Así que has hecho una carta pidiendo perdón. Porque te han pillado. Todos hemos podido ver cómo te gusta humillar. Hemos podido ver cómo, la gente como tú, disfruta haciendo daño a los demás. Te gusta distanciar a aquellas personas que no son como tú, que no tienen la confianza para enfrentarte, que tienen miedo. No te has dado cuenta que llegan a casa tras el instituto, día tras día, hastiadas, destrozadas, con unas terribles ganas de llorar y de tirar la toalla. No te das cuenta de cómo se sentirán sus padres, sus hermanos, sus amigas, viendo cómo una persona se va apagando, se va perdiendo, por tu culpa y la de todas la que te acompañaban.
Te has creído mejor que ella, la has insultado, la has humillado y has llegado a tocarla. Le ha spueto al mano encima, la has pegado, la has tirado al suelo y le has dado patadas mientras tu amiga lo grababa todo. Por suerte, habéis sido lo suficientemente estúpidas como para colgarlo en las redes sociales. Por el contrario, quién sabe. Quizás habría otro nuevo suicidio, de esos que producen escalofríos, cuando los titulares hablan de menores que no pueden más y se quitan la vida porque el acoso les ha quitado las fuerzas.
¿Pero sabes qué? No nos importa que estés arrepentida. Nos da igual. Porque tenías que haberlo pensado antes, ahora ya no hay marcha atrás. El daño ya está hecho. Y no sé qué pasará contigo, no sé qué castigo te impondrán e imagino que, con los años, volverás a tener una vida normal. Sabemos que tienes tus redes sociales echando humo por insultos y amenazas, pero nadie debería enviarte ninguno de esos mensajes, nadie debería ponerse a tu altura, sólo eres una cría inconsciente y egoísta. Espero que tus padres, o aquellas personas que se preocupen por tu educación también se involucren en esto, que sean conscientes de lo que has hecho y no te excusen, como he visto en muchos otros casos. No solo eres tú la culpable, puedes compartir esa carga con ellos. Imagino que cambiarás, lo espero.
Pero ella no. Ella tal vez no pueda volver a tener una vida normal. Porque cuando sufres acoso cambias completamente tu forma de ser, pierdes la seguridad en ti misma y te vuelves transparente, y eso es jodido de recuperar.
Así que no, no nos importa que estés arrepentida. Sólo esperamos que este nuevo caso ayude a abrir los ojos a aquellos padres que no ven lo que están haciendo sus hijos. Que hagan cambiar a aquellos que son como tú, que los haga madurar. Espero que ayude a los que lo están sufriendo y los anime a dar un paso al frente, a contar su historia y a pedir ayuda. Espero que sea un impulso para los centros escolares, que muchas veces se empeñan en negarlo para no aceptar su responsabilidad, y que les ayude a desarrollar actividades para que los profesores sepan combatir el bullying.
No vuelvas a tocarla.