Es viernes y a estas alturas de la semana me arrastro más que una alfombra. Dudo que sea algo que solo me pase a mi, más bien debe ser una circunstancia que sufren todas las madres, o la gran mayoría. Y es que por mucho que canse cualquier jornada laboral, no hay nada más agotador que ser madre, trabajo fulltime donde los haya.
El caso es que de siete días de la semana hay dos que son como yo los llamo "los días del terror". Son esos días en los que por una circunstancia u otra, o un cúmulo de ellas, acabo o bien querer morirme directamente, o como mínimo arrancarme el pellejo a tiras.
Mi día de muerte total realmente es el jueves, aunque lo lógico sea pensar que sea el viernes. El jueves es matador para todos, arrastramos semana de madrugones, horario escolar, noches de despertares, poco descanso durante el día, los niños vuelven del último día de la semana de extraescolares parecen poseídos por el espíritu del demonio de Tasmania, cansados, irritables, penosos e insoportables. Yo también, no voy a ser menos, pasaría con los ojos cerrados el casting para The Walking Dead.
Yo, un jueves por la noche cualquiera
El jueves es ese día en el que después de por fin acostar a los niños, me quedo tranquila -más bien agotada en modo #yanopuedoconmivida- en el sofá esperando a que echen la serie o película de turno -que anuncian para las 22:30 pero luego empieza a la puñetera hora-, cuando va a comenzar cierro un poco los ojos para descansar unos minutos y los abro justo cuando acaba. Muy divertido, sí, pero entre que el prime time cada vez empieza más tarde y una llega para el arrastre, no hay cuerpo que lo aguante.
El viernes parece que es otra cosa, pensar que vienen dos días sin obligarnos a madrugar y con todo el tiempo por delante hace que lo cojamos con más ganas. Además ese día comemos en casa de la abuela y ya eso me hace estar más relajada porque me lo ponen todo por delante, puedo echarme una siesta sin que me despierten para pedirme la merienda y hasta puedo escaquearme a tomar un café con las amigas porque los mayores prefieren echar la tarde con su abuela.
El fin de semana es para descansar, o eso dicen. Para descansar, y para hacer la compra, poner lavadoras con los uniformes, sacar a los niños a que les de el sol que se pierden durante la semana entre cole y extraescolares, y lo que se tercie. Una intenta vaguear lo que puede o lo que le dejan, pero es casi misión imposible, más estando sola con las fieras como os contaba el otro día.
Mañana por ejemplo. Es el primer fin de semana que papá está en casa desde el mes de agosto -que se dice pronto, cuenta los fines de semana que llevo sola con mis hijos, incluyendo el que di a luz, no te llegarán los dedos de la mano para hacerlo...- y para un fin de semana que podemos estar juntos no nos vamos a quedar en casa. Queremos ir al campo, a la sierra, hacer alguna actividad al aire libre y eso requiere madrugar, o al menos no remolonear en la cama, porque si lo hacemos salimos de casa a la hora de tomar el café de la tarde. Disfrutaremos, sí, pero lo de que el fin de semana es para descansar, será para los sin hijos.
Al final, entre las obligaciones y las aficiones, llego al domingo casi tan cansada como el jueves- Si el jueves llegamos cansada de arrastrar la semana, el domingo es ya la muerte a pellizcos y en lugar de descansar me toca la faena: destender, planchar y preparar uniformes y ropa para toda la semana, baños, deberes... ¡Y al día siguiente es lunes!
Sobre el lunes, no comment. Es ese día en el que me levanto jurando en arameo, si mi vida fuera un comic me acompañaría un bocadillo con rayos, centellas, calaveras con tibias y demás símbolos que denotan cierta disconformidad con la vida.
Mecagoentodoloquesemenea. Básicamente.
Tengo un conocido que dice que el peor día de la semana es el domingo porque al día siguiente es lunes y lo pasa en reposo y encerrado en modo duelo. Yo pensaba que exageraba pero ahora hay días que creo que se queda corto. Y es que lo peor del domingo es que se acaba, y lo que viene después... ¡Ya sabes!.
Seguro que tú también tienes algún "día del terror", ese día de la semana en la que todos estáis para tiraros de los pelos mutuamente, y si no es así, date por afortunada porque me das mucha, pero que mucha envidia. Si lo tienes, se generosa, comparte tu experiencia, que mal de muchas no es consuelo, pero es terapéutico.