A uno le dicen que una exposición se llama “Abstracción Biométrica” (y encima le mandan la nota de prensa que me enviaron a mi para documentarme sobre la misma) y lo último que piensa es en asistir a ella. Pero mira tú por dónde, el trabajo manda. Y afortunadamente no pude escaquearme y tuve que estar presente en la inauguración de la misma en el Espacio Fundación Telefónica de Madrid (del que ya os he hablado aquí y aquí), donde por otra parte tuve el placer de entrevistar al artífice de la muestra, el artista experimental mexicano Rafael Lozano Hemmer (La entrevista podéis leerla en 360gradospress.com).
Os tengo que confesar que para cuando le entrevisté ya había alucinado tanto con la exposición que tuve que hacerle una pregunta franca: “Uno lee la nota de prensa y lo último que piensa es en venir a la exposición. ¿Cómo se puede vender algo tan espectacular y difícil de explicar para llamar la atención del público?”. “Ese es tú trabajo”, me contestó entre risas. Así que hoy voy a intentar venderos una muestra que, mientras estaba en ella escuchando las explicaciones de Lozano Hemmer, pensé que era ideal para disfrutar con los más pequeños de la casa.
¿Y por qué es ideal para niños (de al menos tres años, para que sean conscientes de lo que pasa) y también para adultos? Pues porque al ser arte experimental rompe con todos los moldes que tienes establecidos y te invita continuamente a participar. Pero a participar con sentido, pues tu acción modifica las obras que ves en un inicio. ¿Cómo? Con tus constantes vitales. Resulta muy difícil explicarlo, pero hay instalaciones en las que tus pulsaciones forman parte y modifican la obra. Otras en la que tu huella dactilar se convierte en protagonista. Alguna otra que incorpora tu voz a la instalación. Y otra, con la que alucinarán especialmente los más pequeños, que te saca los ojos (metafóricamente, por supuesto) y los convierte en bolas de humo.
Es decir, que los visitantes forman parte de las obras y sus constantes biométricas se unen a las de otras personas para hacer de estas instalaciones algo vivo y en constante cambio. Durante un tiempo determinado, 100 participantes en el caso de ‘Almacén de Corazonadas’, una de las instalaciones más espectaculares, tus pulsaciones, por ejemplo, formarán parte de la obra de arte encendiendo y apagando una bombilla al ritmo de tu corazón. Hasta que cien personas más participen y tu bombilla y tus pulsaciones pasen a ser las de otro. Porque como en este mundo, sólo estamos de pasada. En mi caso me hizo especial ilusión, porque cuando participé la instalación acababa de llegar de Donetsk (Ucrania), así que mi bombilla y mi ritmo cardiaco se unieron a los de personas que ahora mismo viven una situación prebélica más que delicada.
La verdad es que es una exposición sumamente difícil de explicar, así que sólo os puedo recomendar que os acerquéis a la cuarta planta del Espacio Fundación Telefónica de Madrid y disfrutéis en familia de una exposición en la que el arte se puede tocar y modificar. No sé si Lozano Hemmer estará muy satisfecho con este post, pero que sepa que yo lo he intentado.
PD: Como en cada exposición, Fundación Telefónica ha preparado un taller titulado “El juego de los sentidos” para niños de entre 6 y 12 años. Tendrá lugar los sábados 24 y 31 de mayo y 7 de junio en horario de 11:00 a 13:00 horas. Para participar en esta actividad es necesario hacer una reserva previa escribiendo a educacion.espacio@fundaciontelefonica.com, indicando en el asunto “El juego de los sentidos” y facilitando los siguientes datos: Nombre y edad de los participantes, un teléfono de contacto y la autorización de los padres que podéis descargar aquí. Por si a alguien le interesa ;-)