El sentimiento más contradictorio cuando eres mamá de un hijo y estás en la dulce espera del segundo, es pensar si le querrás tanto como al primero. Porque no nos engañemos, con tu primer bebé, tu primer hijo, ese que hace que te broten sentimientos desbordantes, un amor que no habías conocido antes, tan intenso como doloroso, te parece imposible llegar a amar tanto a una criatura como lo amas a él.
Pero luego llega el segundo hijo, incluso el tercero, o más si eres de las valientes que apuesta por la familia numerosa, y te das cuenta de que el amor no se reparte entre cada hijo, tu amor simplemente se multiplica, como si tu corazón de madre fuera un pozo de amor sin fondo.
Pero no vengo a hablar de si se puede querer igual a los hijos que vienen después del primero, que ya os digo yo que se puede, y se hace, de verdad. Si no de otra cosa que también preocupa cuando tu primer hijo va a dejar de ser único: ¿el que venga será igual de especial?.
Es algo que puedes temer por miedo a no darle a ese segundo bebé todo lo que crees que se merece, por ese sentimiento tan difícil de tener que repartir tu tiempo, tus abrazos, tus muestras de amor entre dos cuando antes solo tenían un destinatario. Sufres por pensar que no estás sintiendo la segunda maternidad tanto como la primera, que no dedicas a tu segundo bebé todas las atenciones y cuidados como al primero, dudas si podrás criar a tus hijos de igual manera. En el fondo, subyace el sentimiento que te puede traicionar haciéndote pensar que tu segundo hijo no es tan especial.
Lo complicado viene cuando crecen y los hijos pueden ser conscientes de que un hermano es más especial que otro por el motivo qué sea. Y para tí seguro que todos son especiales pero cuántas veces caeremos en errores inconscientes que ellos pueden mal interpretar, y piensas, ¿cómo puedo hacerles saber que cada uno es especial, para mi?.
Mis hijos mayores tienen ahora 8 y 5 años, están en etapas muy determinadas de su vida y son muchos los momentos en los que alabo sus méritos, sus logros, les digo cuan orgullosa estoy de ellos, lo importantes que son para mi. Pero claro, no tengo una balanza que me ayude a calcular que ésto lo hago en igual medida con el mayor que con la mediana, por lo que soy consciente de que inconscientemente puedo ser más efusiva con alguno de ellos.
El caso es que quiero que sepan por qué cada uno de ellos, con sus virtudes y sus defectos, a pesar del orden de nacimiento que podría influir en que uno sea más especial que otro, es especial para mi. Porque cada hijo, independientemente de cuándo haya nacido, es especial por sí mismo.
Solo hay que hacérselo ver. Y esto es sumamente importante porque podemos dar por hecho que ellos entienden sin explicárselo que son especiales, pero quizás ellos no se vean a sí mismo especiales porque aprecian más las virtudes de sus hermanos y elogios hacia ellos, que los propios.
Por qué cada uno de mis hijos es especial por el simplemente de ser ellos, cada uno, hijo mío.
Hace unos días y sin venir a cuento quise demostrarles a mis hijos por qué cada uno de ellos es especial para mi. Ni más ni menos que sus hermanos, sino simplemente especial. Estábamos todos juntos en el salón, llamé a mi mayor y le dije algo así como "¿tú sabes que eres especial para mi?".
Su cara se iluminó, mostrando orgullo, protagonismo y el la típica vegüenza te da cuando te dicen algo bonito sin esperarlo. Su hermana me miró sonriendo, pero su sonrisa era de "yo me río pero ¿y a mi por qué no me dice nada?". Yo seguí con lo mío, y de dije a mi mayor:
"Eres especial para mi porque fuiste mi primer bebé, gracias a ti me convertí en mamá, y me hiciste muy feliz". Me abrazó y con sumo orgullo y ternura me dijo "lo se mamá, por eso me quieres tanto y por eso te quiero tanto".
Mi niña mientras jugaba con sus PinyPon pero me miraba por el rabillo del ojo esperando su momento. Y no la hice esperar. La llamé, la abracé y de dije:
"Mi niña, ¿sabes que tú también eres especial para mi?". Y le cambió la sonrisa desconfiada a sonrisa de las de verdad. "Eres especial porque yo quería ser mamá de una niña, y entonces llegaste tú, tan bonita, tan espabilada, tan lista, tan graciosa, y me convertiste en mamá de una niña". Me dio un abrazo apretao y me dijo "muchas gracias mamá, yo también te quiero y eres la mejor mamá del mundo".
Pero claro, como los conozco porque los he parido y criado se que en sus cabecitas rondaría la idea de "pobrecito mi hermano bebé, que no es especial". Y no dejé que elucubraran más por si acaso, los abracé a la vez y les dije:
"Pero ¿sabéis que vuestro hermano bebé también es muy especial para mi?". Casi al unísono me preguntaron por qué. "Pues porque yo quería ser mamá de tres hijos, formar una familia numerosa, y gracias a vuestro hermano somos la familia que somos. Por eso él es tan especial, porque ha completado nuestra familia". Y nos fundimos en un abrazo familiar que tanto nos gusta.
Sí, mis hijos saben y entienden que cada uno de ellos es especial para mi. Da igual el orden, no es de menos el pequeño por ser pequeño, mi niña siente orgullo de ser la mediana -y lo dice allá donde va, "¡yo soy la hermana MEDIANA!"- y el mayor adora asumir la responsabilidad de ser el hermano mayor.
Para mi cada uno de ellos es especial porque aunque hermanos, son diferentes, tienen sus perculiaridades, su encanto único y personal a mis ojos de madre y de verdad que no puedo decir que uno sea más especial que otro.
Y se lo digo, se lo repito hasta la saciedad porque creo que son más conscientes los de sus defectos que de sus virtudes y además perciben más las virtudes que los defectos de sus hermanos. Cada uno de mis hijos tiene su personalidad, sus habilidades, sus flaquezas, que en el caso de mis dos mayores además son totalmente diferentes en uno que en otro, y eso puede llevarles a creer que uno es mejor que otro cuando, simplemente, es que son diferentes. Y diferente no es peor, son precisamente esas diferencias lo que les hace especiales, únicos.
Pero, sobre todo, me gusta que sepan el ciclón que han sido y son en mi vida, en qué medida me han cambiado como persona, lo importantes que son para mi. Espero no cansarme nunca de decírselo, ni que ellos se cansen de que se lo diga.
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Te recuerdo que he sido nominada a los Premios Madresfera 2016 en la categoría "Embarazo y Crianza", y para mi sería un auténtico regalazo ser finalista, al igual que el año pasado. Si además resultara ganadora, sería el reconocimiento a mis 9 años de trayectoria con este blog con el que tanto he aprendido y disfrutado, compartiendo mi maternidad en este espacio que es una parte de mi vida tan importante.
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