Mi niña es de las que la vas a despertar y se niega a abrir los ojos, sigue durmiendo, se hace la dormida y ahora que habla hasta te dice "no quero depertá". Por las mañanas casi hace falta una grúa para levantarla, y en las siestas también remolonea a gusto, que si la dejo dormiría a pata suelta toda la tarde.
El caso es que hasta ahora dormíamos juntas en la cama, me encanta sentirla cerquita mía, verla dormir a placer en medio de la noche y despertarme a su lado. Además con la lactancia materna el colecho me ha resultado lo más práctico para que las tomas nocturnas fueran compatibles con mi descanso.
Pero ahora que ya no hay teteo nocturno, viendo que dormía toda la noche del tirón y que tiene una habitación preciosa a la que sólo entes a coger sus juguetes, pensé en probar pasarla a su cama a ver qué tal. Y así, de paso, Papá podía volver a dormir en su cama el pobrecito.
La primera noche se despertó un par de horas después de acostarla, vio que no estaba en la cama de mamá, se debió extrañar, y me costó bastante que se volviera a dormir. Eso fue la noche del pasado domingo a lunes. La noche siguiente se despertó a eso de las 5 de la madrugada, me levanté, me acosté con ella y cuando se durmió volví a mi cama. La siguiente noche no se despertó hasta el día siguiente. Y así hasta hoy.
Estoy orgullosa de mi niña, ha aceptado muy bien el cambio y han pasado de no querer dormir sola a decir que duerme en su cama bonita porque ya es mayor.
Mi princesa, qué rápido está creciendo.
Yo, sin embargo, duermo menos. Debo acostumbrarme a la nueva situación. La hecho mucho de menos, escuchar su respiración, notar cómo se acerva a mi, despertarme junto a ella. Estoy intranquila, duermo alerta por si se despierta o me llama, pienso si estará bien, si tendrá frío, fiebre, si respira. A mi lado la tenía controlada y a la mínima tos o roce de su piel caliente sabía cómo estaba.
Lo ha aceptado bien así que ha sido buena decisión, aunque mi cama está abierta para cuando quiera compartirla conmigo. Espero que haya noches en la que se cuele entre las sábanas para buscar mi refugio.
Ahora le toca a Iván, que con casi 6 años no quiere dormir solo. Ahora que ve a su hermana dormir sola se está haciendo el valiente y, como necesita compañía porque no soporta la soledad, ha decidido que quiere dormir con ella.
Y asi estamos intentando que sea. Como la cama mide 2 metros de largo acostamos a cada uno en un extremo, duermen juntos en la misma cama pero no se tocan.
Me encanta verlos cada uno en una postura imposible.
A Iván le está costando más, si se despierta de noche no es consciente de que su hermana está con él y huye en busca de papá. Con él nos quedan más incursiones nocturnas pero tampoco me importa, no voy q forzarlo.
Pero sí, después de casi 6 años, parece que el colecho full night es cosa del pasado, que cada uno vamos retomando nuestro hueco sueñeril y que las noches de "cuatro en la cama" serán sólo de vez en cuando.
Es lo que tiene la maternidad, como en la vida, se cierran una etapa para dar paso a otra.