La oscuridad de mi puerperio

Antes de que la oxitocina de la nueva maternidad me invada y ocurra lo que la naturaleza humana obra sobre las mujeres: "el olvido", para que nos atrevamos tener mas hijos, pasando de nuevo por el embarazo, el parto y revivir los post partos cada uno diferente, quiero hablar de un tema personal, complejo, os contaré sobre la oscuridad de mi puerperio.

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@highwaystarz



Cuando se habla de puerperio, se suele referir a volver a los estados normales fisiológicamente hablando en el cuerpo de la mujer, niveles hormonales, piel, aparato circulatorio, suelo pélvico, retención de líquido y otras cosas. Pero poco o nada se habla de los efectos psicológicos tras el parto, tampoco te dicen que si bien, los temas fisiológicos se resuelven en los siguientes 40 o 60 días después del parto, los temas psicológicos que podrían incluir depresión post parto en algunos casos, puede tardar mas, incluso hay quienes hablan de puerperios que pueden durar hasta dos años.

Hace algunos días mi esposo en medio de una conversación trivial, me dijo "tu llevas ya dos años de puerperio..."   Esa frase odiosa y desatinada, me hizo ver en que realmente la sociedad no termina de comprender lo delicado que es un parto, traer una vida al mundo es lo mas bello que cualquier ser humano puede realizar, somos mujeres, albergamos vida, ser madres es privilegio único, pero lamentablemente la sociedad en general espera que tras el parto todo sea color de rosa, todo sean risas, alegría, volver a la vida anterior como si nada hubiese pasado, a todos les cuesta entender que un parto marca un antes y un después en la vida de toda mujer, y muchas cosas son de alegría infinita, pero otras, implican un largo proceso de adaptación y duelo que para cada mujer es diferente, en tiempo y en forma.

Recuerdo parir, la oxciticina llenaba mi cuerpo y me creía capaz de cualquier cosa, acepté en silencio visitas interminables, opinólogos, visitas odiosas, ir de visita a otras casas porque había que agradecerles no sé que cosa, cena con "amigos" a los 10 días de nacido mi bebé hasta altas horas de la noche. Comer en restaurantes porque no nos había dado tiempo de hacer la compra, ni preparar comida para varios días, nos pilló desprevenidos el parto, la ayuda nos llegaría dos semanas después, debido a que mi parto fue inducido y todo se complicó, incluso la logística y planificación estudiada milimetricamente. 
Regresamos a casa con un bebé prematuro, sufrimos un difícil enganche al pecho, inicios de lactancia complicado, bebé muy pequeño para comer suficiente con sucesivos despertares, tomas encadenadas, cansancio y mas cansancio, noches eternas de insomnio, días sin descanso.   Quince días después según las fechas previstas llegan mis padres, muchos de los problemas anteriores se solucionarían con la ayuda familiar, al fin podíamos descansar.  Mi esposo regresó al trabajo y difirió su permiso de paternidad para poder acompañarme unos días cuando se fuesen mis padres, él sabia que no sería fácil para mí a nivel emocional cuando se fueran, nunca lo es, era verano, contaba con la jornada intensiva, regresaría pronto a casa a diario, lo cual era un alivio, no se perdería mucho de los primeros días del bebé.  

Lo tenía todo, una familia maravillosa pendiente de mi, un esposo que se había comportado mas que a la altura de las circunstancias, que no me había desamparado ni un segundo desde mi embarazo, me amaba y me acompañaba en todo momento, un bebé sano y perfecto, hasta el perro parecía colaborar, no ladraba, se portaba de maravilla. Sin embargo, algo me hacia sentir triste, algo pasaba, me sentía abrumada, con ganas de llorar, no sabía que me pasaba. El miércoles siguiente a la llegada de mis padres, dos semanas y media después, rompí a llorar y mi esposo tuvo que quedarse en casa conmigo, algo pasaba  y no lo podía explicar.

