A la mamá jefa y a un servidor nos encantan los libros. Y las librerías. Podemos pasarnos horas entre sus pasillos hojeando novedades editoriales, buscando ediciones especiales, indagando por títulos de nuestros autores favoritos que aún no han caído en nuestras manos, aspirando ese aroma inconfundible a libros aún por estrenar. Es tal nuestro amor por las librerías que en uno de nuestros primeros día juntos, todavía unas horas antes de que Diana me preguntase si quería ser su chico (pienso en ese momento y aún se me eriza el vello), no dudamos en pasar un buen rato paseando entre libros. Recuerdo que entonces le regalé a la mamá jefa un ejemplar de uno de mis libros favoritos, “Seda”, de Alessandro Baricco. Hace bien poco, ese regalo, ese libro, “Seda”, volvió a mí en forma de edición ilustrada en un regalo de vuelta con el que Diana me sorprendió. Un libro como punto de partida. Un autor que nos hace de guía con cada una de sus creaciones. Qué maravillosa es la literatura.
Quizás por llevar la contraria a sus padres, Maramoto no muestra todavía demasiado interés por los libros. Son contadas las ocasiones en las que hemos podido leerle uno, así que hemos optado por cuentos que están pensados para ser cantados. Así logramos captar algo más su atención. Pero sólo un poco, que ya sabéis que ella es una bebé de acción. A pesar de ello, a nuestra afición por recorrer pasillos repletos de libros, hemos añadido también la de visitar las secciones infantiles de las librerías. Con nuestros deseos lectores podemos controlar nuestros impulsos de compra. Con los de Maramoto, no. Siempre cae alguno con la esperanza de que les haga más caso que a sus nuevos compañeros de estantería…
En este recorrido por librerías, nos tenemos que confesar completamente enamorados de La Central de Callao. Sus más de 1.000 metros cuadrados y tres plantas son un regalo para los amantes de la lectura, una auténtica gozada para quienes disfrutamos como niños con un paseo entre libros. Situada en la Calle Postigo de San Mártín 8, justo al lado de la Plaza de Callao y paralela a una competidora directa como la Fnac de Preciados, La Central de Callao es una invitación irrechazable a la lectura, un universo propio que en su especialización literaria y en su enormidad difícilmente tiene parangón en la capital. Es mucho más, por ejemplo, que la propia Fnac. Dedicándose a lo mismo, su concepto va mucho más allá que el que nos puede ofrecer La Casa del Libro. Y aunque no tiene la atención personalizada de las pequeñas librerías de toda la vida, ha sido capaz de generar en muy poco tiempo un encanto que parecía reservado al pequeño comercio con décadas de historia a sus espaldas.
La Central de Callao es un lugar para perder un sábado entero. O para aprovechar una tarde de domingo si no os queréis empachar en demasía. En su planta baja, además del kiosko con todas esas revistas que están reinventando el periodismo con diseño y reportajes de calidad y que, a menudo, resulta difícil encontrar en los puestos convencionales, uno puede disfrutar de un desayuno, una merienda, una comida o una cena en su café-restaurante El Bistró, que tiene la cocina abierta durante todo el extenso horario de apertura. Es indudable el mimo con el que está decorado y ambientado este espacio. En una de sus mesas entrevisté hace algunos meses ya a Mónica de la Fuente (Madresfera) y en otra de ellas merendé hace bien poquito junto a la mamá jefa y Maramoto. Es un lugar que respira creatividad, cultura. Yo, sin ir más lejos, siempre me imagino sentado junto al ventanal que da al exterior, con un café con leche humeante a mi lado, en un día lluvioso en Madrid, observando con detalle a la gente que circula por la calle en busca de inspiración para ese libro que algún día escribiré.
A partir de la planta baja y a través de una escalera que asciende en paralelo al Bistró, a los clientes de La Central de Callao se les abren tres plantas con estanterías repletas de libros. Una orgía literaria para los amantes de la lectura. En nuestro caso se nos fueron las horas en la primera de ellas. Allí, entre cómics y las últimas novedades del mercado editorial, se abre paso una chulísima sala dedicada a los más peques. Libros por doquier y al alcance de los peques, juguetes de los clásicos de la literatura infantil, un ambiente de cuento en un espacio relativamente pequeño pero muy bien aprovechado. Mara se lo pasó en grande cogiendo cosas, examinándolas, tirándolas al suelo. Y nosotros aprovechamos para comprar más libros para la colección de Maramoto. Y para la nuestra. Colofón a una tarde diferente rodeados por libros.
¿Conocíais ya la Central de Callao? Si no es así, tomad notad y visitadla en cuanto podáis. ¡Qué viva la magia de los libros!