Mi hijo está irritable desde que empezó la primavera.
¿Qué pasa con la llegada de la primavera? ¿Por qué mi hijo está irritable?
Dice el refrán que la primavera la sangre altera, y algo tendrá de verdad porque desde que empezó mi hijo está irritable hasta el punto de no poder con él. Y es que aunque intentemos mantener los mismo hábitos y rutinas, la llegada de la primavera comporta más horas de luz y por tanto de actividad en el exterior. Además no olvidemos que hace apenas unos días se produjo el cambio de horario, una hora menos de sueño que ha vuelto a nuestros hijos más irritables de lo normal.
Los efectos más significativos del cambio de horario que podremos observar en nuestros hijos van a ser:
un aumento de la irritabilidad y, en consecuencia, de las tan temidas rabietas. En mi caso deben haber aumentado el doble.
Disminución del apetito de los más pequeños,
dificultad para concentrarse,
dificultad para conciliar el sueño y,
por último, un menor rendimiento escolar debido al aumento del calor y del cansancio acumulado a lo largo del curso escolar.
Afortunadamente estos efectos son pasajeros ya que no suelen durar más de una o dos semanas, y es lo que se conoce como astenia primaveral, que no se diferencia en exceso de la que experimentamos los adultos.
En definitiva, la astenia primaveral infantil, es una sensación de agotamiento o de desgana que los niños no saben expresar a nivel verbal. Recordemos que sus habilidades lingüísticas, sobre todo a nivel expresivo, son limitadas y no saben poner palabras a todas las sensaciones y emociones que sienten. Debido a esta dificultad lo que podemos observar son síntomas conductuales y emocionales.
¿Qué hacer en estos casos, cuando nuestros hijos están irritables a causa de la primavera?
Tal y como hemos estado viendo estos cambios son debidos a la adaptación del organismo y como tal debemos ser pacientes porque en breve pasarán. No obstante deberíamos seguir unas sencillas pautas para intentar no exacerbar aún más esta irritabilidad producto del cambio estacional. Por ejemplo:
Seguir con nuestros hábitos y rutinas e incorporar nuevas actividades paulatinamente. Esta es la estación perfecta para pasar las tardes en el parque pero no olvidemos que los niños de entre 3 y 5 años salen agotados de sus clases, está bien que se desahoguen jugando pero demasiada actividad les altera en exceso.
Acostarles pronto, aunque haya claridad en la calle, los niños necesitan acostarse no más tarde de las 9 de la noche para poder descansar.
Mantener una buena y variada alimentación sin descuidar su hidratación.
Incrementar nuestra dosis de paciencia, gritar y reñirles constantemente aumenta la irritabilidad y es contraproducente para todos.
Aplicar sentido común y empatía para entender sus cambios de humor, si a nosotros nos afecta la primavera y todos sus cambios imaginaros a un pequeño de 3 o 4 años que además no tiene la capacidad lingüística para explicarnos qué le pasa.
En unos días pasará y estaremos todos adaptados al nuevo horario, preparados para disfrutar al máximo esta estación tan maravillosa.
Foto cortesía www.pixabay.com
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