¡Hola! ¿Qué tal estás? Como soy nueva por aquí, lo mejor será que me presente.
Me llamo Jessica, soy mamá de un niño que acaba de cumplir 3 años y trabajo ayudando a madres que emprenden online con la parte tecnológica.
Hace bastante que Valle y yo hablamos de la idea de que escribiese un post en su blog. Y aunque me apetecía mucho pasarme por aquí, ha sido una de esas cosas que vas posponiendo por atender a otras prioridades.
Como te decía, hace unos días que mi peque cumplió tres años. Es genial ver cómo crece y se convierte en un niño feliz, cariñoso, listo, divertido… Pero al mismo tiempo he pasado unos días un poco sensibles porque crece tannnnn rápido que parece que el tiempo se está escapando.
Además he estado ayudando a Valle en algunas cosas técnicas del blog y he podido entrar un poco más en contacto con su trabajo.
Y al leer sus textos en una época en la que tengo bastante presente el recuerdo del nacimiento de mi hijo no he podido evitar pensar en cómo habría vivido la experiencia sabiendo lo que sé ahora.
Así que el que esté hoy aquí no es una casualidad. Es que ha llegado el momento de que comparta cómo viví mi embarazo y mi parto.
Ojalá te sientas identificada con algo y eso te sirva para estar más tranquila en el momento del nacimiento de tu peque
Yo antes era muy diferente a como soy ahora, para mi el embarazo era una especie de tramite que había que quitarse de encima para tener a un bebe.
Además en mi entorno no había niños (ahora además de mi hijo están sus 3 primxs) con lo que no tenía ni idea de nada.
Pero aunque me siento mejor estando informada, no me gusta demasiado eso de preguntar y soy más del rollo DIY. Así que me compré un par de libros que hablaban de los cambios físicos que iba a experimentar y me quede tranquila.
Quería saber qué era lo que podía esperaba. Más que nada por ahorrarme tener que ir a la consulta del medico para preguntarle si era normal cada uno de los cambios.
Me preparé de la mejor forma que supe: Me pasé al descafeinado, eliminé las infusiones que no tenía muy claro si me perjudicaban o no, intenté comer un poco más sano, fuimos a las clases de preparación del parto…
Hacer todas estas cosas me hacían creer que estaba todo controlado y me daban una falsa sensación de tranquilidad.
Pero por otro lado no quería saber nada de montar cuna, comprar ropa… Bueno hasta pasado el séptimo mes que me empezó a agobiar la idea de que se adelantase
Ahora lo miro en perspectiva y creo que intenté desconectar del plano emocional porque estaba bastante asustada. Con decirte que me parece que sólo tengo una foto en la que se aprecia que estaba embarazada (y porque me la sacaron a traición)
En realidad el embarazo fue muy bueno, unas pocas nauseas al principio y algo de incomodidad hacia el final debido a que engordé más de 20 kilos, pero recuerdo que estaba deseando que acabase y que le decía a mi marido que una vez y no más.
Así hasta que una mañana, mientras desayunaba, noté cierta humedad. No me dolía nada, así que pensé que vaya mala pata la mía que a falta de un par de semanas para el parto iba a empezar a tener perdidas de orina.
Pero como la cosa no paraba le pedí a mi marido que se vistiera y sacase a las perras, mientras yo me duchaba. Que después nos íbamos al hospital, por si acaso…
Y resulta que tenía una rotura en la bolsa, así que allí nos quedamos.
Esa fue una de las mañanas más raras que he tenido, la recuerdo como si la viese desde fuera, como si todo le pasase a otra persona y en realidad yo no estuviese allí.
Estaba de parto, se suponía que tenía que sentirme emocionada, asustada, tener dolor… Pero nada, yo estaba toda pancha, sentada en la pelota de pilates, paseando por la habitación… Y un poco rara porque la perdida de liquido me hacía sentir incomoda.
Así pasamos la mañana, no noté ni una contracción, aunque la matrona me decía que en el monitor aparecían. La pega es que tampoco estaba dilatando.
A primera hora de la tarde mi ginecólogo dijo que la cosa no prosperaba y que me tocaba una cesárea.
Ya nos habían explicado que en caso de cesárea, al ser una operación que implicaba más riesgo, mi marido no podía estar presente. Pero en ese momento me pareció lo más razonable y no lo cuestioné.
Así que entré sola en un quirófano, donde la gente estaba hablando de sus cosas, y todo era muy frío.
En el momento en el que me di cuenta de lo que estaba a punto de pasar, de que iba a tener a nuestro hijo yo sola, me maree. Me hubiera gustado salir corriendo y decir que yo allí no me quedaba, pero claro, el peque tenía que salir de alguna manera. Así que respiré hondo y lo lleve como mejor pude.
Mi bebe nació, me dijeron que estaba todo bien, me lo enseñaron de pasada, se lo llevaron al fondo de la sala para limpiarlo un poco y después me esperó con papá.
Yo sólo quería gritarle a aquella mujer que no se llevara a mi niño, que lo quería coger en brazos.
Mi marido me dijo que fue todo super rápido, pero para mi fueron horas.
No dije nada, pero me sentía sola, me daba pena que mi marido se hubiese perdido el parto de nuestro hijo y me mataba la idea de no estar con mi pequeño y cogerlo en brazos.
Hasta que salí del quirófano y allí en el pasillo estaban esperándome mis chicos. Fue justo antes de subirnos en el ascensor, por fin pude abrazar a mi niño :D
Te aseguro que nunca antes había tenido tanto miedo de que algo se me resbalase de las manos.
Cuanto le cuento a la gente que no noté el dolor de las contracciones, que me hicieron una cesárea de la que me recuperé estupendamente. Todo el mundo me dice que tuve mucha suerte.
Pero ahora que sé un poco más, me doy cuenta de que mi parto no prosperó porque el miedo que tenía a que algo fuese mal me paralizó.
Así que cuando pienso en ese momento tengo un recuerdo agridulce.
Por un lado me siento muy feliz de que mi niño este bien, pero también siento enfado al pensar en que la cesárea tal vez fue un poco precipitada y me siento culpable por no haber sido capaz de tener el parto que quería.
Han pasado 3 años y aún tengo la sensación de que me faltó algo, de que mi hijo no nació como debería, de que me lo sacaron y me perdí su primer abrazo…
Entiéndeme, no es algo que me tenga deprimida. Desde ese momento he estado (y estoy) muy presente en la vida de mi hijo y disfruto de un montón de cosas. Pero esa espinita está ahí y cuando sale el tema partos… duele un poco.
Así que hoy te cuento todo esto por si mi experiencia te ayuda de alguna manera a que tu peque tenga una gran bienvenida. Que tu embarazo y tu parto no sean sólo tramites y que al mirar atrás, los recuerdos, te hagan sonreír
¡Mil gracias Jessica por compartir tu historia! Se que no ha sido fácil para ti escribir esto, por eso mismo te lo agradezco muchísimo más.
La entrada Jessica dió a luz por cesárea aparece primero en Sin miedo al parto.