Acabo de tener una polémica en Instagram a partir de un comentario que he hecho de una foto de beatrizmillan en el que se ve a una niña delante de “Las Tres Gracias de Rubens”. Creo que todo se debe a un mal entendido, seguramente debido a mi torpeza al explicar argumentos por escrito y de manera breve y también por lo pasional que me pongo con el tema del arte (esto último es por deformación). Así que lo primero que voy a hacer en este post es no sólo disculparme con la agraviada (De verdad que nunca tengo intención de ofender ni de hacer sentir mal a nadie y siento mucho si te he hecho sentir así) además recomiendo vehementemente la lectura de tu post sobre trucos para ir con niños a un museo.
Además aprovecho para desarrollar en este post la idea que parece que a generado la polémica.En otras ocasiones ya he escrito sobre museos o la importancia de dale al arte el valor que tiene en la sociedad, lo podéis leer aquí, aquí, o aquí Por supuesto que es lícito aprovechar cuando un evento artístico es gratuito para ir a disfrutarlo y para ir introduciendo a los pequeños en el disfrute del arte, sobre todo en una época de vacas flacas como la actual. Pero de eso a decir que el arte debería ser gratis hay un trecho enorme. Un argumento simple podría ser “ Y porqué no es gratuita la peluquería, al fin y al cabo casi todo el mundo necesita cortarse el pelo o peinarse, o las gafas, porqué demonios no son gratis las gafas”. En realidad los museos no son gratis, afortunadamente, y por eso siguen existiendo artistas, conservadores, guías, fabricas de pintura, etc. el arte que consumimos en estos lugares incluso cuando la entrada es gratuita está subvencionado. Por desgracia en la sociedad de consumo en la que vivimos solamente valoramos las cosas cuando se les pone un precio (por ahí iba yo en la dichosa respuesta en Instagram) Por eso creo que una forma de educar a los niños en la importancia de la cultura es que nos vean pagar por arte, igual que nos ven pagar por otras cosas importantes y cotidianas de la vida como la barra de pan o el autobús. Además cuando vamos a un museo nos comportamos siguiendo unas reglas, lo mismo que si me invitan a una casa donde se descalzan en la entrada y hago lo propio. Esto no quiere decir que se tenga que entrar con una escoba metida en el culo, al contrario los museos son lugares para disfrutar y las visitas con niños deben ser lo más lúdicas que se pueda. Siempre claro está respetando la visita de los demás y las normas de cada museo ( Reconozco que en este punto sí que te di un pequeño tirón de orejas porque en el Prado no se pueden sacar fotos, en otros museos sí en el Prado no)
Sé que puedo parecer un poco talibán pero es que yo he visto un grupo de rusos sacándose fotos abrazados a una “Pietá” de Miguel Angel en el Castillo Sforzesco de Milán y le recriminé a la vigilante por no reprenderlos ( Yo les hubiese roto la porra en la cabeza) y en otro ocasión en el Belvedere de Viena le pegué en la mano a un turista chino estaba tocando una pintura impresionista en una sala anexa a la que está “El Beso” de Klimt.
El arte junto con la religión seguramente son las expresiones más antiguas que diferencian a los seres humanos de los demás anteriores homínidos. Seguramente un día un mono como el que salía al comienzo de “2001 odisea en el espacio” tomó consciencia de su propia existencia, de era limitada en el tiempo y sintió miedo y necesidad de obtener respuestas a las preguntas que le surgían y poder crear disfrutar de la belleza le hacía sentir distinto de los otros animales y quizás digno de algún tipo de transcendencia sobre natural. Vete a saber, lo que le paso al pobre mono abuelo nuestro por la cabeza. Lo cierto es que las personas necesitamos el arte, necesitamos, la música y necesitamos rodearnos de belleza, ha sido así durante toda la historia de la humanidad ( se pongan los planes de estudios como se pongan) No siempre ha habido abogados, futbolistas o conductores de tranvía pero siempre ha habido artistas a lo largo de la historia de humanidad. Es curioso una actividad tan poco práctica es una de las cosas que nos define como seres humanos. Necesitamos pintar, bailar, hacer música, o ver como lo hacen otros que tienen talento para hacerlo, es importante para nosotros, nos hace felices y nos acerca a otros seres humanos a partir de compartir emociones. Por eso pienso que en los currículos escolares las artes deberían tener un papel más protagonista del que tienen y con toda su importancia, porque crean un valor intangible que es que nos hace humanos y construye sociedades mejores. En realidad tú, Beatriz eres un ejemplo de lo que debemos hacer todos los padres, quitarle el miedo a los museos y llevar a los niños al museo, y además llevarlos a divertirse. Pero además hay que hacerlo a menudo para que sea parte de sus necesidades cotidianas, igual que es importante comer, lavarse, los dientes, ir a ver a los abuelos de vez en cuando, escuchamos música, y vemos arte y en cada sitio nos comportamos de manera adecuada. Porqué un día los van a llevar en una excursión del cole a un museo, una obra de teatro o cualquier evento cultural, y los van a llevar de cualquier manera, por cumplir con el expediente, y la los llevará un profesor sin los conocimientos ni la pasión por el arte y lo único que les transmitirá a los niños será la firme convicción de que eso es un rollo, que no les importa y que no van a volver a entrar a un sitio de esos en su vida si no es obligados. Y por desgracia así es los museos están llenos de gente vagando por los pasillos porque se supone que son de obligada visita. Y se quedan mirando un cuadro esperando que les irradie algún tipo de emoción de modo sobrenatural, y el problema es que cada vez la educación nos enseña menos sobre las emociones y no sabemos percibirlas.
Es triste.
Insisto leed el post de Beatriz Millán sobre 10 trucos para ir a museos con niños, pero sobre todo id a los museos con niños, emocionadlos, inventad historias sobre los cuadros, y disfrutad de la felicidad del arte.