No hago nada más que estar pendiente de él. Aunque en principio parecía que era muy tranquilo, en estos días ha ido cambiando la cosa y ahora es muy demandante, tanto de brazos como de teta. Al final he podido dar el pecho y, me encanta, es un momento precioso, pero también es duro. ¡Y he tenido suerte! No tengo dolores de pecho, ni grietas ni nada que me impida disfrutar del momento. Pero Manuel solo quiere estar enganchado (supongo que también por mi proximidad) y eso me impide hacer cualquier cosa. Ya estamos mirando un fular para al menos poder levantarme de la cama/ sofá.
Tampoco le gusta dormir, cada noche se convierte en una odisea para que se quede un par de horas en su cuna y yo pueda descansar. Manu padre me intenta ayudar en todo lo que puede, pero claro, la teta es la teta y en eso sí que no me puede ayudar. Y todo el mundo me dice ¡pero descansa cuando él duerma! ¿Pues te puedes creer que me es imposible? Lo he intentado, echarme ese par de horas que consigo que duerma durante el día, pero no puedo. Estoy en la cama y pensando en todo lo que tengo que hacer: la casa, compra, cositas pendientes, el blog, la tienda… Será cuestión de acostumbrarme, pero ahora mismo estoy con la cabeza funcionando al 100%. Llegará un momento que esté tan cansada que ya no pueda ni plantearme no estar en la cama.
¿Que más te explico en este momento de paz? Pues que en once días llevo perdidos diez kilos, así que muy muy contenta. Ya estoy en el 6 de nuevo (68 kilitos) así que lo veo un poco más cercano. Sé que a partir de ahora cada vez me costará más perder, pero no pierdo la esperanza.
Y ya está, escucho a Manuel gruñir así que te dejo hasta la próxima. Espero que todas esteis muy muy bien. Tengo millones de entradas por leer y comentar ¡espero hacerlo algún día! ¡Un abrazo fuerte!
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