A partir de ese día, todo fue un sube y baja de emociones, el cansancio se acumulaba, el trajín de las dos primeras semanas saliendo constantemente a hacer miles de cosas, entre papeleo, visitas, tramites burocráticos, me pasó factura, un cansancio interminable, dolor abdominal, incluso comencé a dolerme la herida del desgarro, que llegaba hasta el ano, pero las primeras dos semanas ni me había enterado de ella, supongo que la oxitocina aun obraba sobre mi cuerpo. Mi madre me obligó a descansar, me ayudaba con el bebé para que pudiese tomar un baño y desayunar, ella se encargaba de prepararlo todo.  Con mi esposo en el trabajo, era mas fácil. Por alguna razón no empatizabamos, cuando el llegaba, me ponía muy nerviosa, el decía estar muy cansado, lo que era normal porque con la novedad del bebé él tampoco dormía, parecía estar siempre de mal humor, y comenzaron las relaciones difíciles suegros-yerno, nada que no se pudiese superar, pero inesperado para cualquiera que viviese en casa, siempre se habían llevado bien, y ahora debía sumar discusiones inútiles de "sobre como criar a un bebé". 

Curiosamente las discusiones venían de mi padre y mi marido, creo que ellos se median en plan quien es el macho alfa, porque comentarios peores los hacían unos vecinos impertinentes que venían a casa todos los días hasta que decidimos no abrirles mas la puerta y mi esposo los tomaba como un dogma de ley, pretendiendo que yo los acatara, pero lo que venia de mis padres, sencillamente no lo toleraba. Yo me ponía en su lugar, seguramente yo hubiese caído tambien ante la formula suegra-nuera y todo lo que ella dijese me molestaría, al fin y al cabo, son personas distintas con métodos e ideas de crianza diferentes y lo normal es que discrepemos, sobre todo si no se respeta el deseo y decisiones de los padres.  Pero también pensaba en lo ridícula que era la situación. Nunca entenderé por qué la familia en esos momentos en que necesitas ser todo paz y armonía, hacen que las cosas sean tan difíciles.

Tanto jaleo, hacia que no me sintiera apoyada, salvo por mi madre, claro, pero esta se iba en dos meses, y ¿después qué?... Después vino esa sensación de soledad, que aunque estuviese la casa llena de gente no pasaba, ese sentimiento de culpa que todos pretenden que tengas porque el niño llora, porque lo tienes en brazos, porque no quieres dejarle llorar, porque ya es hora de enseñarle a..., ese niño tiene vicio, está enfermo por la madre, eso no es normal, lo vas a malcriar, no va a dormir nunca solo,  y criticas, criticas, y mas criticas, de todos lados. Esposo que se siente desplazado, amigos que quieren ir a tu casa con los mil hijos que tienen y pasar un dia de acampada ruidosa en tu casa y encima consideran que debes atenderles, "porque un café no cuesta nada", gente que lega impregnada a cigarrillo y quiere coger a tu bebé, gente que te dice que debes beber cerveza para que te suba la leche, los que van a tu casa a criticar, a decirte cuan sucia o desordenada está tu casa aunque la chica que viene a ayudarte se haya ido una hora antes (esto empeora cuando ya no tienes ayuda), vecinos que se disgustan porque les pides que por favor no vayan a visitarte, opinologos y mas opinólogos.  La vecina que te detiene en la calle y le dices que te vas porque el bebé ya debe tener hambre y vas corriendo a amamantarle, trata de detenerte por todos los medios y te grita mientras huyes "lo estas criando mal, debes dejarle llorar o se va a aprovechar, que son muy listos",  y esa pareja de amigos con un miembro en el paro, que no cesa de preguntarte si ya te han dicho algo en tu empresa y seguro que te despiden "porque a su mujer..." O los gerentes de la empresa que te llaman para saber si te acogerás a la jornada reducida, "porque en tu caso no hace falta" y sabes que te estan engañando y manipulando, y prepararte para un inminente despido solo hace que no te relajes, que no tengas paz ni sosiego, y que no puedas disfrutar de ese momento tan hermoso como único, porque hasta tu economía se verá afectada y no puedes parar de pensar.  Conocidos que te dicen lo mal que has quedado después del parto, gente que se lleva a tu niño a otra estancia y te dejan sola en el salón como si no contaras, como si fuiste el vil objeto que trajo al mundo a ese hermoso bebé del que todos sienten derecho a opinar, o a apartar de su madre, porque si, porque ellos ya han pasado por allí, saben mas que tu, y siempre lanzan el mensaje de que eres mala madre.

El puerperio es una etapa muy delicada, o nadas en una nube de oxitocina y no te enteras de nada, o lo sufres con lo cotidiano, donde las cosas que antes responderías con aplomo, sarcasmo o con un "me importa una..." ahora si importan, las respuestas no vienen a la mente con claridad ni rapidez, te sientes cuestionada por todo, juzgada, no sabes como sobreponerte, no entiendes porque ciertas cosas te afectan tanto, te sientes triste, y los roces mas difíciles vienen de dos frentes, de la pareja de la que no te esperas ciertas reacciones y te hacen preguntarte si realmente tu hijo fue tan deseado por ambos y tan planificado como tu creías, y si es así, entonces que demonios pasa,  y de la familia de la que esperabas todo su apoyo o comprensión por haber pasado antes por lo mismo que tú y no es lo que esperabas.

