los alumnos para la vida. Ellos y las familias aplican valores importantes para el día a día de los estudiantes. Y ellos, son los que tienen que sacar a la luz cada talento de los alumnos. Ellos tienen que darse cuenta del potencial de cada uno y desarrollarlo al máximo.
Padres y escuelas tienen la labor de educar a personas comprometidas, sensibles al mundo que les rodea, solidarios y tolerantes. Es un recorrido largo y con bastantes obstáculos en el camino, pero al final, estoy segura de que merecerá la pena. A pesar de todas las acusaciones sin fundamento y sin sentido hacia los docentes, soy de las que piensa que ser maestro mola. Mola por encima de todo lo malo. ¿No me creéis? ¡Aquí os dejo mis diez super razones!
Si eres maestro de infantil, dejarás salir con facilidad el niño que hay en ti
Esto no significa ni mucho menos que te comportes como tal, sino que disfrutarás como un enano cuando en el aula se hagan murales con pintura de dedos y cuando toque mover el esqueleto con música divertida. Te disfrazarás sin ningún motivo (únicamente para hacer reír a los niños), y perderás totalmente el sentido del ridículo. Dejarás salir tu lado más natural y creativo.
Si en el aula estás con niños de un año o menos, sentirás al instante un torbellino de dulzura, de cariño y de ternura.
Se te ablandará el corazón, y crearás un ambiente cálido, tranquilo y seguro para que los bebés puedan sentirse cómodos y la separación de sus padres sea lo menos dolorosa posible. Seguramente, les cantarás canciones de cuándo eras pequeña, les abrazarás, les acariciarás, y te sentirás orgulloso de ser educador infantil. Ah, ¡y mirarás cientos de veces las cunas en la hora de la siesta para ver si todos están respirando!
Si eres un maestro de primaria, sentirás la admiración de la mayoría de los alumnos
Escucharás miles de veces eso de “mira, profe…” “profe, ¿me ha quedado bien? “profe, ¿puedes venir un momento?”. Aprenderás cosas nuevas cada día en el aula de los alumnos, y para ellos eres todo un ejemplo. Si realizas actividades creativas y emocionantes. Si te interesas por ellos, si sienten que de verdad les preocupas, si se sienten cómodos y relajados, y si expresan sin miedo sus sentimientos: “los tendrás en el bolsillo y dejarás una huella en su corazón”.
Si tus alumnos son adolescentes, tendrás la oportunidad de saber cómo piensan y motivarles
Tendrás la ocasión de proponer debates, de fomentar su pensamiento crítico, de formar a personas solidarias y con empatía a través del aprendizaje por proyectos y el aprendizaje cooperativo. Tendrás la oportunidad de hacer que los alumnos se interesen por el mundo y por las personas. Y tendrás la ocasión de demostrar que ser docente significa mucho más que corregir exámenes y sentarse en una mesa a impartir una lección.
Cuándo eres maestro, tu mente siempre estará activa
“Voy a pensar en alguna actividad para aplicar la educación emocional”, “voy a preparar una pequeña obra de teatro en la que se hable de los valores”, “voy a buscar tales cortos para que los vean los niños”, “voy a buscar temas relacionados con la asignatura para que mis estudiantes puedan debatir y expresar sus opiniones”, “voy a informarme sobre dinámicas que favorezcan el trabajo en equipo y la empatía”.
Inevitablemente, cuando eres maestro, no dejarás de hablar de tus alumnos
“¿Sabes que Pablo ha hecho un dibujo genial hoy? “no te imaginas lo mucho que me he reído con Sara cuándo estábamos bailando y haciendo ejercicios de expresión corporal”, “¿te puedes creer que hoy Diego me ha dicho que tengo ojeras? Menudo piropo que se ha marcado…” “Irene, me ha impresionado. Transmite mucho cariño, comprensión y solidaridad”.
Ser maestro, significa no rendirse a pesar de las adversidades
Acusaciones, ofensas, poco reconocimiento y nula valoración. Duele que parte de la sociedad no se de cuenta del trabajo que haces cada día. Duele que tengas que escuchar como ciertas personas, generalizan y te culpan por el mal trabajo de otros “profesionales”. Pero nunca olvides, que estás haciendo un buen trabajo, y que lo único que importa es que los alumnos y tú estéis cómodos, seguros y felices.
Los maestros de vocación, seréis una parte importante de la transformación de la educación
Vosotros sois los que estáis cambiando las cosas, los que estáis luchando por mejorar la calidad de la educación, estáis diciendo con vuestras voces que el sistema educativo está obsoleto y que no se adapta a las necesidades de los alumnos. Ser maestro significa gritar para que los gobernantes de turno oigan.
Cuando eres maestro, ayudarás a familias y a estudiantes en sus momentos más difíciles
Sacarás tu lado más humano y comprensivo con ellos. Intentarás ponerte en su lugar para saber cómo se sienten, y les tenderás la mano para lo que necesiten.
Cuando eres maestro y estás triste, los alumnos tendrán el poder de cambiar tu estado de ánimo en un segundo.
Te sonreirán, te abrazarán, te darán besos y te mirarán. Simplemente al escuchar “gracias, hoy he aprendido muchísimo y me ha gustado mucho la clase”, todos tus males desaparecerán por un buen rato y te sentirás la persona más realizada del mundo.
Ser maestro es increíble. Ser maestro, debería ser reconocido y valorado por toda la sociedad. Ser maestro no debería dar lugar a pensamientos tipo… “no haces nada”, “te pasas todo el día cambiando pañales y limpiando culos”, “únicamente estás sentado en una mesa”. Generalizar nunca ha sido bueno, y menos meter a todos los docentes en un mismo saco.
Siempre siento envidia de los países nórdicos, ellos valoran más que a nada a sus profesores, confían en ellos y en sus habilidades, y los padres saben que sus hijos están en buenos manos y que van a disfrutar al máximo de su día. ¿Por qué en España eso no es así? Ah, ya me acuerdo, porque los que nos gobiernan están más atentos a robarnos que a cambiar el sistema educativo por completo. Porque está claro que para ellos, la educación es un tema totalmente secundario.
Ser maestro es emocionante. Y los que os dedicáis a ello, no dejéis que nadie os diga lo contrario. No dejéis que nadie os arrebate esa pasión, ilusión y emoción por enseñar y por aprender. No dejéis que sus acusaciones y ofensas os influyan en vuestro trabajo. Y no dejéis que nadie, os diga que vuestra labor no es importante y que carece de relevancia.
Porque vuestro trabajo, maestros de corazón, es increíblemente necesario. Porque vosotros, tenéis la oportunidad de formar a personas que mejoren el mundo en el que vivimos, más solidarias y sensibles con el entorno. Vosotros, tenéis la oportunidad de educar para la vida y de fomentar el espíritu crítico en los alumnos. Vosotros, tenéis la ocasión de educar a personas que luchan contra las injusticias. De formar a alumnos que hablen, que protesten, que no estén de acuerdo con las cosas, y que no sean parte de un rebaño de ovejas. Porque sin duda alguna, ser maestro es algo mágico. Muy mágico.
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