No sé si os habéis percatado de mi tono exagerado y un pelín sarcástico, pero es que este tema me toca la fibra sensible. ¿Por qué? Porque las personas como yo, estamos estigmatizadas por la sociedad. Somos seres desgraciados que tienen la obligación de escuchar durante años y años la misma cantinela: ¿Que no tienes carnet? ¿Pero cómo puede ser? ¿Y no querrías ser más independiente? ¿Cómo te apañas? Estás tardando demasiado en sacártelo. Todo esto te lo dicen con la cara del emoticono de “el grito” de Whatsapp, of course ?
Tengo respuesta para todas esas preguntas:
De conducir, no.
No sacándotelo.
Si crees que la independencia personal depende únicamente de la movilidad geográfica, míratelo.
Pregúntale a cualquier taxista de mi ciudad.
Vale, cuando no tengo ganas de pillar el bus, me dejo la pasta en taxis. Pero también es cierto que yo no tengo que pagar gasoil, ni letras de coche, ni seguro, ni reparaciones. ¿Hacemos cuentas? ?
Bueno, como ya os comenté la semana pasada, mi situación personal ha cambiado “ligeramente”, entonces, y viendo que mi plan A, que era ganar un cuponazo y contratar un chófer de por vida no termina de cuajar, pues he decidido pasar al plan B y sacarme el puto carnet (yo lo llamo así cariñosamente). Cuando comuniqué mi decisión a la gente de mi entorno vi alguna cara de escepticismo, como queriendo decir… ¿Tú? ¿Conduciendo un coche? ¡¿Tú?! ¡¿Conduciendo un coche?!. Es como si Falete se vuelve vegano o como si Marhuenda se afilia a Podemos, paradójico e inesperado. Pues sí, oigan. Ya he dado el paso más importante, que es matricularme en la autoescuela (por tercera vez, creo) y estoy haciendo test como una máquina, que me salen ya las calzadas, los arcenes transitables, las velocidades, las intersecciones, las prioridades, los cambios de rasante, la seguridad activa y pasiva y las tasas de alcoholemia por lasoreja. Al final es hasta entretenido. Un coñazo entretenido.
Os tengo que decir la verdad. Lo único que me ha llevado a tomar esta decisión es que en el fondo me apetece un montón cantar a grito pelao mientras conduzco. Agárrense los machos, la Mari va a ser la dueña de las vías públicas tanto las de poblado como las interurbanas, y prometo que no superaré jamás las velocidades máximas permitidas, que por si no lo sabéis, son 120 km/h en autopistas y autovías no pudiendo rebasarlas ni para adelantar, y 90 km/h en carreteras convencionales en caso de conducir un turismo, pero aquí si se puede rebasar el límite en 20 km/h para adelantar a no ser que el arcen tenga menos 1,50 m (esto último no lo sé seguro). Vale, ya me callo. Siempre se me olvida que soy la única pringada que no tiene el puto carnet.
Teniendo en cuenta mis antecedentes de eterna peatona, ¿creéis que lo conseguiré? Y vosotros, ¿también tenéis una asignatura pendiente?
Estas cosas me dan esperanza…