Cuando superas el puerperio te das cuenta que es muy dificil que otro se ponga en tu lugar, salvo que haya tenido una experiencia similar o peor, en ese caso, es posible que mas o menos te entienda, pero por lo general nadie lo hará. Recurrimos a nuestros médicos, lo mas probable es que mencionen esa terrible frase "depresión postparto", que vendrá acompañada de dos horribles palabras "destete" y "medicación".  Pero no todo es depresión post parto, muchas veces lo que necesitamos es un abrazo, paciencia, alguien que escuche tus ideas nada claras y comprensión.

Durante la oscuridad de mi puerperio, me costaba coordinar frases lógicas, hablar con coherencia los días de cansancio extremo era sencillamente imposible,  en una ocasión lloré durante una semana, no podía levantarme, no podía comer, solo me levantaba por mi bebé, nos duchábamos, nos vestíamos, le daba de comer y regresábamos a la cama, por fortuna esos días mi niño estaba dormilón y pedía mucho la teta, bendito sea mi niño que  parecía entender lo que pasaba. Tenia una tristeza tan grande y una sensación de soledad tal que no sabía hacerla parar, no sabia a quien recurrir, me avergonzaba contarle a alguien lo que me estaba ocurriendo, se suponía que lo tenia todo para ser feliz, pero no lo estaba consiguiendo.  
Antes de que reaccionar y decir basta, necesitaba que las cosas fluyeran, necesitaba llorar, necesitaba encontrarme conmigo misma, no sabia exactamente que me ocurría, tenia matices de depresión, pero en realidad era soledad, no tenia tribu, no tenia a nadie que me escuchara, no conocía a nadie que hubiese pasado por lo mismo, necesitaba a alguien que me abrazara, que me dijera que todo pasa, pero de forma sincera, estaba transitando un camino y no conseguía la ruta de regreso, tenia miedo, pero conseguí salir, primero por mi hijo, no podía estar así con un bebé que lo que necesitaba era vida, alegría, y por mí, yo merecía amor, respeto y mucho mas que eso.

Durante el puerperio, la comprensión es fundamental. Hemos vivido en una sociedad donde la mujer vive en un continuo aparentar, debe estar reluciente y perfecta al levantarse de la cama, y durante todo el día, siempre con una sonrisa puesta, debe ser entre otras cosas consejera, amiga, hija, líder, madre, esposa y amante, pero  nunca decir lo que siente, o pretender ser entendida por ello.  Cuando te sales de ese patrón, ya nadie opina que puedes necesitar apoyo, ayuda, atención, suelen etiquetarte de exagerada, vaga, loca, débil, mujer moderna porque esto antes no pasaba... A todos se les olvida que antes de ser madre, eras solo mujer, y tenias una vida que para ese entonces era completa, plena, tanto que decidiste dar el paso de ser mamá. A todos se les olvida, que tenias planes, proyecciones de futuro, y un sistema establecido con el que estabas contenta e incluso te sentías realizada y ese bebé encajaba perfectamente en tu mundo ideal.  Cuando pares, nada de eso está. Los amigos se convierten en desconocidos, si no estan en la misma etapa que tu o no te entienden o se olvidan de tí, recibes criticas de quienes menos te lo esperas, todos de repente se sienten con derecho a opinar y aunque tu no les des cabida igual lo hacen o te miran de aquella incomoda manera.  Corres el riesgo de ser despedida de tu empleo, de sufrir mobbing laboral, que rebajen tu categoría profesional, que te presionen para renunciar a tus ya paupérrimos derechos de conciliación familiar.  Debes lidiar con la idea de quien cuidará a tu bebé, si estará bien, los famosos periodos de adaptación, lidiar con esa extraña que contrataste para que cuide a tu mas grande tesoro, marcharte y escucharle llorar, dia tras día "hasta que se adapte", pero tu como madre, debes saber "que estas haciendo lo mejor para tu bebé" y no vale ser débil, olvidarlo y reponerte porque "no te queda de otra" y "el bebé estará bien", no debes llorar, no debes marcharte a escondidas, debes aceptarlo, es lo que hay, debes escoger, no se puede tener todo, o eres una profesional en activo o eres madre, la sociedad no está preparada para evolucionar y que se pueda ser las dos cosas en un marco de justicia.  Maldita liberación femenina mal entendida.  
Tu cuerpo ya no es el mismo, salvo en afortunadas excepciones de mujeres con anatomías únicas, en todos los casos, comienza la lucha por sentirte tu misma y si, el físico cuenta, porque hay quienes aceptan el cambio de una forma romántica y asumen rápidamente que es parte del milagro de ser mamá, para otras es una nueva perdida de identidad, y todas sentimos la presión de la sociedad de estar perfectas según el canon de belleza actual.

