Feliz y saludable año! No cabe duda de que se ha acabado la Navidad. Hemos guardado el árbol, ya no suenan villancicos en Mercadona y ya han empezado los anuncios de fascículos y de clínicas de adelgazamiento que nos prometen cuerpos esculturales antes de primavera. Ademas, ha aumentado el tráfico de "fabulosas" dietas depurativas para limpiar nuestro hígado maltratado en estas fiestas navideñas. Pues siento deciros que los fascículos salen muy caros y que el hígado no se depura. Y os voy a contar por qué.
El hígado está formado por unas células que se llaman hepatocitos. Los hepatocitos son los encargados de metabolizar sustancias químicas y transformarlas en otras sustancias mas simples bien para eliminarlas, generalmente por la bilis, o para formar tejidos, como el tejido adiposo (el temido michelín), el tejido muscular o tejido conectivo. Pero los hepatocitos no se rellenan de sustancias tóxicas, no se intoxican.
¿Qué ocurre en Navidad? Pues que hacemos una dieta con exceso de calorías. Rica en grasas, proteínas de origen animal, con más azúcar, más hidratos de carbono y más alcohol. ¡Ahí es nada!
El hígado se encarga de transformar esa grasa en otro tipo de grasa mas pequeño que pasa a las arterias y llegan hasta el michelín. Las proteínas las transforma en músculo y en otros tejidos, y las que sobran se eliminan por la orina en forma de aminoácidos. El exceso de azúcar lo transforma en grasa y también va a parar a el michelín.
¿Y con el alcohol? Pues lo mismo, el hígado no es más que una planta de reciclaje. El hígado metaboliza el alcohol y lo transforma en otras sustancias para que así lo podamos eliminar de la sangre. Unas de esas sustancias se eliminarán por la orina y otras serán transformadas en grasa que también se depositarán en el michelín.
El hígado no es un filtro, como el de la lavadora que si se llena y no se limpia no funciona bien. Así que el hígado ¡no se depura!
Si queréis depuraros de los excesos navideños, menos plato y más zapato. Es decir 5 comidas al día, dieta variada y muchos kilómetros en en vuestros pies.
Doctora Sin Zapatillas