La fecundación in vitro (FIV) a esas parejas se llevó a cabo entre abril de 2015 y noviembre de este año.
La mitad de las mujeres que se sometieron a tratamiento de fertilidad en dicho hospital, se han quedado embarazadas o ya tuvieron sus bebés. Para algunas de estas 26 parejas, los embriones congelados todavía están disponibles, pero con la posibilidad de que también hayan sido fertilizados por el esperma de un hombre que no es el padre.
La junta de la UMC, que ya se ha puesto en contacto con las pacientes, ha lamentado que las parejas involucradas tuvieran que recibir estas noticias y aseguran que harán todo lo que esté dentro de sus facultades para esclarecer este tema tan pronto como sea posible.
Las parejas que ya hayan tenido al bebé podrán someterse a una prueba de ADN para comprobar que no fueron víctimas de lo que le hospital califica de error humano.
La fecundación in vitro implica una serie de procedimientos utilizados para tratar la fertilidad o problemas genéticos y ayudar con la concepción.
Esta técnica de reproducción asistida consiste en conseguir, en un laboratorio, que un espermatozoide fecunde el óvulo, y después introducir los embriones en el útero para lograr un embarazo.
Durante la FIV, los óvulos maduros son recogidos (recuperados) de los ovarios de una mujer y fecundados por espermatozoides en un laboratorio.
El óvulo fertilizado (embrión) o los óvulos se implantan en el útero. Un ciclo de FIV, en condiciones normales, dura alrededor de dos semanas.
Y aunque no deberían producirse confusiones, quienes tratan estos procesos son humanos y, como tal, también pueden cometer errores. Como la que pasó en 2012, cuando una madre de Singapur demandó a una clínica por supuestas negligencias después de mezclar el esperma de su marido con el de un extraño.
O el caso de una mujer de China que sospechó que algo estaba mal cuando su bebé, que nació en 2010, tenía un tono de piel y un color de pelo marcadamente diferentes al de su marido caucásico.
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