Muchas veces hemos escuchado que la maternidad es un bello viaje, pero quizás esto no resulte tan fascinante cuando lo que sucede luego del nacimiento de un bebé resulte abrumador.
Pero, conozcamos la historia de Danielle Haines, cuya foto en las redes sociales, se volvió viral, cuando contó al mundo su historia de postparto, común en muchas madres pero poco aceptada y mucho menos contada por miedo a la desaprobación.
“Esta es una foto mía a los tres días del postparto. La imagen es tan cruda y sincera, era un jodido desastre. Amaba a mi bebé, extrañaba a su padre (había salido al trabajo aquel día), era una madre enojada… No había dormido desde que había entrado en trabajo de parto, no sabía dónde poner mis senos, me dolía la vagina por sentarme constantemente a amamantar, estaba perdiendo la cabeza”.
“Mis pezones estaban descamados y sangraba, mi leche estaba casi lista. Mi bebé estaba realmente hambriento y me sentía triste porque existía gente que mataba bebés como a propósito” contó al mundo Danielle.
Pero todo habría dado un giro cuando llegó de visita su hermana Sarha quien amorosamente tomó la difundida fotografía. “Ella llegó con comida y dijo ‘¡hola! ¿cómo estás?’ Y yo dije, ‘soy un desastre’. Conversamos, ella me escuchó y dijo ‘he estado justo donde estás ahora’. Me ayudó saber que ella también se volvió loca.
Luego me dijo, ‘esto podría sonar loco, ¿pero tienes una cámara? Luces tan cruda y bella’. Estoy feliz de que haya tomado la foto. Ella planeaba dejarme comida y se quedó por mucho más rato. La necesitaba”, agregó.
Danielle se dio cuenta de que “necesitaba amamantar a mi bebé, necesitaba más ayuda para cuidarlo. Necesitaba que me dijeran que mi bebé estaba bien.
Esto es una verdadera madre pasando el postparto” expresó la madre.
Las revistas, la televisión, las películas nos venden una imagen de maternidad un tanto trastocada, mujeres hermosas, maquilladas y con cuerpos perfectos junto a sus bebés, mujeres sin ojeras, la lactancia desaparece, bebés que no lloran y solo sonríen, lo que genera falsas expectativas y frustraciones a la vez.
Maternidad muchos cambios hormonales, fisiológicos, físicos y emocionales se generan en la madre luego del parto. ¿Por qué este tiempo resulta incontenible para muchas madres?, ¿por qué las madres de hoy sentimos intensos deseos de estar acompañadas?
En el embarazo la madre aún puede disponer de su tiempo repartido entre trabajo, descanso y entretenimiento; horas de sueño, siestas, baño, alimentación, paseo, salidas y compartir son algunas de las actividades que la madre mantiene aún bajo control pese a los estragos que el embarazo pudiera presentar.
Luego del parto el tiempo se vuelve relativo, las prioridades cambian, la atención de mamá, papá y la familia se enfocan en el bebé. No hay día ni noche, los ritmos de sueño cambian, el cansancio se apodera de la madre como un monstro terrorífico que espera tras el armario cada noche, cada mañana.
Eso es lo que les ocurre a miles de madres, un suceso común pero del que no se habla a menudo.
La espalda y los brazos con el tiempo piden descanso, el sueño y el aletargamiento acompañan la maternidad. Todo resulta monótono entre pañales sucios, lactancia, gases, cólicos, arrullos, eso no lo es todo, la casa, la ropa sucia, la comida, los otros hijos si los hubiere, las llamadas de la oficina, las visitas telefónicas, la necesidad de descanso, cumplir inconscientemente con las expectativas de los demás y las suyas, hacen del postparto un camino pedregoso.
Al parecer todo rebaza a la madre, no sólo su tiempo debe ser compartido sino que también su sueño, sus horas de hambre y lo que es más sus emociones.
“De hecho, el bebé y su mamá siguen fusionados en el mundo emocional. Éste recién nacido, salido de las entrañas físicas y espirituales de su madre, forma parte aún del entorno emocional en el que está sumergido. Al no haber comenzado todavía el desarrollo del intelecto, conserva sus capacidades intuitivas, telepáticas, sutiles, que están absolutamente conectadas con el alma de su mamá. Por lo tanto, este bebé se constituye en el sistema de representación del alma de la mamá. dicho de otro modo, todo lo que la mamá siente, lo que recuerda, lo que la preocupa, lo que rechaza… el bebé lo vive como propio. Porque en este sentido son dos seres en uno” Laura Gutman.
