Hablar con los niños de las cosas cotidianas, del día a día, de las rutinas o cosas que hacemos sin prestarles mucha atención es mucho más importante de lo que te podría parecer en un primer instante.
En este post te explico por qué debes hablar con los niños de las cosas cotidianas. Y de por qué no debes solo centrarte solo en hablarles para tratar temas que te parece destacables o, aún peor, solo para reñirles, controlarles o darles instrucciones.
Si sigues conmigo hasta el final verás que hablar con los niños de cualquier tema, por más insignificante que te parezca, tiene que ver con otras cosas más allá de la estimulación de su lenguaje oral o para incrementar su vocabulario, que también.
La importancia de hablar con los niños
Ser madre, o padre, es un trabajo que requiere grandes dosis de paciencia, amor, atención y empatía. La comucicación entre padres e hijos es imprescindible para que la relación entre nosotros sea fluida y estimulante. Por ello hablar con los niños es fundamental. Y lo es desde que nacen. Aunque creamos que son demasiado pequeños para comprendernos la realidad es que necesitan de nuestras palabras no solo para conocer el mundo que les rodea sino también para para entender cómo se sienten.Somos nosotros, sus padres o cuidadores principales, quienes con nuestra atención, presencia y lenguaje les damos las primeras herramientas para que aprendan a distinguir sus emociones, sensaciones y necesidades.
A medida que crecen, el lenguaje se vuelve cada vez más importante. Y es por ello que leemos en voz alta, contamos cuentos y les explicamos historias. Pero a veces, por las prisas, el cansancio o la falta de tiempo y ganas, olvidamos que debemos hacer algo más. Prestarles atención. Escucharles activamente y permitir que nos cuenten cómo les ha ido el día. Porque de este modo les mostramos cuán importantes son para nuestras vidas.
Algunos padres confunden hablar con dar instrucciones. Son padres que no conversan, solo mandan y ordenan. Cuando esto es así la relación con sus hijos se vuelve fría y distante, y los niños se sienten poco valorados, su autoestima se resiente y su autoconcepto también. Suele ser el caso de familias que tienen un estilo parental basado en un educación rígida y falta de afecto.
Si lo que deseamos es mantener una relación cálida y afectuosa, es imprescindible que desde bien pequeños apostemos por el diálogo. Que les expliquemos qué hemos hecho y les preguntemos por su día a día. Sin preguntas demasiado directa. A veces solo con sentarnos a su lado un ratito cada día va a permitir que ellos mismos tomen la iniciativa y nos expliquen cualquier cosa que necesiten contar.
Yo tengo la suerte de tener dos hijos parlanchines con los que mantengo conversaciones sobre todo tipo de cuestiones. Dialogar con ellos es, simplemente, maravilloso. No pierdas la oporunidad de conocer a tus hijos. Habla con ellos, de todo,incluso de lo más insignificante.
En resumen
Hablar de las cosas cotidianas con los niños :Fomenta el desarrollo de una autoestima fuerte y sana.
Asienta las bases de una relación entre padres e hijos cálida y afectuosa.
Es la clave para que nuestros hijos, también en la adolescencia, nos hablen con confianza sobre las cuestiones que les inquietan.
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