¡A los muy buenos días! Es miércoles y desde hace una semana, ¿sabes lo que eso significa? Pues que te presento a una nueva participante de nuestra recién estrenada sección: Mujeres que inspiran. (Me encanta esta sección y la buena acogida que está teniendo. ¡Gracias!). Hoy os presento a Isabel, de Immtranslates. Mujer, madre de dos Minis (también muy minis como los míos), española, emprendedora y una de mis mejores amigas en Alemania. ¡Bienvenida!
Mujeres que inspiran es una sección que ha nacido de mujeres como Alba, Isabel, y todas las que aún estoy por presentaros. Ellas irradian energía positiva y buen humor. No importa que la vida no se lo ponga fácil. Ellas no se rinden y se crecen ante la adversidad. Son todas ellas mujeres a las que admiro y que en definitiva, me inspiran.
Immtranslates: Isabel Martos
Llevas ya seis años por estas tierras. ¿Qué te trajo a Alemania?
Estuve de Erasmus aquí en 2008 y caí presa de los encantos del país –ahora sigue encantándome, pero el amor ciego ha pasado a cariño y reconozco bien sus carencias–. Entonces decidí que, cuando terminase la carrera, me vendría para acá.
Mis palabras pudieron haber caído en saco roto si el año que pasé en Austria me hubiesen ofrecido lo que andaba buscando para quedarme. Pero no ocurrió así y Alemania –más concretamente Hamburgo– fue el país que me dio la oportunidad de enfocar mi carrera hacia dónde quería hacerlo.
¿A qué te dedicas?
Soy traductora, por pasión y vocación.
¿Cuándo decidiste que querías ser autónoma y cuáles fueron los motivos?
Cuando estaba en la Universidad ya tenía claro que mi destino era dedicarme a lo que estaba estudiando. Me apasiona el lenguaje, la gramática, la retórica, el poder persuasivo y deleitante de la lengua… Disfruto enormemente con un texto bien redactado, y como inspiración de literato no tengo, traducir era lo mío.
Lo de ser autónoma venía un poco de paquete. Para mí, la figura del traductor era ya sinónimo de autónomo. No son muchos los traductores que trabajan en plantilla y tampoco contemplé nunca esa posibilidad; además, yo no tenía experiencia en ningún tipo de traducción y ninguna empresa accedería a contratarme. A mí me atraía mucho más conocer la diversidad del sector y, sobre todo, enfrentarme al reto de hacerme un hueco en él.
¿Crees que se puede compatibilizar bien en Alemania ser madre de dos niñas y trabajar por cuenta propia?
Desde luego –y lamentándolo en lo más profundo de mi alma– mucho mejor que en España. En primer lugar, aquí no se tiene la presión de pagar una cuota fija de autónomo, por lo que, en mi caso, puedo dedicarle más tiempo a mis hijas si lo requieren.
Además, las madres autónomas participamos sin distinción del sistema de baja por maternidad, en tanto que tenemos derecho a solicitar el mismo tiempo de baja que cualquier otra madre y a percibir la prestación que nos corresponda conforme a las mismas bases que cualquier empleada por cuenta ajena.
¿Cuál es tu mayor reto actualmente?, profesionalmente hablando.
Qué buena pregunta, Ana… Pues siendo honesta, presiento y en parte anhelo tiempos de cambio.
Mi hija mayor ya mismo cumple 3 años y la pequeña hace tiempo que dejó de ser un bebé. Después de haberme entregado dulcemente a la maternidad –la etapa en la que el bebé y tú sois una misma entidad, ya sabes–, siento que se me van desplegando las alas y que la cabeza fija su atención en otra cosa que ya no son solo las niñas. Se retiran las tropas de hormonas de la maternidad.
No obstante, está científicamente contrastado que ser madre transforma el cerebro de la mujer desde un punto de vista estructural, funcional y para toda la vida, por lo que estoy tratando de encontrar un nuevo camino. Por ahora no me planteo dejar de traducir –lo necesito cuando lo dejo un poco de lado–, pero últimamente me he sorprendido en portales de búsqueda de trabajo hurgando no sé muy bien en qué, me inundan ideas de emprendimiento, ahora se me enciende una bombilla aquí, luego allá… Veremos en qué puerto atraca este barco.
¿Qué diferencias observas entre ejercer tu profesión por tu cuenta en Alemania y en España?
Como comentaba anteriormente, la diferencia más notable y tangible es estar exento del pago de una cuota fija para poder ejercer. De modo que, cuando te conviertes en madre y decides únicamente bajar el ritmo, en Alemania puedes hacerlo sin miedo a faltar a tus obligaciones tributarias. Desconozco en qué situación se queda una mujer autónoma en España cuando se convierte en madre, pero intuyo que no precisamente bajo el amparo del Estado.
