La carta apareció en el suelo de la asamblea y al rededor de ella había un pequeño lío de plumas de color rojo... A la pobre Serafina se le habían caído con las prisas que llevaba.
Nos hizo mucha ilusión recibir esta carta y Sofía que era la encargada de ese día fue quien la abrió para que la seño la leyera. Al principio no teníamos ni idea de quien podía ser y más de uno y más de dos pensaron que eran los duendes y las hadas que ya habían vuelto a hacer de las suyas.
Cuando resolvimos el misterio decidimos que había que responder rápidamente a Serafina para que se pudiera ir de viaje más tranquila. Le decíamos que SI se podía quedar con nosotros su huevito y le preguntamos ¿Cómo se llamaba? Porque claro no teníamos ni idea de como llamarle.
Fuimos saliendo de uno en uno para escribir la respuesta... Toda una aventura!!