Muchos de nosotros tenemos una rutina al levantarnos, bañarnos, comer, etc., en muchos casos estas han sido incorporadas por nosotros a través de nuestra familia según las costumbre y aspectos culturales.
¿Qué son las rutinas?
Las rutinas son hábitos, costumbres que se repiten a diario siguiendo la misma secuencia de actividades, son establecidas por conveniencia de acuerdo al patrón personal, grupal o familiar.
¿Por qué son importantes?
Sabemos que las rutinas nos ayudan a organizarnos en los diferentes aspectos y necesidades de nuestro día a día. ¿Te has detenido a pensar lo importante que pueden ser para los niños? A continuación te explicaré algunos de los beneficios que estas pueden promover en tu hijo.
Las rutinas diarias, ayudan al niño a organizarse, le dan orden y sentido, son el nexo perfecto entre el aprendizaje y la educación. A través de ellas el niño aprende e incorpora conocimientos del entorno, de sus modelos y de sus pares. Es realmente una oportunidad para el aprendizaje significativo.
Su constancia le ayuda al niño a crear hábitos, de aseo, de higiene, de alimentación, etc., los cuales va incorporando en su vida diaria de manera autónoma.
A través de ellas se promueve en el niño la toma de conciencia de sí mismo y de su entorno.
A los niños, la continuidad le genera confianza y seguridad en su ambiente. La rutina lo orienta y le permite interiorizar los ritmos, anticipar lo que va a suceder antes y después.
Es una oportunidad para fortalecer los vínculos entre padres, hijos y hermanos.
Promueve la actividad autónoma, reasegurando la confianza en el niño.
Es una práctica que te permite introducir los límites y reglas, estableciendo sutilmente las pautas para una armoniosa convivencia.
Al ponerla en práctica, evitaras que tu hijo adquiera malos hábitos, se sienta desorganizado, invierta su tiempo en actividades no beneficiosas y de alguna manera evitaras lidiar con el problema de que se resista a realizar sus actividades.
Las necesidades básicas de los niños son una oportunidad para empezar a establecer las rutinas y ponerlas en práctica desde muy temprana edad, estas deben ser constantes, coherentes y flexibles con la edad de los niños. Los padres debemos asumir el rol de acompañantes, es nuestro deber ayudarlos a realizar las rutinas, entenderlos, respetar sus ritmos, tiempos y transmitirles seguridad.
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