Con todos los datos que os comenté en el post anterior sobre los beneficios de que los bebés viajen a contramarcha sobre la mesa, hace aproximadamente tres semanas decidimos ponernos a buscar una sillita para Maramoto para jubilar la maxi-cosi. Y lo primero que percibimos cuando nos pusimos manos a la obra es que no es fácil encontrarlas. Verlas por internet sí, pero si quieres tener la posibilidad de tocarlas y observarlas en persona, la cosa se complica. Apenas hay tiendas especializadas. Y las que existen no están muy bien posicionadas en Google, lo que dificulta su búsqueda (Con el éxito que podrían tener trabajando un poco el SEO…).
Por suerte, lo que nunca falla es el portal acontramarcha.com y su página de Facebook. A través del foro de la web se pueden encontrar hilos sobre tiendas por toda la geografía española. Yo, que soy un poco vago, me dirigí a ellos a través de su fanpage. Enseguida (no puedo asegurar que siempre se corra la misma suerte) me contestaron recomendándome cuatro tiendas de la provincia de Madrid especializadas en sillitas a contramarcha. Y a una de ellas, que ya conocíamos de oídas, que nos fuimos.
Y así fue como descubrimos Nordic Baby, en Las Rozas, de la que ya habíamos oído hablar en otros blogs y foros de madres y padres. La tienda es preciosa y, como su nombre indica, de inspiración nórdica. Si no fuese porque el asfalto de la calle estaba a un paso de convertirse en lava, hasta podrías imaginarte estando en Suecia. De la tienda, más allá de su atractiva decoración y de sus productos enfocados a una crianza con la que comulgamos, destacaría por encima de todo su especialización en sillitas a contramarcha y su atención personalizada. En Nordic Baby no te venden el primer modelo que tienen en la tienda, no. Primero te escuchan, valoran tus necesidades, miran tu coche y, en función de todos esos aspectos, te aconsejan una sillita. Luego, antes de comprarla, te montan la silla de exposición en el coche a modo de prueba mientras te explican todos los detalles del producto. Una vez les das el ok, te instalan tu sillita y listos para seguir haciendo kilómetros.
Klippan Triofix
En nuestro caso, teniendo en cuenta las dimensiones de nuestro coche, el modelo elegido fue el Triofix de la marca sueca Klippan. Una silla con base isofix que permitirá a nuestra pequeña saltamontes viajar a contramarcha hasta los 18kg (4 años aprox.) y luego en el sentido de la marcha hasta los 36 (aunque llegado el momento ya veremos si no buscamos otro modelo para seguir viajando en el sentido contrario a la marcha). Su precio (isofix incluído) es de 550€.
Ahora es cuando os echáis las manos a la cabeza, como nos las echamos nosotros cuando nos pasaron la factura. Porque sí, para qué vamos a engañarnos, a bote pronto puede parecer mucho, una inversión muy grande, especialmente en estos tiempos de escasez. Pero si te paras a pensarlo más fríamente, sacas la calculadora y lo mides en meses, teniendo en cuenta el gran margen de uso que te ofrece la silla (¡Hasta los 36kg!), te darás cuenta de que es una inversión de 10€ al mes. Cualquier suscripción a una televisión de pago o a un gimnasio te cuesta mucho más. Y más allá de esto, una reflexión obvia: la seguridad de nuestros hijos no tiene precio. Así que bien invertidos están esos 550€.
Hay otra cosa que me chifla de Klippan y que me da mucha seguridad respecto a sus productos. El texto está extraído de la web de Nordic Baby: "Siendo la silla Triofix Comfort un producto que incide de manera directa en la seguridad de un menor, y con el fin de garantizar la correcta utilización del mismo, Klippan considera imprescindible la adquisición de este producto bajo la supervisión de personal cualificado. Por ese motivo, su comercialización solo será posible en establecimientos altamente especializados y formados a tal efecto". Así da gusto comprar.
El sentido de la vida es hacia el otro lado
Este bonito cartel de Nordic Baby llamó mucho mi atención mientras esperábamos a que nos sacasen del almacén nuestra nueva adquisición. Mara debe ser de la misma opinión, porque también parece haber encontrado su sitio en el coche con su nueva silla a contramarcha. Recuerdo que, por momentos, la mamá jefa y yo llegamos a pensar que todo sería mejor si Mara viajase de frente a la marcha (ya os hablé de nuestras odiseas al volante). Qué equivocados estábamos.
Mara ahora se siente cómoda y ha empezado a aceptar el coche con más naturalidad. Cuando nos subimos en el ascensor para bajar al garaje, siempre se enfada. Ella siempre quiere salir a la calle y corretear. Pero ahora, ya no se enrabieta por subir al coche, ya no nos pone las trabas de antes para sentarla y atarla, ya no monta un pollo por tener que ir sentada. Y aunque si el viaje se alarga más de la cuenta, la cosa se complica, hoy en día no es difícil verla corriendo para abrir su puerta e intentar escalar ella solita hasta su trono. Lo estábamos haciendo bien. Sólo era cuestión de tiempo. Íbamos en el sentido correcto.