O al menos eso dicen mis hijos, que no solo me piden insistentemente que les haga bizcochos y madalenas sobre todo, sino que se relamen con mis creaciones y no dejan ni las migas.
Sí debo matizar que en mi casa no cabe un postre que no lleve chocolate. Alguna vez cuelo una tarta de queso o un pudding pero en esos casos somos santo padre y yo quienes damos buena cuenta de ello. Mis hijos, como su señora madre, son adictos al chocolate y por eso debe ser siempre un ingrediente imprescindible.
Así que son muchas las recetas chocolateadas que voy dominando. Hoy os traigo una que, además de un resultado realmente delicioso, es tan fácil de hacer que es delito no intentarlo. Os lo aseguro. Es la receta que elegí para el improvisado bizcocho de chocolate disfrazado de calabaza de Halloween que os contaba en el post anterior.
La receta está sacada des libro de Larousse "Los aromas del chocolate". Aprovecho para contar anécdota. Resulta que me lo trajeron los reyes magos y yo, cuando abrí el regalo y vi el nombre, di por hecho que al abrir las tapas me encontraría un muestrario de diferentes chocolates del mundo para catar según me indicara el libro. Porque además el libro tiene forma de tableta de chocolate, ahí, engañando a la vista. Mi gozo en un pozo. El libro no tenía más que páginas, te indica como desgustar el chocolate pero las muestras búscatelas tú, bonita. Con las ilusiones que yo me había hecho.
Bueno, vamos a la receta. De este libro he sacado muchas y casi todas me han dado muy buen resultado. Esta en concreto la probé para la tarta que improvisé en el cumpleaños de Iván (tenía varicela, habíamos aplazado la celebración pero la familia decidió visitarnos esa tarde para soplar las velas con él) Y la respuesta general fue "¡Qué buenísima que está esta tarta!".
Vaya por delante que en esta receta no encontraréis fotos espectaculares. Porque lo cierto y verdad es que cuando caigo en la cuenta de hacer alguna foto lo tengo manga por hombro o ya le hemos hincado el diente, ¡soy un desastre!.
BIZCOCHO CUATRO CUARTOS DE CACAO
Ingredientes (para molde de 26cm)
- 250gr de mantequilla
- 250gr de azúcar en polvo
- 250gr de harina
- 5 huevos
- 1 sobre de levadura química
- 40 gr. de cacao amargo (yo uso cacao puro Valor)
Preparación
Precalentamos el horno a 160º.
En un cazo, derretimos la mantequilla sin que llegue a hervir y dejamos templar (yo la cambio de recipiente y la vierto en uno de mayor diámetro, para facilitar su enfriado en menos tiempo).
Batimos los huevos con el azúcar hasta que blanquee la masa, añadimos la mantequilla derretida y posteriormente la harina tamizada con la levadura (podéis sustituirla por harina con levadura integrada, yo lo hago siempre) y el cacao (yo también lo tamizo).
Engrasamos un molde con aceite (yo uso spray desmoldante, es lo más práctico que se ha inventado en esto de la repostería), y vertemos la masa en el molde.
Horneamos unos 40 minutos aproximadamente, estará hecho cuando al pinchar con un palito éste salga seco (eso es lo que dice la receta, yo normalmente lo suelo hornear más porque en ese tiempo aún se mancha el palito).
Una vez hecho lo dejamos enfriar unos minutos sobre una rejilla y lo desmoldamos con cuidado para dejar que se enfríe totalmente.
Ya está, más sencillo no puede ser. Solo falta cortar un trocito y deleitarnos con su maravilloso sabor.
Ahora vienen los pequeños cambios que podéis hacer.
No se qué origen tiene este bizcocho (el libro no dice nada sobre ello) pero está claro que no es español, ya que nuestra repostería suele utilizar aceite en lugar de mantequilla. Es por eso que si queréis podeis cambiar la mantequilla por aceite de girasol en la misma cantidad. Yo no lo he hecho completamente, pero sí he sustituído una parte (por no tener suficiente). Es cierto que el bizcocho queda un poco prieto y creo que con el aceite ganará en esponjosidad.
También podéis darle un toque de vainilla con azúcar vainillado o vainilla en pasta, o de limón o naranja con un poco de ralladura de su piel
¿CÓMO PRESENTAMOS EL BIZCOCHO?
Pues como gustéis. Podéis dejarlo tal cual, rellenarlo de mermelada, alguna crema, cubrirlo con ganaché o glaseado de chocolate (con leche, negro o blanco), o simplemente con un poco de azúcar glass. A mi me gusta el toque de azúcar glass, pero normalmente los bizcochos los suelo dejar tal cual.
Podéis añadir fideos o pepitas de chocolate, frutos secos, creo que es un bizcocho que admite muy bien estos elementos.
Es un biscocho ideal para tartas por su consistencia, no lo he probado con fondant pero estoy segura de que aguantará perfectamente y dará muy buen resultado.
Así quedó para el cumpleaños de Iván, el relleno y la cobertura era de ganaché de chocolate negro (¿os he dicho ya que somos adictos al chocolate?) y decoramos con conguitos de colores y kit kat de chocolate blanco y negro (la foto demuestra que algún ansia viva metió el dedo en la decoración antes de soplar las velas).
Como veis es una receta tan sencilla que hasta la pueden hacer los niños, y contiene ingredientes habituales, que solemos tener en casa, no tendremos que volvernos locos buscando ingredientes especiales.
Así que os animo a prepararlo y que me contéis el resultad. Yo, tras esto, creo que voy a hacer uno para el desayuno... ¡Bon apetit!