Los niños pequeños temen a la oscuridad porque la relacionan con el fin de la actividad y con quedarse solos en la habitación. También les asusta no poder ver lo que ocurre a su alrededor y les produce una inmensa inseguridad. Además, los padres no solemos ayudar mucho, porque siempre que les consolamos encendemos la luz automáticamente, lo que les lleva a identificar ésta con el consuelo y la oscuridad con el desamparo.
Solucionar este miedo a la oscuridad es necesario para el bienestar de nuestros hijos, cuánto antes mejor. Por suerte, hay pequeños trucos que nos pueden ayudar a que lo consigan. Una buena idea es enseñarles juegos que se practiquen a oscuras: el escondite en un espacio reducido, la gallinita ciega….
También es importante que fijes una rutina y que la repitas siempre del mismo modo (el baño, la cena, el beso de buenas noches…) así podrá hacerse a la idea de lo que viene bien después y se sentirá más seguro, por lo que tendrá menos miedo.
Deja la puerta de su cuarto abierta y la luz del pasillo a encendidas. Poco a poco tu pequeño se irá acostumbrando a quedarse sólo y podrás ir apagando la luz. Es un proceso algo difícil, pero a muchos niños les pasa.
¿Tiene tu hijo miedo a la oscuridad?
Imagen: Leonid Mamchenkov/flickr