Por lo demás, en lo que se llama ejercer la profesión no hay mucha diferencia; la diferencia radica más bien en trabajar con clientes españoles o hacerlo con clientes alemanes, por la cultura laboral de unos y otros. En Alemania, se valora mucho la calidad y la profesionalidad y en España, el precio.
¿Qué ha sido lo más difícil de todo este tiempo en Alemania?
¿Aparte de lidiar con el tiempo? (risas) Pues… La verdad es que no recuerdo ninguna etapa ni suceso especialmente traumáticos. Quizás, estar lejos de mi familia y amigos, ver cómo me pierdo determinados acontecimientos y, en general, cómo me pierdo sus vidas. Aunque cada vez que voy, intento recuperar e intento también que recuperen las niñas.
En cuanto a la vida alemana en sí, creo que el diámetro de la famosa zona de confort es más recortadito cuando vives en el extranjero y esta zona, a su vez, más inestable; te enfrentas a retos muy a menudo y a ellos se le suma siempre vocabulario nuevo.
Uno de estos retos es, indudablemente, pasar por la burocracia del estado civil soltera al estado casada y con hijos, y hacerlo en alemán. Tramita baja preparto; baja postparto; suma, resta, multiplica meses y que te salgan las cuentas; ¡oye! que el padre debe cogerse al menos dos meses, y réstatelos tú; espera, que ya no me salen las cuentas otra vez; ¿he solicitado la prestación por hijo? No, pero ¿tengo la partida de nacimiento? Tampoco… Ea, pues ya voy tarde…
También podría hablarte de la bendita hora en la que hay que hacer la declaración de la renta.
En definitiva, las mismas complicaciones de la vida de cualquier mortal, pero en alemán.
¿Y lo más gratificante?
Todo lo que he aprendido y experimentado. Al principio, tenía la sensación de vivir muy deprisa; muchos momentos y muchas ocasiones, todos comprimidos y compactados. Cuando volvía a España, tenía la sensación de que el tiempo se había detenido allí, y que había pasado muy deprisa solo para mí… Nunca he compartido esta impresión con nadie, no sé si le habrá ocurrido a más gente en nuestra situación.
Mención especial en este apartado merecen las personas que he conocido porque, al fin y al cabo, son las personas las que conforman la vida de cualquier individuo, sea donde sea. Por ejemplo, los últimos tres años habrían sido muy diferentes sin mi grupo de mamis. Es más, puede que ni siquiera estuviese en Hamburgo ya.
¿Cuál es tu opinión sobre la conciliación en Alemania?
En términos generales y salvando los aspectos que seguro habrá que pulir, considero que es muy buena.
El Estado legisla para garantizar la conciliación y, lo más importante, la sociedad está educada y concienciada de que es un bien para todos –al fin y al cabo, la perpetuación de la especie es un requisito imprescindible para el funcionamiento del sistema–.
Algo que me sorprendió muchísimo es que, si tu hijo se pone enfermo y debe quedarse en casa, el padre o la madre tendrán el derecho indiscutible y manifiesto de quedarse con él, sin temer por su puesto de trabajo, ni tener que soportar represalias encubiertas.
Y lo mismo me ocurre a mí como autónoma; he percibido un respeto enorme y una gran comprensión cuando he pedido a un cliente posponer la fecha de entrega de un encargo porque alguna de las niñas se hubiera puesto enferma. Si es viable, ¿por qué no hacerlo?
¿Qué le dirías a una familia española que esté planteándose venirse a vivir a Alemania?
Que se lo piense, que no hay vuelta atrás (risas). Hay ya bastante escrito sobre esto; me refiero al síndrome del viajero eterno.
Cuando vives en un país extranjero durante un largo periodo de tiempo y regresas a casa, sientes que ya no perteneces a ese lugar. Eras extranjero en el país al que migraste y, ahora que vuelves, te sientes igualmente extraño en tu propio país. Es un sentimiento al que me enfrento cuando me imagino volver a España y que estoy viviendo muy de cerca ahora que un par de amigas íntimas se han ido para allá. Creo que te acabas acostumbrando, pero que ya nunca será lo mismo.
Por lo demás, les diría que es importante venir con una garantía de supervivencia; es decir, un empleo. Que deben estar preparados para enfrentarse a dificultades y que, ante todo, deben intentar integrarse lo máximo posible –y aquí se incluye aprender alemán–, al tiempo que deberán hacerse con un círculo de amigos españoles para compartir penas y alegrías.
Muchísimas gracias Isabel por contarnos tu punto de vista del autoempleo y la conciliación en Alemania, desde la perspectiva de la maternidad en Alemania.
Y a seguir cosechando éxitos con tu proyecto Immtranslates.
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