Durante el puerperio, la pareja puede resentirse, es común que el esposo se siente desplazado, y es habitual escuchar frases de maridos y señores de la tercera edad: "es que las mujeres se olvidan de la pareja cuando son madres", y el consejo del amigo con hijos es: saca a tu bebé cuanto antes de la habitación, como si eso resolviera cualquier problema, si fuese así, las parejas ya habrían solucionado los problemas de esta etapa, aplicando al cruel Estivil y no se registraría un elevado indice de divorcios tras el parto.  
Si para la mujer el puerperio es dificil, para el hombre puede serlo en este aspecto aun mas, porque nosotras carecemos hoy dia de tribu, pero por nuestra tendencia a hablar al menos nos podemos desahogar, y alguien en algún momento abrirá su ama y te dirá, "es normal, me pasó, sé de lo que hablas".  Pero para los hombres, encontrar a alguien que les hable con sinceridad y no les cuente falsas historias sobre que maravillosa es su vida en pareja, que el sexo es fabuloso y que sus hijos duermen del tirón en sus habitaciones toda la noche, para ellos es casi misión imposible, y terminan recibiendo el consejo no pedido que suele ser bastante inadecuado y nocivo para la relación de una pareja, que trata de adaptarse al cambio mas importante en sus vidas: un hijo.  En la vida de pareja no todo es blanco o negro, cada cual escribe su historia, y no valen las experiencias ajenas, porque cada uno lo vive de forma distinta y si el problema de pareja ocurre durante el puerperio, entonces, sencillamente no hay formula mágica ni medida posible de comparación con cualquier otro caso, pues las emociones en este período estan a flor de piel. Comprensión, amor  y mucha comunicación serán los pilares que sirvan para hacer reflotar la relación que durante el puerperio parece extinguirse.

Sabes que has salido del puerperio, ese día que ves las cosas de forma positiva, que no hay dolor, no hay agobio ni desesperación, disfrutas la maternidad al máximo, y de alguna forma muchas cosas te resbalan. Los comentarios de la gente seguirán estando allí, pero tu los veras con otros ojos, lo entenderás de forma distinta. Te sentirás guapa, recordarás que vales mucho y una sonrisa se planta de nuevo de forma sincera en tu cara, volverás a salir a disfrutar a reconectar contigo y tus amistades y conocidos. Te encontrarás rearmando tu vida que sabes que no será igual que antes, pero que estas tratando de rescatar lo bonito que tenias antes de caer en ese oscuro hoyo.   Salir del puerperio, puede tomar solo 40 días y una crisis hormonal, o puede durar mucho tiempo.  

Mi puerperio duró un año, un año para amarme, entenderme y sentirme bien conmigo.  Seis meses después de eso, pude decir que había solucionado los problemas de pareja surgidos en esa etapa, incluso poder decir que volvemos a ser equipo, volvemos a estar alineados, que hemos superado ese dificil bache y sabemos que cada uno tiene un lugar hermoso y especial en la familia y que los hijos vienen para llenarnos de amor y felicidad, nadie es desplazado, solo nos regalan nuevos roles, que si, implican esfuerzo y sacrificio, pero la recompensa de ser padres, lo vale todo. Solo después de 18 meses pude reconectar con mi vida social, con las amistades que perdonaron mi ausencia, y disfrutar de aquellos que siempre estuvieron a mi lado en las buenas y en las malas.  De vez en cuando surge algún roce o comentario relacionado con esa época, pero he madurado y he aprendido muchas cosas, que sin haber sufrido esa etapa tan confusa, tan hostil y con tantos sinsabores personales y de pareja, hoy no podría decir lo mismo, incluso, creo tener las herramientas para afrontar un nuevo puerperio y no morir en el campo de batalla, de sobrevivir a la oscuridad de mi  puerperio, de esa de la que muy poca gente habla.

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