Dicen que la piel humana cuando sufre una lesión tarda 21 días en regenerarse. Dicen también que ese es el tiempo que tardamos en reacomodarnos emocionalmente a una nueva situación o a un cambio significativo en nuestras vidas.
Han pasado algunos días más desde que Ojazos se fue. Es cierto que hemos vuelto a nuestro ritmo habitual en la familia, pero aun así, Sunflower sigue nombrándolo a menudo, en los momentos más inesperados, y nosotros continuamos teniéndolo muy presente en nuestro pensamiento y en nuestro corazón.
Ha sido una de las experiencias más intensas que hemos vivido como familia, y tenía ganas de hacer un cierre sanador, que nos ayude a valorar todo lo que hemos aprendido en este capítulo de nuestras vidas.
Estas son las 10 cosas que hemos aprendido como familia acogedora, como familia canguro.
Como mamá canguro he aprendido?
(1) Que amar desde el minuto 0 es posible
Siempre había dicho que cuando concebí a Sunflower, supe lo que es amar desde el minuto 0.
Porque lo sentí, noté cómo su energía creadora me envolvía desde ese instante en que su alma se unió a mi cuerpo.
Después de haber leído muchos de los relatos que me han enviado mamás de 19 países diferentes para Mamamorfosis, me he dado cuenta que esto es algo que han vivido muchas mujeres, lo cual me hace sentir mucho más segura de aquella sensación.
Pero amarla era fácil, lo natural, ella formaba parte de mi mismo ser, se gestó dentro de mi cuerpo y nació a través de mí.
Sin embargo, lo que nunca me habría esperado es que se puede amar así a alguien completamente ajeno a ti, basta una mirada, una conexión, y se hace la magia.
Así fue como lo viví con Ojazos.
(2) Que la perspectiva cambia muy rápido
En cuanto Ojazos llegó a nuestra casa, tan pequeño para su edad y tan desnutrido emocionalmente, ese mismo día empecé a ver a Sunflower mucho más mayor.
Fue como si de repente ella creciera un par de años, y la veía diferente, la sentía más grande.
Imagino que este cambio de perspectiva deben vivirlo todos los padres cuando tienen un segundo hijo.
Me pareció algo tan drástico y significativo, que entiendo que los hijos mayores puedan sentirse desplazados o "celosos" al cambiar de un día para otro su lugar en la familia.
Lo peor es que comencé a actuar como si efectivamente ella fuese más mayor, y sin embargo, no lo era.
(3) Que los niños de alta demanda son un buen síntoma
Muchas veces me he sentido superada por las demandas de mi hija. Sobre todo de los dos a los tres años y medio. Sé que tampoco soy la única.
Educarla con respeto, sin castigos ni recompensas, intentando atender todas sus necesidades físicas y emocionales, y liberándola de mis propias sombras, no es fácil, puede llegar a ser desquiciante.
Sin embargo, ahora que he vivido con un niño de demanda -1, no lo cambio por nada.
Es terrible que un niño se haya acostumbrado a no pedir nada, que esté tan conformado, decepcionado, sometido y triste que no tenga vitalidad para tener un deseo propio, ni se proponga expresarlo, ni defenderlo.
Que un niño no pida nada no es bueno, es un síntoma de desamparo.
(4) Que los besos, los abrazos y las palabras bonitas, curan.
Ojazos estuvo prácticamente tres días sin hablar, rechazando el contacto, y durmiendo durante largos periodos de tiempo agarrado a un muñeco maltrecho y meciéndose a sí mismo.
Poco a poco se dejó conquistar por los juegos de rimas de dedos (¡gracias Tamara Chubarovsky!), por los abrazos, las caricias y las palabras bonitas.
Y fuimos testigos de cómo su sonrisa florecía día a día, se relajaba su cuerpo y sus pasos se acercaban cada vez más a los nuestros.
Un corazón siempre puede curar a otro corazón. No olvidaré nunca esta lección.
(5) Que todavía me queda mucho por aprender de mi hija
Suelo decir que Sunflower es mi maestra de autoconocimiento. Y en una situación tan especial como esta, no podía dejar de enseñarme.
Ya te conté un poco aquí las diferentes fases por las que pasamos con la llegada de Ojazos a nuestra familia, desde la exaltación, a la luna de miel, pasando por la crisis (justo cuando la estábamos superando, él se marchó).
Y en cada una de ellas, Sunflower me ha enseñado un mundo.
No tengo ni idea de si este aprendizaje profundo que traen los hijos a sus padres se acaba alguna vez, pero de lo que sí estoy segura es que todos los niños enseñan algo a sus padres, si están dispuestos a verlo, claro.
