Para hacerlo más ilustrativo, te explicaré lo que me comentaba una madre el otro día: “Cuando mi hijo tiene que hacer una redacción, siempre me dice ¿Qué pongo? No sé que escribir. Ante esto, ella le daba algunas ideas, pero no eran suficientes. Al final acababa dictándole y su hijo escribiendo. ¿Qué ocurre? Que la urgencia por resolver los deberes para el día siguiente provoca que lo importante se desatienda. ¿Y qué es lo importante? Ayudar a tu hijo a desarrollar iniciativa, imaginación, creatividad y capacidad para resolver problemas.
A menudo, la preocupación o miedo porqué nuestro hijo fracase, le pongan un negativo o mala nota en el colegio, hace que los padres asumamos la responsabilidad que les corresponde a ellos, convirtiéndoles (si esto se da día tras día) en niños irresponsables y sobredemandantes. ¡Cuidado! Puede que si tu hijo apenas ha tenido experiencias en las que se haya tenido que sacar las castañas del fuego él solo, es completamente normal que no haya desarrollado la habilidad para hacer frente a un imprevisto o problema más complicado de lo normal. Por eso necesita de ti.
Para trabajar la autonomía, de entrada te planteo dos caminos:
1. Usa las consecuencias lógicas. Es doloroso a veces como padres ver como nuestro hijo experimenta las consecuencias de sus actos pero, al fin y al cabo, ser un buen padre es prepararle para la vida. Eso implica que, viva lo que viva, lo haga en sus propias carnes, no que le repitamos 100 veces lo que ocurrirá si… mientras le amortiguamos el golpe ¿Quién hace caso de los consejos?
Imagina que la madre del ejemplo anterior, en lugar de haberle dictado a su hijo la redacción, le hubiera respondido “Deja la hoja en blanco y mañana le dices al profe que no sabías qué escribir”. Muy probablemente el niño hubiera asumido su responsabilidad. Eso sí, esto es sólo posible cuando la madre la suelta. De esta manera, le estamos diciendo a nuestro hijo que no somos nosotros los que tenemos que idear el tema de la redacción, sino que debe ser él quién lo haga. Si cada vez que protesto, mi madre se sienta a mi lado y me facilita la tarea, es lógico que me acomode en esta posición. En ese caso, es el adulto quién debe cambiar este rol. El niño sólo te exige aquello que le has dado reiteradamente.
2. Enséñale a pensar. Como psicopedagoga, veo a diario la tendencia de los niños a preguntar, incluso aquello que ya saben.
Si quieres ayudarle a pensar por sí mismo y a que aprenda a aprender:
-Formúlale preguntas en lugar de respondérselas:
¿A qué vas a dedicar hoy tu tiempo de estudio?
¿Qué es lo más urgente? ¿Y lo más difícil
¿Qué vas a hacer primero?
Si tiene dudas: ¿Cómo puedes saber cómo hacerlo? ¿Dónde lo puedes buscar?
-Ofrécele ayuda concreta cuando él ya haya agotado sus recursos.
Si después de haberlo hecho no es capaz, solamente puedes ofrecerle ayuda al final y siempre invitándole primero a que él encuentre la solución por su propio pie.
-Sitúate cerca de él físicamente para darle apoyo mientras hace sus tareas escolares aunque no es necesario que permanezcas presentes todo su tiempo de estudio. Puede que te levantes para hacer tus cosas mientras él acaba las suyas. Si es necesario, vuelve a su lado si ves que está encallado pero sin convertirse en una norma.
-Sé tolerante y paciente al retirar las ayudas y dedica más tiempo a sus quehaceres si su ritmo lo requiere. Recuerda que el objetivo no es que acabe rápido la tarea para mañana sino que aprenda a cómo hacerlo él solo poco a poco para que progresivamente deje de necesitar tu ayuda.
¡Ánimo! Tu hijo no se convertirá en alguien autónomo de la noche a la mañana pero si sigues religiosamente lo que te propongo lo logrará.
Y los demás padres, ¿Os ocurre algo parecido? Comentad vuestras propuestas para mejorar el tema, seguro que son de ayuda para otros.
Si quieres saber más sobre el tema:
4 CLAVES PARA HACER DE TU HIJO UNA PERSONA RESPONSABLE