¡¡He vuelto!! Y no, no estaba de parranda, tampoco de vacaciones, muchos ya sabéis que estaba sumergida en un bonito proyecto llamado "Blogueras por la lactancia" que me tubo secuestrada casi dos meses, fue una experiencia realmente agotadora pero muy satisfactoria. Fue tanto el cansancio que decidí darme un par de semanitas de desconexión y evidentemente después de todo este abandono de las redes por mi parte, sobraría cerrarlo por vacaciones, así que haremos todo lo que se pueda por mantener este blog y el canal de YouTube a flote.
He recibido muchísimos mensajes pidiéndome que sea más activa por SnapChat, que retome el canal y que retome el blog, pues aquí estoy, os he hecho caso y vuelvo a las andadas.
Confieso que estuve a punto de abandonar todo, pero por suerte tengo amigas de esas que te hacen reflexionar y te hacen dar cuenta que si tomas esa decisión te arrepentirás el resto de tu vida por qué necesitas compartir tus vivencias como madre sí o sí.
Este proyecto en mi interior dio para mucho. Me hizo ver el lado bonito de las personas, esas a las que la solidaridad las mueve, personas comprometidas y con muchas ganas de cambiar el mundo, tal vez con muy pocos recursos, pero con un corazón muy grande y muchas ganas de darlo todo por las causas bonitas.
Pero también conocí el otro lado de la moneda, ese lado fue precisamente el que me hizo querer abandonarlo todo. Realmente cuando crees en una cuenta, cuando crees en una persona, cuándo piensas que lo que te está mostrando es realmente la verdad, darte cuenta de que es todo una gran mentira duele y mucho.
Por el camino me he encontrado con muchísimas cuentas de esas a las que solemos llamar "famosas" que van de buenas y predicando continuamente su solidaridad, lo mucho que ayudan y lo comprometidas que están con las causas justas y necesarias. Esas mismas que muestran una vida casi perfecta, unos hijos impolutos, unas casas maravillosamente limpias, un armario completísimo y a la ultima... en fin la panacea de la maternidad, a esas mismas personas le hemos pedido ayuda infinidad de veces simplemente para que compartan el proyecto, ya no os habló de donar 5 € (que se supone que los deberían de tener o eso es lo que nos venden ellas con sus vidas magistrales) pero simplemente nos limitamos a pedir, por favor, que nos dieran un poquito de difusión, porque una cuenta con 40.000 seguidores puede hacer mucho y ¿sabéis cuál ha sido la respuesta? ignorarnos totalmente, o mucho peor, decir que si no recibían nada a cambio no participarían.
Así se mueven estas personas, esta es su solidaridad, esto es lo implicadas que están con la sociedad... simplemente cuando les beneficia el bolsillo o les aumenta los seguidores y ya de paso la vanidad.
Yo hoy no quiero entrar en el tema de cobrar por una foto, que ya me parece una desfachatez cobrarle a un pequeño artesano o a un pequeño comercio 60, 100, 120 € por una foto, además de recibir el producto de regalo ¡me parece descarado! pero eso es harina de otro costal, y como tal lo vamos a dejar apartado, yo hoy simplemente quiero contar la negativa que tuvimos por parte de cuentas muy, muy conocidas y supuestamente muy comprometidas con la causa que nosotros defendíamos.
Cuándo defiendes a rajatabla una idea, deberías ser consecuente siempre con esa ideología...
La verdad me apetecería muchísimo enumerarlas con nombres y apellidos en este post pero tengo cordura y no lo voy a hacer porque eso sería señalar con el dedo inquisidor y a mí nunca me ha ido esa forma de actuar, sé perfectamente que saben qué me refiero a ellas, y estoy segura de que vosotros, que me estáis leyendo, sabréis también a quienes me refiero.
Me he dado cuenta de que detrás de esas galerías perfectas en Instagram hay mucha vida vacía, hay mucho postureo y muchísima mentira. De hecho, he dejado de seguir todas estas cuentas, tanto en Instagram como en sus canales de YouTube y sus blogs.
Prefiero quedarme con cuentas reales que no tengan una galería tan bonita pero que me muestren la verdad de sus vidas con las que yo me sienta identificada y con las que pueda intercambiar opiniones, no escribir para no tener nunca respuesta.
Dicen que muchas veces el número de seguidores te cambia y que el hecho de tomarte esto como un trabajo hace que tu sencillez del principio cambie, pero personalmente creo que no es así, creo que si quieres mostrar postureo lo vas a hacer siempre con 1.000, 3.000, 5.000 o 40.000 seguidores.
Sinceramente, sí el hecho de llegar a 15.000 seguidores me va a cambiar como persona "que me quede como estoy"
El hecho de tener un canal, un blog o una simple galería Instagram y tener muchos seguidores detrás, también te deberían hacer tener responsabilidad y sentido común, pensar en todo momento que muchas de esas personas que te siguen son menores, niñas que se identifican contigo, que quisieran el día de mañana ser como tú, tener una familia como la tuya y creo sinceramente que lo que menos debes hacer es mentirle, porque probablemente estés frustrando a esas personas mostrándole una supuesta vida maravillosa y perfecta que no va a ver nunca porque créeme, nadie pero nadie tiene vidas perfectas...
Esto precisamente fue lo que me hizo estar al borde de abandonar las redes, el darme cuenta de que este mundo es de mentira, postureo y falsedad y yo sinceramente no pertenezco a esto, el día que decidí abrir un blog fue precisamente para contar cómo llevo mi maternidad con tres niños, mis frustraciones y también alegrías, lo que me ha servido y lo que no. Obviamente a todos nos gusta mostrar el lado bonito de nuestros días pero no debemos hacerlo idealizando y como espectadores, no podemos creer que todo lo que nos venden estas personas es cierto y que sus vidas son así de maravillosas.
Gracias de verdad como siempre a mi querida Raquel de @mamaosopanda por hacerme entender que no podía salir de aquí, que precisamente tengo que seguir luchando por mostrar lo que es realmente la vida de una madre, lo que siempre quise hacer desde el principio, desvirtualizar la maternidad.
Aquí seguiré, dando guerra durante un buen tiempo más, espero que os guste leerme y que no os aburra mi sinceridad.
Hasta dentro de muy poquito corazones...