Los primeros meses fueron geniales, él estaba muy contento, hasta protestaba cuando lo íbamos a recoger. Se entretenía y se dormía solito, nunca lloraba, comía genial ¡una maravilla! Pero ya sabes que después estuvo enfermito con bronquiolitis y se pasó prácticamente dos meses sin ir.
Cuando ya iba a volver a la guardería tuvimos mucho miedo de cómo iba a reaccionar, porque después de pasarse tanto tiempo con nosotros a lo mejor nos extrañaba. Y llegó el día. Lo dejamos bien, sin llorar ni nada, así que dentro de lo que cabe nos quedamos tranquilos. Cuando lo fuimos a recoger nos contó su profe que dependía mucho de ella: no quería estar solo, para dormir tenía que estar al lado, si ella pasaba a otra habitación él la seguía gateando... pero que poco a poco se iba a acostumbrar.
Pasaron las semanas y seguía igual, y de nuevo enfermo. Otra vez en casa y la consecuente vuelta de nuevo. Pero esta vez fue distinto, ya sólo la necesitaba para dormir, bueno, dormir... ¡no quería! Como mucho 15 minutos, en seguida se despertaba a gritos y a jugar ¿cómo iba a perder él el tiempo, con la de cosas que se hacen en la guarde? jajajaja.
Además de esto, empezamos a darle de comer triturado en vez de puré, y nada, como mucho dos cucharadas y luego a batirlo porque no lo quería. Eso sí, si le daba yo de mi plato ¡comía hasta entero!
Entonces llegó la profe nueva. No es que fuera nueva, solo que estaba de baja desde principio de curso, ya que entre embarazo y maternidad estuvo todos estos meses en casa. Y la otra profe se fue. Yo tenía mucho miedo de ver cómo reaccionaba, porque para él era un cambio muy grande. Además nos daba mucha pena, porque la que tenía era muy buena con él, ¡nos encantaba! Pero no había más remedio, no era cosa nuestra...
La profe empezó un jueves, bueno, ese día estuvieron las dos, así que el primero ella sola fue el viernes. Estábamos deseando ir a recogerlo para ver qué nos contaba, y fue toda una sorpresa. Durmió una hora y comió todo lo machacado. Pensamos, será casualidad de un día... Pues no, ahora duerme todos los días una siesta de una hora él solito, sin que necesite que estén con él. Y ya no come machacado, ¡come entero!
Ha pegado un cambio brutal, es como si de repente se hiciera mayor, y no es que pasara mucho tiempo, es que todo esto ha pasado en las últimas dos semanas!! Eso sí, en casa ya no duerme las siestas de antes, porque al no hacerlo por la mañana, llegaba y dormía unas 3 horas, y hasta había días que podría reenganchar hasta la cena. Ahora no, hace otra de como mucho una hora y empieza el no parar jajaja.
Quiere que lo cojas de las manos para caminar, porque él solito aún no sabe (yo le echo como mucho dos meses...), subirse a todo, revolver en las cosas.... ¡un no parar! De hecho ya sabes por lo que te conté en la FotoFinde de esta semana, que aprendió a decir adiós con la mano, dijo agua... Se me hace mayor, ya es todo un niño, casi no quedan rastros de mi bebé....
Y tu peque ¿cómo lleva la guarde? ¿has notado una evolución repentina? Cuéntamelo en los comentarios y si te ha gustado este post compártelo y dale al g+1.