(6) Que ser 4 no es tan difícil
La verdad es que siempre había pensado que tener otro hijo sería mucho más complejo que tener que hacer comida para otro, o encargarme de una colada más grande.
Sin embargo, ahora que he podido vislumbrar un poquito cómo sería esa situación, no me ha parecido tan difícil, lo hemos sobrellevado bastante bien, sobre todo a nivel doméstico y de organización, y esto es algo en lo que estamos ambos de acuerdo.
Aunque de momento, seguimos viviendo con demasiada responsabilidad el traer otro hijo al mundo.
(7) Que esto te remueve a un nivel muy profundo que no esperaba
Mientras Ojazos vivió con nosotros, nos dedicamos al máximo a atenderlo, a adaptarnos, a reorganizarnos, no había mucho tiempo para pensar.
Pero cuando se marchó, tan inesperadamente, pude darme cuenta del gran esfuerzo emocionalque supone algo así para toda la familia.
Tardé varios días en acabar de procesar lo que habíamos vivido, y fue entonces cuando caí enferma, una gripe emocional como la que no había experimentado nunca. Una mezcla de fiebre, mocos y pena, que me hizo estar tres días en cama y llorar. Fue como si una tristeza muy profunda me hubiera absorbido por completo.
Lloraba por él, pero también por mí, por el desamparo con el que me hizo contactar, y lo vulnerable e insegura que me hace sentir aceptarlo y transformarlo.
(8) Que el amor es egoísta
Hace poco en unas jornadas de educación consciente a las que asistí y que te anuncié aquí, Pepa Horno (una psicóloga muy buena, por cierto) nos hablaba del amor. Decía que el amor que siente un bebé hacia su madre nace de su necesidad de ser protegido y sobrevivir. Afirmaba que el amor, nos guste o no, es egoísta.
Creo que tiene razón.
Incluso el amor altruista lo es. Ser familia canguro lo es.
¿Por qué si no alguien haría un esfuerzo de estas características? ¿A cambio de nada?
No, esto lo he hecho para sentirme bien, para colgarme una medalla de buena persona, para intentar sanarme, y quizás por eso el destino se ha encargado de que fuese tan breve. No lo sé? Pero lo que sí sé es que todavía soy apenas una aprendiz de la vida?
Y para acabar esta lista, le he pedido a Chicosolitario que nos explique también qué aprendizajes ha llevado a cabo como papá canguro.
Tengo que decir que él, dos años atrás, cuando le propuse que nos hiciésemos familia canguro, se negó. Después lo reconsideró y me dejó claro que lo hacía por mí, si yo lo necesitaba.
Sin embargo, su respuesta, su entrega y su forma de llevar esta situación me han conmocionado, y siempre le estaré agradecida por apoyarme en esto, y en mil cosas más. Una vez más hemos vuelto a crecer juntos como pareja.
Él ha considerado que hay dos cosas importantes que ha aprendido.
Como papá canguro he aprendido?
(9) A valorar más a mi familia y lo que tengo
De repente te das cuenta que tus mayores problemas no son más que tonterías, que eres afortunado por tener la familia que tienes, y que hay niños en el mundo que tienen problemas graves de verdad, que tú no puedes ni imaginar, ante los que están completamente indefensos y que les van a marcar para toda su vida.
(10) Que es muy fácil cambiar el foco de atención
Cuando un niño como Ojazos, con tanta falta de todo, te toca así el alma, te vuelcas con él.
Porque sabes que te necesita, que no tiene a nadie. Y sin darte cuenta, desatiendes a tu hija, y a su necesidad de ti, que no desaparece por mucho que venga otro mucho más necesitado que ella.
Esto fue para mí una gran lección.
Y después de todos estos aprendizajes tan valiosos, la pregunta es ¿vamos a repetir la experiencia?
Me lo han preguntado tantas veces. Si por mí fuera, lo haría ahora mismo, otra y cien veces más. Pero debo pensar en mi familia, y en lo que nos supone a todos un cambio así. No puedo arrastrarlos detrás de mí para cumplir todos mis deseos o buenas voluntades. No es justo para ellos.
Ahora sé lo que es, y ahora sé también que no estamos tan preparados. Lo volveré a hacer sí, pero en otro momento vital en el que podamos sobrellevarlo desde otro lugar más maduro, o sin tantos riesgos.
Aun así no dejaré de repetir que esto es algo que hace mucha falta, y que vale la pena.
<<El acogimiento familiar va del amor, de dar una oportunidad de vida a quien no la tiene, de crecer como persona, como familia y como comunidad. Y de los miedos y riesgos que todo eso implica. ? Pepa Horno en su libro Elegir la vida, historias de vida de familias acogedoras>>
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