Mi hija no fue planeada, pero sí deseada.

Mi hija no fue planeada, pero sí deseada.

Estaba conversando con una compañera de trabajo hace algunas semanas, y rápidamente nos pusimos al tanto de nuestras vidas personales. Ella es migrante. Yo nací en otro país, aunque no me considero migrante por el tiempo que vivo aquí. Ella extraña su patria. Yo amo perdidamente este pequeño país que me adoptó. Ella no tiene hijos, tiene un perrito que quiere como a hijo. Yo tengo una hija.

Las preguntas alrededor de los hijos no se hacen escasas: ¿cuántos años tenías cuando la tuviste? (26), ¿cuántos años tiene ahora?,  ¿fue planeada? (no). Imaginen que esta conversación se daba en un taxi, y el taxista -que algo, algo aportaba a la cháchara-, comentó una frase que marcó mi vida: “hay muchos hijos no deseados en este país, por eso hay que hacerse responsables (…)”.

Me dejó pensando mucho, y cuando digo mucho deben creerme que es MUCHO. Mis dudas alrededor de su comentario se centraron en una sola expresión: “no deseado”… no deseado, hijos no deseados. Es una frase que oigo mucho. Es una frase que odio mucho.

hijo
Busqué en Google “embarazo no deseado”, esta es su definición: El embarazo no deseado es aquel que se produce sin el deseo y/o planificación previa y ante la ausencia o fallo de métodos anticonceptivos precoitales adecuados y la inefectividad o no administración de métodos anticonceptivos de emergencia posteriores al coito que prevengan un posible embarazo.

Les puedo resaltar donde recae, según yo, su error: aquel que se produce sin el deseo y/o planificación previa.

Un niño no planeado no es sinónimo de no deseado. Un niño no deseado no debería ser comparado, ni en vida, ni en teoría, con niños no planificados. Un niño que llega a nuestras vidas a través de una sorpresa (por así decir a la falta de planificación), no es un niño que no queremos que esté aquí.

El día que yo me enteré que estaba embarazada supe que la amaba, que la deseaba. No, no la planee, no me senté con un calendario a escoger el día que sería concebida, no estaba entre mis planes a corto plazo. Y creo firmemente que no está mal el no haberlo tenido planeado. En ese momento no era parte de lo que yo creía necesario en mi vida, ni creía que la relación estaba en el punto preciso y exacto como para buscar un embarazo.

Nuestra sociedad nos ha obligado a pensar que las condiciones ideales de concepción tienen una planificación absoluta; y les puedo decir que entre todas las mamás que conozco, hay pocas, y más por problemas, que han decidido cuándo tener un hijo. Lamentablemente no tengo datos estadísticos y es pura percepción, ya que los datos estadísticos también asumen el no deseado como no planeado.

hijo
Puede pasar de todo, como a mí. Yo tomaba pastillas anticonceptivas y usaba religiosamente condón; y el día que me enteré que estaba embarazada no lo podía creer, pensé que era un error de la prueba. Pero no, estaba embarazada, y el día que vi su primer eco, un pequeño saquito sin forma, solo con un latido de corazón, no pudo ser más deseada.

El discurso de nuestra sociedad hace que se normalicen palabras tan duras como esas. Yo no fui una hija planeada, ni mi hermana, y estoy segura que gran parte de los niños que existen no fueron planeados. Pero estoy segura que todos nosotros padres felices, que amamos este proceso y tener a nuestros hijos como compañeros en la vida, sí los deseamos, los queremos a nuestro lado, los queremos felices, los queremos y deseamos desde y para siempre.

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