Desde el primer momento fue una experiencia fantástica en el que la mami y la hija (por horarios yo no podía ir) tenían un momento para compartir que era diferente y ambas se lo pasaban en grande. Creo que desde la primera vez que entró a una piscina (hace tres años y 2 meses aproximadamente) nunca ha llorado... esa pasión por el agua la sigue manteniendo y ahora, a sus poco más de 3 años y medio, sigue yendo a natación (ahora ya se le puede empezar a llamar así) y, además de pasárselo en grande, practica un deporte completísimo.
Viendo el éxito que tuvimos en nuestra primera edición, cuando el enano apareció en nuestras vidas el planteamiento fue el mismo: a los 4 meses (en realidad le faltaba un día para cumplirlos), nuestro último fichaje familiar entraba por primera vez en una piscina. Como evento especial que era fuimos toda la familia a hacer la inauguración y bueno, parecía que toleraba el cambio de medio (iba con la mami).
En un principio nuestra intención era irnos alternando para llevarlo y el que no fuera, adelantando tareas en casa preparando cenas, bañando a la HermanaMayor y cosas de esas tan apasionantes que hay que realizar en el día a día de una casa en la que hay niños pequeños. Finalmente, esta previsión no se ha llevado a cabo como planeamos y, a excepción de un par de veces en las que ha ido con la mami, normalmente lo llevo yo. Las razones para este cambio son que, por un lado, el enano y yo pasamos un rato sin la mami, y por otro, la mami y la HermanaMayor pasan tiempo juntas sin la "interrupción" del enano; la mami en ese rato es solo para ella.
La experiencia con el enano no está siendo igual de perfecta y maravillosa que fue en el primer caso; el pequeñajo llora y justo en esta última clase parece que empieza a tolerar mejor el agua (ha sido la primera clase completa sin llorar), aunque aún acaba haciendo algún pucherito... En él sí que se nota una evolución del "no me acaba de gustar / no me siento seguro / <espacio para poner lo que se quiera>" al "bueno, esto tampoco está tan mal...".
Como padres estamos convencidos que en no mucho tiempo acabará pasándoselo en grande como su hermana y que todos acabaremos yendo a la piscina (o playa) y disfrutando en familia. O al menos eso esperamos!
Antes de tener hijos ya teníamos claro que el deporte tenía que ser un pilar importante en el desarrollo de un niño o una niña, y la natación es un muy buen candidato en el que se les puede iniciar desde muy pequeñitos; luego cuando ya sean más grandes, que decidan por ellos mismos qué camino quieren seguir. Lo que está claro es que, además del beneficio como deporte (y lo bien que se lo pasan), el saber nadar les aporta una seguridad importantísima para poder afrontar alguna situación delicada (y a los padres les da un poco de margen ante algún problema).
Nosotros recomendamos que los apunteis... o es que no se lo pasan bien en la bañera? ;)