Como resultado de esta deficiencia, la lactosa no se digiere completamente y permanece en el intestino, causando problemas gastrointestinales como vómitos, distensión abdominal, cólicos, sangre en las heces y diarrea.
En estos casos no se tolera ningún tipo de leche y sus derivados, ya que la lactosa se encuentra en todas las leches de los mamíferos: Cabra, oveja, vaca, incluso en la leche humana; afortunadamente son excepcionalmente raros los casos de intolerancia congénitas de la lactosa en niños, así como la galactosemia, enfermedad en la cual el bebé no puede procesar la galactosa, acumulándose en el organismo y se caracterizan ambas por presentar diarreas severas tras la primera ingesta de leche materna, constituyendo esto una contraindicación absoluta para recibirla, al igual que la leche de vaca; por lo tanto debe llevar una dieta libre de lácteos para toda la vida, pudiendo recibir formulas especiales que no la contienen.
No se debe confundir la intolerancia de la lactosa con la alergia a la proteína de la leche de vaca, ya que en esta última no se suspende la lactancia materna, solo se le eliminan los lácteos a la dieta de la madre y puede ser superada a medida que el niño crece.
De cualquier manera consulta a su pediatra ante la presentación de síntomas gastrointestinales, para hacer un diagnóstico oportuno y recibir las recomendaciones apropiadas.
Artículo escrito por
Dra. Jenny Lugo
Pediatra-Puericultor
Comisión Lactancia materna, Filial Nueva Esparta
http://www.svpediatria.org/secciones/comunidad/articulos-para-la-familia/articulo/?id=98