Primera parte: Quiero ser Madre
El camino hacia la ovodonación (Parte II)
Ya está, ya lo había asumido, ya tenía la fuerza suficiente para afrontar el tratamiento, ¡ya estaba solucionado! Me someto a la FIV y a disfrutar de embarazo y de bebé/s. Me imagino que esto también os habrá pasado a muchas, y nada más alejado de la realidad…
Empecé banderillas y controles. Con cada control me ponía muy nerviosa, casi como si me estuviese examinando ante un tribunal… y cada examen lo suspendía. Cada vez había menos folículos, empecé con 5, pasamos a 4, 3 … Para la punción esperaba que hubiese dos o tres y sorpresa, me sacaron 8 (y digo yo, ¿¿de dónde??) pero de los 8 sólo había cinco maduros, y sólo fecundaron 2. Bueno, no necesitaba más, ¡¡seguro que esos eran mis campeones!! Dos días después me llamaron y me dijeron que iban muy lentos y que no los podían vitrificar, que los dejaban dos días más en observación (en mi clínica prefieren hacer la transfer en otro ciclo). Dos días después me dijeron que seguían evolucionando los dos, pero que seguían lentos, que los dejaban un día más, y finalmente, al día siguiente, me llamaron y me dijeron que se habían parado los dos. Que podía ser por la mala calidad de los óvulos, y que no sabían si esto podría pasar en más ciclos. ¡¡Otro jarro de agua fría!! ¡¡Tantos días de nervios para nada!! Me insinuaron que mis óvulos no valían, y yo no quería ni oír hablar de ovodonación. ¡¡No estaba preparada!!
Hablando con mi médico me dijo que todavía era muy joven para plantear otra cosa, y que había que volver a intentarlo. ¡¡Dijo que lo conseguiríamos!! Lo vi muy convencido, y bueno, volví a ilusionarme. Había folículos residuales, así que tuve que esperar un ciclo, pero a finales de junio inicié mi segunda FIV. Me añadieron una medicación nueva, ¡¡esta vez seguro que funcionaba!! Empezamos mucho mejor, con 9 folículos, y para el día de la punción íbamos con 7 de buen tamaño. El doctor me dijo que ese era nuestro mes. ¡¡Por fin lo iba a conseguir!! Llegó la punción y, ¡sorpresa! Pero esta vez negativa, sólo 4 óvulos. ¿¿Dónde estaban los demás?? Decepción total ese día, sobre todo pensando en el resultado de la primera. Pero bueno, al día siguiente me dijeron que habían fecundado los 4. Y dos días después que los habían podido vitrificar todos. ¡Bien! Volvía a tener folículos residuales, así que dejamos la transfer para septiembre.
Llegó la regla de septiembre e inicié el tratamiento para la transfer. Enseguida tuve el endometrio a punto y me programaron la transfer para un viernes. Llegó el día y yo estaba muy emocionada, por fin iba a tener a mis pequeños conmigo. Llegué a quirófano y el doctor vio que tenía líquido en el útero, así que canceló la transfer. ¿Cómo? ¡Esto no puede estar pasando! ¡¡Pero si estaba todo bien!! ¡¡Era mi momento!! Volví a casa pero sin mis pequeños. Intentaron llevar los embriones a blastos y no llegó ninguno de los dos. Los habíamos perdido. ¡¡¡¡Con lo que nos había costado conseguirlos!!!!
Seguía sin estar preparada para la ovodonación. Intentaba hacerme a la idea, pero se me hacía muy duro. Siempre nos habían dicho que mi abuela, mi madre y yo nos parecíamos mucho, y yo quería que mis hijos tuviesen mi carga genética.
A la semana siguiente volví y vieron que tenía hidrosalpinx. La endometriosis, que llevaba 8 años sin aparecer, con las estimulaciones se había venido arriba y me había afectado a las trompas. Me tenían que quitar una y ver cómo estaba la otra. En octubre vuelta a quirófano (el celador ya bromeaba conmigo) y laparoscopia para quitarme una trompa, aislarme la otra (no la pudieron quitar porque la tenía muy pegada al ovario) y limpiarme múltiples adherencias de endometriosis que habían aparecido.
Tercera Parte: Tratamiento de Ovodonación
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