Una semana es muy poco tiempo, pero hay semanas de semanas. La primera semana de vida de Lorenzo ha sido esa transición entre el parto y todas sus complicaciones y esta nueva vida donde ahora somos tres en casa.
Lorenzo nació el sábado 22 de junio a las 8:05am. Como les he contado en los artículos anteriores mi fuente había roto desde el viernes y tuvimos la salida del Hospital hasta el lunes en la tarde. Sin embargo hasta salir de la maternidad fue cuando sentí que todo empezaba.
Ese lunes me sentí mucho mejor, pero igual me sentía frágil físicamente. Llevaba maquillaje y vestido, pero terminé saliendo de la Clínica en pijama y con la cara lavada. Solamente deseaba llegar a la casa.
Esa primera noche fue bastante complicada. Lorenzo quería tomar leche muy seguido y yo cada vez me sentía peor. Sudaba de angustia y mi cabeza quería explotar. Le pedía a Dios que se satisfaciera pronto para poder descansar un poco, porque pensaba que era migraña de cansancio.
Amaneció el martes cargado de energía positiva. Me atreví a bañarme sola, me puse un vestido hermoso y planeé los accesorios y maquillaje. Debíamos llevar a Lorenzo a su primera cita con el pediatra. Sin embargo al sentarme a desayunar Joaquín se asustó nuevamente al verme cómo me ponía pálida en un instante.
La cabeza quería explotar cada vez que me levantaba. Mi ginecóloga nos explicó que era una «resaca» de la epidural y si no lo trataba podía durar un par de semanas en salir. Así que tuvimos que cancelar la cita del bebé y alistarnos para regresar a la Clínica nuevamente… Culpa de mala madre por poner mis salud antes que la de el bebé. Luego de recibir un «parche de sangre» mejoré inmediatamente. Lo mejor fue cuando el anestesiólogo me indicó que debía reposar por una hora, de las mejores siestas de mi vida.
El miércoles y el jueves fueron citas de Lorenzo, tamizaje auditivo, tamizaje de talón, bili check, pediatra e incluso un ultrasonido del cerebro para asegurarnos que el uso de los fórceps no habían lastimado su cabeza. Finalmente el viernes pudimos descansar y ya para el domingo me atreví a ponerme crema en el vientre, qué nostalgia siento cada mañana al no sentir a Lorenzo en la panza.
Han sido días complicados, días nuevos llenos de pequeños desafíos. Pero sobre todo días llenos de amor, donde esta nueva personita ha venido a revolcar todas las emosiones positivas que habían en mi corazón y en el de muchas personas cercanas nosotros.
Es mágico todo lo que produce una nueva vida como Lorenzo en mi casa, en mi familia. Realmente nadie nos prepara para esto. Las trasnochadas son cansadas, la lactancia llega a sentirse esclavizante, pero todo eso es irrelevante cuando te miran esos ojos, cuando recuerdas de dónde viene ese bebé.
Cada día es un gran avance y cada vez me siento más yo misma de nuevo. Pero claro, ahora soy otra, ahora soy mamá.
un abrazo,