Mucho oímos hablar sobre la ayuda humanitaria que determinadas zonas y poblaciones, cada vez más, necesitan. Mucho vemos y leemos a través de los medios de comunicación sobre crisis humanitarias que afectan a regiones enteras no muy lejos de nosotros. Crisis humanitarias provocadas por fenómenos naturales como huracanes, inundaciones o terremotos, pero también a causa de guerras injustas, como lo son todas las guerras. Guerras o conflictos armados que, junto a los desastres naturales, provocan que miles de personas deban huir de sus casas con poco más que lo puesto.
Precisamente, para seguir creando conciencia social sobre el drama de los refugiados dedicamos el post de hoy a hablar de ellos y de las terribles consecuencias físicas, psíquicas y emocionales que supone para los niños vivir situaciones como las que vemos en nuestras pantallas día sí día también sin que parezca que se nos remueva demasiado la conciencia.
Hoy dedicamos el post este post a hablar de los refugiados. Esas personas con nombres y apellidos, con una historia que bien podría ser la tuya o la mía, con hijos como los nuestros. Personas que necesitan nuestra ayuda para que puedan volver a vivir en paz su día a día.
Personas que no podemos dejar caer en el olvido de campos de refugiados y mucho menos permitir que sigan muriendo ahogados en nuestras costas mientras miramos hacia otro lado.
Refugiados, quiénes son.
Llamamos refugiados a todas aquellas personas que debido a una situación de conflicto, hambrunas, persecuciones o violaciones de sus derechos se ven obligadas a huir de sus países de origen, por temor a ser represaliados o directamente asesinados.
Estas personas, que tienen nombre y apellido, un hogar y un trabajo, se ven obligadas a dejarlo todo (en muchos casos incluso sus propias familias) para poder seguir con vida, aunque en su huída muchos la acaban perdiendo.
Cuando hablamos de refugiados enseguida pensamos en Siria, el drama más actual y cercano, pero no todos los refugiados provienen de Siria, ni todos llegan a Europa por las mismas vías. Aunque las mayores emergencias humanitarias se encuentran en Oriente Medio y en África
Subsahariana, existen refugiados en todo el mundo, personas perseguidas por su raza, religión, ideas políticas o tendencias sexuales.
Consecuencias físicas, psíquicas y emocionales de ser un niño refugiado
Las consecuencias físicas de vivir en medio de un conflicto armado, una guerra o un desastre natural son fácilmente reconocibles y visibles. Traumatismos, lesiones, amputaciones o heridas de diversa consideración se nos vienen a la mente, pero lo que no podemos llegar a ver es lo que más debería preocuparnos.
Las heridas psicológicas y el profundo daño emocional que causan los constantes bombardeos, los asedios, el abuso sexual o simplemente ver cómo han destruido tu hogar, tu escuela y tu comunidad son absolutamente incalculables. Las consecuencias psicológicas son inestimables, aunque las observaciones que se han realizado con niños refugiados nos alertan del trauma que están viviendo miles de niños y niñas en muchos puntos del planeta.
Algunas de estas consecuencias pueden resumirse en:
Ataques de pánico.
Trastornos del sueño.
Ira, rabia.
Sentimientos de culpa.
Regresiones.
Falta de interés en realizar actividades cotidianas.
Desesperanza.
Ansiedad.
Estrés post-traumático.
….
Como muy bien puedes imaginar tras leer estas palabras las consecuencias de ser un niño refugiado son terribles, aunque muchos de ellos intentan seguir siendo niños en medio de todo el drama que están viviendo gracias a miles de voluntarios y personas implicadas en ONGs que tratan de hacerles la vida un poco más agradable.
Es urgente enviar ayuda humanitaria no solo a los campos de refugiados, sino a todos aquellos puntos del planeta en los cuales las familias lo han perdido todo, para que estos niños no sufran más de lo que ya han sufrido. Una ayuda que está en tus manos para aliviar, de este modo y en cierta medida, el dolor que les ha causado una guerra injusta, una persecución intolerable y una experiencia que nadie debería vivir jamás.
Recuérdalo, ayudar a los refugiados está en tus manos, no dejes que estas palabras solo sean eso : palabras. Intenta pasar a la acción y ayúdales con tu granito de arena, ni que sea compartiendo este post para que pueda generar mayor concienciación social sobre esta problemática.