Con la mesa de estación representamos el ritmo natural de la existencia en un pequeño espacio dentro de nuestro hogar -o dentro de nuestra aula, como sucede en las escuelas Waldorf-. La conciencia de este ritmo cambiante evoca también sentimientos y valores como la gratitud, la apertura al cambio, la presencia y la impermanencia. Esto también pasará, así que honrémoslo mientras es.
“Las masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el veneno del miedo…. del miedo al cambio” – Octavio Paz, poeta y ensayista mexicano.
Elementos de una mesa de estación
Existen muchas formas de decorar una mesa de estación, pero hay ciertos elementos que marcan tendencia. Si bien podemos usar telas de variados colores u otros elementos creativos que doten de belleza a la composición, la base la encontramos en elementos naturales propios de la estación en la que nos encontramos. Basta con observar la naturaleza que nos rodea para reparar en estos elementos estacionales característicos. También podemos utilizar otros elementos estacionales que tienen su origen en nuestra cultura, como podrían ser determinadas comidas que solamente se elaboran en festividades concretas, o elaborar nuestras propias manualidades.
Ejemplos de elementos estacionales:
Otoño: hojas secas, tonos ocres, cereales, calabazas, castañas, setas/hongos, cortezas de árbol, nueces, gnomos abrigados, espíritus del viento?
Invierno: muñecos de nieve, frío, cristales (los cristales de cuarzo representan lo cristalizado, lo gélido), hielo, Navidad, lluvia, bufandas, oscuridad, noche, tonos apagados, cítricos, renos?
Primavera: flores, frutas primaverales, pájaros, nidos, luz, sol, insectos, dientes de león, tonos celestes, liebre de la Pascua, árboles en flor?
Verano: barcos, pescadores, conchas y caracolas, vacaciones, libertad, alegría, ropas ligeras, tierra seca, colores vivos?
Existen infinidad de elementos que pueden ser utilizados creativamente a la hora de elaborar una mesa de estación. Lo más importante es que el proceso se convierta en motivo de regocijo y unión familiar. Desde el paseo por la naturaleza, donde integraremos juegos y búsqueda, hasta la propia elaboración dentro del hogar deberían ser momentos sagrados, divertidos y armoniosos.
Mención aparte merecen los seres mágicos típicos de cada estación. Suelen distinguirse por sus vestimentas, tanto en los tonos como en los elementos de las mismas. Si queremos integrarlos en la mesa de estación deberemos elaborarlos minuciosamente. El needle-felting es ideal, aunque en este sentido las mesas de estación se prestan a infinitas posibilidades.
Combinar elementos confeccionados a mano con otros que nos ofrece la naturaleza en estado puro, o incluso combinar ambos, suele tener siempre resultados fantásticos. Una simple bellota puede convertirse en mil y una cosas diferentes a ojos del que sabe ver más allá de lo evidente.
Por último, la mesa suele contar con espacio para una vela, que debe ser encendida en un pequeño ritual, un momento especial para compartir en familia y honrar a la naturaleza, sus ritmos y nuestro rol en todo este maravilloso espectáculo que es vivir en la Madre Tierra.
El sentido pedagógico de las mesas de estación
“El cambio es la única cosa inmutable” – Arthur Schopenhauer, filósofo alemán.
Ejemplo de una sencilla mesa de estación de la Escuela Caracol, Guatemala
Fundamentalmente, las mesas de estación nos conectan con la naturaleza y sus ritmos. Cuando una niña o un niño aprende a observar, conectar, honrar, sentir y aceptar los cambios que se suceden incesantemente a nuestro alrededor, así como en nuestro interior, en realidad está siendo preparado para la tarea más elevada y sublime de todas: vivir en plenitud. Esto es: vivir sin miedo, sin ansiedad, vivir aceptando que todo cambia y que, como decía Heráclito, nadie puede bañarse dos veces en el mismo río, pues el río ya cambió y los mismo sucedió con el que se baña.
La búsqueda de elementos para una mesa de estación crea un vínculo en las familias que trasciende lo que la sociedad moderna entiende por "hacer cosas juntos". A la vez que nos divertimos, conectamos con nuestro exterior e interior con mayor profundidad y autenticidad. La imaginación se expande, trabajando activamente sin esfuerzos. El simple hecho de buscar primero y componer después pone en marcha mecanismos que casi podríamos definir como mágicos: nadie sabe muy bien qué está pasando, pero toda suerte de nuevas ideas y posibilidades surgen como venidas de mundos superiores. Es una actividad perfecta para niñas y niños que se encuentran en su primer septenio de vida.
Una de las cosas que más trascendencia tienen en este proceso es poder mostrar a nuestros hijos que la naturaleza está ahí para ser disfrutada y que nos ofrece multitud de posibilidades de juego. En este post describimos algunas que tal vez te sirvan de referencia, pero lo importante aquí es que los más pequeños sepan que la naturaleza es una opción. Cuando se aventuren a explorarla, descubirán por sí mismos que ofrece posibilidades infinitas?
"Los niños no recuerdan su mejor día de televisión."
Las mesas de estación sirven también magistralmente al propósito de conectar culturalmente con nuestro entorno. Las celebraciones estacionales de cada región tienen un significado profundo, en ocasiones con orígenes que se remontan a tiempos remotos, y sus símbolos tienen un profundo impacto en nuestra mente inconsciente. Entender estos símbolos y su utilización en determinadas épocas del año tiene su resonancia positiva en nuestra psiqué.
Conclusión
Decíamos al principio de este post que la mesa de estación es un espacio vivo y cambiante. Así es. Cada día nuestra mesa de estación puede cambiar, y ese es precisamente el verdadero sentido de la misma. Permanente impermanencia es nuestra naturaleza, y que nos lo enseñen de una forma tan hermosa y divertida es una bendición que muchos no pudimos recibir de pequeños pero sí podemos ofrecer como adultos.
"El arte es eterno, pero sus formas cambian" ? Rudolf Steiner.
Autor: Jorge Benito