Hoy, con el permiso de la Doctora Sin Zapatillas, voy a hablar de medicamentos y niños. No es que te vaya a prescribir alguno, ¡no, eso nunca! Pero si que te voy a contar la importancia de que los niños conozcan de dónde procede cada uno de los que hay en el botiquín de casa y de cómo han llegado hasta allí.
Para ello la farmaceútica Pfizer ha publicado "El sueño mágico de Shamán", un cuento para que los niños conozcan el desarrollo de los medicamentos de una manera amena y divertida. Y es que, hasta el momento, era poca la información que teníamos sobre ellos y muchos de nosotros ni siquiera sabemos que se necesitan entre 10 y 15 años para que un fármaco llegue a nuestros hogares, tal y como nos comentó Beatriz Faro, directora general de Pzifer en la presentación que hicimos desde Madresfera.
¿Pero es necesario que nos niños conozcan este proceso? Pues según el criterio del doctor Felipe González, pediatra adjunto de Hospitalización Pediátrica del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid, no solo es que sea necesario que conozcan el efecto de los fármacos, sino que es fundamental que sean conscientes del largo proceso que hay detrás de los medicamentos.
¿Y qué pasa con la labor de los padres a la hora de transmitir a nuestros hijos la importancia de tomar un medicamento? Para Silvia Álava. psicóloga especialista en inteligencia emocional, cuentos como "El sueño mágico de Shamán" ayudan a que los niños entiendan cómo avanza la medicina y que, para curar determinadas enfermedades, es imprescindible el uso de medicamentos.
Así aconseja preguntar a los niños, cuando no estén enfermos, sobre lo que piensan de las medicinas y aclararles todas sus dudas al respecto porque de esta manera, cuando estén enfermos, les resultará más fácil entender por qué están tomando medicamentos.
Y ¿qué es lo que nunca debemos hacer? Primero mencionar que la medicina es un caramelo, ya que deben entender que los medicamentos solo los debe prescribir un médico, solo los pueden administrar los padres y que no se deben tomar a la ligera.
Y por otra parte no debemos prometer nunca nada que no se pueda cumplir, porque entonces restará credibilidad. Por lo tanto no podemos decir que tomando el jarabe dejará de toser de inmediato, porque no es verdad, o que no le van a pinchar más cuando todavía le quedan unas cuantas vacunas por delante.
Yo, la verdad, es que nunca me había parado a pensar en todo esto, pero la Princesa ya se ha leído el cuento, le ha encantado y le ha picado la curiosidad por todo lo que rodea a los fármacos.
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¡¡FELIZ LUNES!!!