Hemos pasado unos fantásticos días disfrutando a tope de la naturaleza y del aire puro. Es una suerte (o no, depende si eres alérgico) que las vacaciones sean tardías porque está la primavera en plena ebullición y es todo un espectáculo ver el campo verde cubierto de flores. Donde hemos estado abundan la llamadas jaras pringosas que tienen la peculiaridad de pringar mucho, como su propio nombre indica, y de tener una flor efímera que solo dura un día. Una flor muy vistosa y a la que, por está cargada de polen, acuden la abejas. Y por qué te cuento todo esto, pensarás. Porque viendo esas flores de un día no he podido resistir hacer el paralelismo entre ellas y una nueva generación de influencers, los youtubers.
YouTube comenzó en 2005 y en poco más de 10 años ha sido toda una revolución. Y es que poco a poco el consumo de vídeo en Internet ha ido creciendo y creo que podemos asegurar que desde hace algunos años Youtube se ha convertido en un medio de comunicación más y, por supuesto, en una plataforma de entretenimiento como la televisión o la radio. Este fenómeno ha sido aprovechado por muchos "youtubers" convirtiendo su hobby como su nueva forma de ganarse la vida, percibiendo ingresos por ser prescriptores de determinadas marcas y por la remuneración que paga la plataforma al conseguir un número de visualizaciones. Así las cosas, podemos afirmar que YouTube es una nueva profesión, como otra cualquiera.
Esta nueva forma de ingresar dinero me parece tan fantástica como peligrosa. Existen caso de youtubers que, con una trayectoria profesional desarrollada y reconocida, deciden dar un giro en su carrera convirtiéndose en youtubers. Me vienen a la cabeza los nombre de Olga y Antuán o de B a la Moda.
Pero, ¿qué pasa con los Milennials?. Si bien para alguna determinada población Youtube ni siquiera existe, el gancho que tienen los Youtubers millenials" entre los chavales de su misma generación, la llamada Generación Y, es tan brutal que les ha convertido en las nuevas estrellas del momento. Son los primeros en acudir a los estrenos de cine, probar coches o alojarse en lujosos hoteles. A sus casas diariamente llegan paquetes con las nuevas consolas, la última moda y , además, reciben una remuneración por ello. Así, ¿quién no quiere ser youtuber? Y ahí es donde veo yo el problema. Hoy están arriba pero, ¿y mañana? Chavales que han dejado de estudiar porque no les da la vida, o la gana. Chavales que les queda toda una vida por delante y que están ganando mucho dinero con un fenómeno que no sabemos cómo va a funcionar en un futuro. Y si todo es como la flor de la jara, ¿qué pasará cuando dejen de ingresar dinero, las paquetes ya no lleguen a casa y los que vayan a los estrenos sean otros? ¿Estos nuevos youtubers serán los próximos juguetes rotos?
Sinceramente, creo que flaco favor están haciendo a su generación. Espero que, además del último modelo de smartphone, tengan la cabeza muy bien amueblada o, en su defecto a un Pepito Grillo a su lado, que les hable de la flor de la jara pringosa.
¡¡FELIZ MARTES!!!