Se que a medida que va pasando el tiempo, con los avances de la tecnología, los horarios tan pesados, el cansancio y muchas otras cosas, este tema se está convirtiendo en el diario vivir de muchas familias alrededor del mundo.
Si se nos ocurre sentarnos a la mesa el invitado que no puede faltar, lastimosamente es el celular. Y este momento tan especial del día, sea desayuno, almuerzo o cena, se convierte en un tiempo más para pasar en las redes sociales, en el trabajo o viendo videos; pero no para darnos cuenta que hay alguien más sentado al frente nuestro con el que podemos compartir un tiempo de verdadera calidad.
Cambiando hábitos
Resulta que, al dejar mi trabajo de tiempo completo, empecé a notar muchísimas de las fallas que había cometido como mamá y definitivamente quería cambiarlo todo.Una de las primeras cosas que noté fue lo poco que conocía a mis hijas, el escaso tiempo que podía compartir con ellas y que además que cuando estaba en casa, aprovechaba el tiempo para hacer oficio, pero también para dar cantaleta por todo, pelear y sacar corriendo a quien estuviera a mi lado.
Lo estaba haciendo todo mal.
Así que, ya que estaba tomando decisiones tan radicales, una de ellas fue precisamente apagar televisores, prohibir el uso de cualquier dispositivo a estas horas y obviamente sentarnos todos los que estuviéramos en casa, en el comedor. Al fin y al cabo, para eso estaba ese gran mueble rodeado de sillas.
No fue fácil al principio, pues ya cada una tenía sus propias rutinas. Y llegaba una intrusa a desbaratar por completo la paz que ellas mismas habían conseguido sin que nadie les dijera lo que tenían que hacer o como debían hacerlo.
Se que con juicio y disciplina se pueden romper ciertos hábitos no tan beneficiosos para nuestra vida. Así que me propuse hacerlo hasta que todas aprendiéramos.
¿Funcionó?
Con el pasar de los días, esta nueva rutina nos estaba empezando a gustar.Se nos olvidaba la programación de televisión que tanto nos gustaba preciso a la hora de la comida. Se nos empezó a ir el tiempo sin darnos cuenta, contándonos lo que cada una había hecho durante el día.
La comida se pasaba con risas a carcajadas, contándonos chistes malos, tratando de hacer reír a la que haya tenido un mal día. Y como no todo es chiste en la vida, también dio espacio para reflexiones, consejerías, compartir sueños, proyectar planes, y más.
Así que por esta misma razón les puedo decir con total seguridad que esta “rutina “se convirtió en una de las más importantes del día. Funcionó por completo. Mi familia y yo lo logramos.
Sin importar si es una ocasión especial, donde toda la familia está reunida; abuelos, tíos, primos. O si es una comida habitual en casa, desayuno, almuerzo o comida. Definitivamente a mi pensar la hora de la comida se convirtió en uno de los momentos más importantes, sino el más importante del día.
Diez razones por las cuales es importante comer en familia
Compartimos un tiempo muy valioso y de gran calidad con los nuestros.
Los más pequeños aprenden a interactuar como uno más de la familia, y deja de sentirse como el bebé que no entiende de cosas de “grandes”.
Los adolescentes, aprenden a valorar cada espacio en el que pueden compartir junto a su familia. Y anhelar que más tiempos como estos se repitan más seguido. (Lo digo porque mis hijas se molestan si hemos comido sin esperarlas).
Fortalece los lazos afectivos y la comunicación entre cada uno de los miembros de la familia.
No puedo explicarles el porqué, cuento con explicación científica al respeto, pero he notado que el comer en familia hace que los alimentos tengan un mayor nivel nutricional. Sin importar el tipo de alimento que sea, increíblemente este nos deja más satisfechas, con mayor energía y hasta ahora nos ha mantenido en un peso saludable.
Hace de los hijos, personas más seguras, capaces de compartir, respetar e interactuar no solo en su círculo social, sino con la sociedad en general.
Se convierte en el momento más bonito de todo el día, pues lo ideal es que haya diversión mientras compartimos los alimentos.
Es un gran momento para que nosotros los padres inculquemos valores y buenas enseñanzas a nuestros hijos. Empezando por agradecer el hecho de que tenemos alimento en nuestro hogar y contamos con una familia unida.
Hace que cada miembro de la familia se sienta amado, extrañado y bienvenido al hogar.
Es un gran momento para enseñar a cada uno a ayudar en casa. Desde elegir que vamos a comer, preparar los alimentos (ojo, no estoy sugiriendo que pongamos a los niños a cocinar), ayudar a ordenar la mesa antes y después de las comidas, hasta turnarnos para lavar la loza.
Una razón extra y muy importante
Según la revista Ser Padres el comer en familia combate enfermedades de trastorno alimenticio como la anorexia, la bulimia, la depresión en niños y los comportamientos de riesgo en los adolescentes.
Conclusión
Sin que se convierta en ritual, y sin importar si es un gran banquete, o un arroz con huevo como a veces puede suceder, demos por hecho que el compartir juntos de este momento en el día nos enriquece demasiado como familia. Trae paz y bienestar a nuestro hogar e indiscutiblemente unión familiar.Mejor es un bocado seco y en paz
que una casa de contiendas llena de provisiones.
Proverbios 17:1
Es simplemente intentar ajustar los horarios un poco y tratar de que al menos en una de las comidas podamos estar todos juntos. Y recuerda…
El poder comer y tener provisión para hacerlo es un gran privilegio así que disfrutémoslo junto a nuestros preciosos hijos, y si tú como hijo me lees, disfruta lo más que puedas de esta bendición junto a tus padres y hermanos.
Lo mejor que podemos hacer es comer y beber, y disfrutar de nuestro trabajo. He podido darme cuenta de que eso es un regalo de Dios
Eclesiastés 2:24
Me encantaría saber porqué otra razón te parece importante comer en familia, si ya lo haces y qué te pareció esta entrada. Así que te pido de corazón que no te vayas sin antes dejar un comentario.
Un abrazo enorme para ti
Hasta la próxima
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