Es por ello muy importante reconocer nuestras elevadas y fantasiosas expectativas que vienen de una imagen poco real de ser madre, expectativas generadas por otras experiencias y no las propias. Es alentador reconocer que somos capaces de generar nuestra propia construcción de ser madre, desde lo que nuestro instinto nos dice, desde nuestro sentir, desde nuestras frustraciones pero también desde nuestra creatividad, entrega y amor profundo.
Por todo esto y más, la maternidad puede resultar una montaña difícil de escalar, pero es importante darnos el permiso de sonreír y llorar, rescatarnos como mujeres con potencias pero también con limitaciones, como mujeres empoderadas, madres con posibilidad de fallar, pero también como mujeres capaces de reconocer nuestras sombras, reconocer cuando necesitamos ayuda y compañía, pues la maternidad desde siempre ha sido una experiencia compartida.
Los seres humanos estamos diseñados para compartir y vivir en comunidad, la maternidad se puede volver insostenible sin una comunidad que nos nutra, nos ampare, nos avale, sobre todo nos trasmita sabiduría interior, esa sabiduría de la que al parecer nos estamos olvidando.
En el mundo aún podemos ver grupos y comunidades que se sostienen en todo sentido. La maternidad se comparte con la mujer más anciana y sabia de la comunidad hasta con las más pequeñas, con el fin de trasmitir no sólo información sino costumbres y tradiciones alrededor de este momento considerado sagrado.
Maternidad, la madre nunca permanece sola durante el parto o postparto, con el tiempo cada vez la comunidad se involucra en la crianza, siempre hay alguien que esté dispuesto a tomar en brazos al bebé, nunca faltarán niños para jugar y así se construyen sociedades que en el compartir, apoyar, aconsejar y trasmitir forjan su dinámica diaria.
Hoy no tenemos aldea, comunidad o tribu. A veces tampoco familia extendida ni cercana.
Necesitamos crear nuestra propia red de apoyos modernos y solidarios, de lo contrario no es fácil fusionarse con el bebé, amamantarlo, ni suplir sus necesidades permanentes. Es por eso que hoy existen en las ciudades grandes doulas, grupos de apoyo en la crianza, lactancia y maternidad, comunidades de madres que se consideran, comprenden y sostienen empáticamente.
Hoy en día los talleres de preparación prenatal también involucran a esta misma dinámica al padre y lo vuelve protagonista, acompañado y acompañante.
En la maternidad hay tiempos de luz y también de encuentro con nuestras propias oscuridades. La maternidad es el tiempo en que nos replantearnos todo lo que hasta ahora era común y estaba totalmente dominado, nos damos cuenta que no podemos llevar esta experiencia como nuestros negocios o trabajo, es decir desde el hemisferio izquierdo del cerebro, el que razona y tiene habilidad científica -numérica. Este interesante periodo exige aprendizajes nuevos, una conexión con nuestra parte instintiva, con nuestro cerebro derecho, el de la intuición, de la creatividad, de la percepción, con nuestra parte femenina.
“Muchos aspectos ocultos de nuestra psique femenina se develan y activan con la presencia de nuestros hijos. Suelen ser momentos de revelación, de experiencias místicas si estamos dispuestas a vivirlas como tales y si encontramos ayuda y sostén para enfrentarlas. También es la oportunidad de replantearnos las ideas preconcebidas, los prejuicios y los autoritarismos encarnados en opiniones discutibles sobre la maternidad, la crianza de los niños, la educación, las formas de vincularse y la comunicación entre grandes y chicos.” Laura Gutman
Los hijos son maestros de los que nos llegan nuevos mensajes, nuevos aprendizajes, nuevas formas de ver y sentir la vida.
Ser padres es una invitación de la vida a salir del tren cotidiano para fundirnos entre sensaciones, olores nuevos, calor, mimos, sueños entrecortados, oxcitocina, leche y hasta una nueva manera de concebir la sexualidad, en sí la vida.
La maternidad es una elección que nos conecta a lo más profundo de nuestro ser cuando la entrega sin condición entra en marcha, cuando nos dejamos llevar, cuando simplemente lo dejamos ser.
FUENTES INVESTIGACIÓN:
HISTIRIA DANIELLE: http://difundir.org/2015/09/18/la-cruda-y-sincera-foto-de-mujer-a-tres-dias-del-parto-que-inspiro-a-miles/
Laura Gutman, La Maternidad y el encuentro con la propia sombra
DESCARGA EL LIBRO EN : http://static0.planetadelibros.com/libros_contenido_extra/30/29979_La_maternidad_y_el_encuentro.pdf
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