El fallo de implantación, es más bien un diagnóstico de exclusión, dado que no hay otra causa asociada más allá del fallo en la implantación del embrión. Si los embriones son buenos, si durante la técnica del transfer no ha habido ningún problema y si se suma que el útero tiene una buena receptividad, no podemos hablar de otra cosa que no sea un fallo en la implantación.
En estos casos, y a pesar de que podría parecer que no hay otra que esperar a que se implante correctamente, los expertos recomiendan realizar más estudios en profundidad encontrar la causa real del no embarazo y, a partir de aquí, buscar soluciones al problema.
Según diferentes estudios llevados a cabo por varias clínicas, se estima que más de un 60% de las causas de fallo en la implantación embrionaria pueden ser identificables y tratables.
¿Por qué no se implanta el embrión?
Como hemos comentado, hay un alto porcentaje de casos en los que se conoce el porqué no ha habido una correcta implantación del embrión. En otros casos, en cambio, los motivos se desconocen aunque el problema no tiene porqué venir sólo de una de las partes, sino que puede venir de tres partes: ella, él y el propio embrión.
La causa genética és la más frecuente, abortos de repetición y fallo en la implementación. Alteraciones genéticas de los embriones pueden provocar que estos no se implanten y el embarazo termine de forma abrupta mediante un aborto.
Aunque pueda parecer que esta causa genética no tenga solución, muchos de los embriones que tienen anomalías genéticas, pueden tener un correcto y normal desarrollo en el laboratorio. La única forma para tratarlo será el diagnóstico genético preimplantacional.
Causas de aborto
Causa Uterina
Las causas uterinas más importantes de abortos de repetición y fallos de implantación son:
Infecciones crónicas del endometrio que permanecen asintomáticas.
Alteraciones de la cavidad uterina como los pólipos, los miomas, los tabiques uterinos o las adherencias.
Alteraciones en la receptividad endometrial por anomalías en la ventana de implantación.
Esta ventana es el período en que el endometrio, gracias a la progesterona, permite que un embrión se implante y tiene una duración de 2-6 días.
Síndrome antifosfolípid
En el síndrome antifosfolípido la madre produce unos anticuerpos que pueden afectar la placenta mediante fenómenos de tromboembolia, dificultando la invasión del tejido del útero por el trofoblasto en el momento de la implantación del embrión, dando lugar a la pérdida del embarazo .
Alteraciones de la coagulación
Las trombofilias aumentan el riesgo de sufrir trombosis. Estas trombosis afectan al proceso de placentación del embarazo lo que puede terminar en un aborto. En ocasiones estas alteraciones se producen precozmente haciendo que la implantación del embrión no sea efectiva.
Immunológica
Para que el embarazo se desarrolle es necesario que se produzca el fenómeno conocido como “tolerancia inmunológica” que permite a una mujer llevar un hijo durante 9 meses en su interior sin que el cuerpo lo rechace en considerarlo un cuerpo extraño.
Cualquier alteración en esta reacción inmunológica de la mujer puede provocar que el embrión no se implante o termine en un aborto.
Endocrina
Determinadas alteraciones hormonales, especialmente del tiroides, pueden asociarse con problemas de abortos de repetición.
Es por ello que, cuando no se consigue un embarazo natural pasado un tiempo, recomendamos la visita a un especialista para que detecte las causas y ponga soluciones al respecto como puede ser un tratamiento de reproducción asistida.
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