Vuelvo después de más de una semana de silencio. Y es que este verano está siendo, sin duda, el más intenso de mis últimos años. Desde que os dejé, hemos estado en Disney, en el Lugar (de celebraciones varias) y desde el lunes estamos en Galicia. Aquí estoy de madre de familia numerosa, ayudada, eso si por el Doctor Anónimo, el Santo y la Abuela sin zapatillas. Falta Mi Otro Yo que se ha quedado curando a los cuatro sin vacaciones que están en Madrid. Pero bueno, el viernes ya está aquí. Y aunque somos 4 adultos para 3 niños, no paro. Eso, unido al estado vegetativo de mi neurona tras el viaje a Disney, ha provocado un parón en el blog que no me gusta y espero que no se repita. Sobre Disney estoy preparando dos post, prometo que ni uno más, aunque podrían ser innumerables. Pero ya se sabe que lo poco gusta y lo mucho cansa. Pero eso será en unos días.
Ahora os cuento mi faceta de madre de familia numerosa, ¡¡un altar pondría a la madres de más de dos!!! ¡¡Qué agotamiento!! Mis vástagos ahora tienen 10, 8 y casi 7 años. Adorables si obviamos los celos, la preadolescencia de la mayor, el "para" constante del mediano cuando las otras dos hacen algo que no es de su agrado, las riñas, los gritos en la piscina, las chanclas tiradas en cualquier lado... Exageraciones a parte (o no) estoy disfrutando mucho de estos días. Sus risas, sus inventos, sus canciones, sus ocurrencias... Ayer estaban los pequeños en la piscina dilucidando si los Playmobil flotan o no. Era fácil salir de dudas. Se tiraban a la piscina y se comprobaba. Pero la Princesa tenía miedo que se los comiese la incubadora, ¿incubadora? Incubadora no. Para el Princeso la incineradora ¿incineradora? ¿No será depuradora? ¡¡Eso, depuradora!!!
¡¡FELIZ JUEVES!!!