En ocasiones, muchas personas quieren hacernos algún comentario sobre la lactancia, crianza o maternidad, pero carecen de tacto, sensibilidad, o son de aquellos que tienen un tubo directo del pensamiento a la lengua y no aplican filtros, es en estos casos, cuando la madre en cuestión suele responder de mala manera, sentirse agredida, ofendida o en el mejor de los casos estar en franco y total desacuerdo.
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Para muchos que fueron padres en otra época, o incluso para aquellos que nunca lo han sido, siempre es fácil opinar, a mi me gusta escuchar y respetar las opiniones de los demás, siempre y cuando se entienda que para mi solo es su opinión y no por eso si me dicen salta, preguntaré ¿qué tan alto, señor?. En otras palabras, respeto tu opinión, pero es mi derecho discrepar de tu punto de vista, creo en que es en estos casos donde aplicaría el termino mamá leona, amas a tus hijos, pero como hace la hembra con el león "cede un poco", por el bien de la manada.
El caso se complica cuando la diferencia de opinión es con la pareja, puesto que se debe llegar a un consenso, pero realmente suele ser difícil, y se puede convertir en una auténtica "The war of the Roses" (la película: La guerra de los Roses), alguien tiene que ceder, pero no siempre debe ser el mismo. Este seria el caso mamá osa, hay temas en los que no se puede negociar, como, yo quiero dar el pecho, mis tetas son mías, sólo yo sé como me siento.
En la mayoría de los casos, es necesario llegar a un acuerdo entre las partes, y sobre todo debe analizarse si el que juzga se está poniendo realmente en el cuerpo del otro o solamente realiza conjeturas. Por ejemplo:
- Una madre sienta que el padre no le guste jugar con su hijita, cuando en realidad el padre lo que no sabe es como actuar porque la niña llora y quiere estar con su mamá
- El padre piensa que la madre está incómoda y agotada, porque sus niños de tres y un año quieren sentarse en su piernas mientras esta come, y él considere que se debe "corregir" esta situación por el bien de los tres (mamá y peques)
En el primer caso, lo necesario es hacerle entender al padre que es perfectamente natural que los niños lloren porque quieren estar con su mamá, así estén a metros o justo al lado, el vínculo madre e hijo es realmente fuerte, claro que la bebé adora a papá, pero su ansiedad de separación con la madre no le permite estar tranquila con el papá, es como el experimento del monito con la madre mona de felpa y la de aluminio, el monito se sentía a gusto con la de felpa y era capaz de las maniobras mas insólitas para no separarse de su figura de apego, poco a poco irá entendiendo que puede haber otra figura igual de amorosa que es papá. También pueden ser los métodos, las energías se transmiten, si papá llega agotado, está alterado, intranquilo o con un estado de ánimo que el bebé perciba como negativo, también puede que le cueste quedarse tranquila. Es decir, creo que en este caso, hay que ponerse en la piel de la mamá leona, y mediar con el león, o explicarle, seguramente será mas sencillo que en la naturaleza salvaje de los leones.
En el segundo caso, es mas sencillo, si a mamá no le molesta que sus bebes esten encima mientras come, si no ha habido quejas al respecto, pues no hay que llegar a un acuerdo, los bebes no van a crecer con traumas, si como se decía en el pasado, se volverán gays, ni nada por el estilo, tal vez mamá esté cansada porque ha lididado con los peques todo el día,o desde que llegó del trabajo, y tal vez necesite un poco de ayuda extra, pero es mejor preguntarle en qué, a veces solo quieres un poco de aire y eres capaz de ofrecerte a comparle el pan a cada uno de los vecinos por la tarde con tal de desconectar un momento, pero pregunta, no sea que un comentario desafortunado despierte la mamá osa que hay en cada una de nosotras y decidamos matar con un discurso desolador por defender a nuestras crías.